
Una expansión largamente planificada del sistema biométrico de entrada y salida de Estados Unidos entró en vigor silenciosamente a las 12:01 a.m. ET del 26 de diciembre de 2025. La regla final del Departamento de Seguridad Nacional autoriza a los oficiales de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) a fotografiar y, cuando sea operativamente posible, tomar huellas dactilares u otros datos biométricos de todos los extranjeros cada vez que entren o salgan del país, ya sea por aire, tierra o mar. Se eliminaron las exenciones para diplomáticos, la mayoría de los viajeros canadienses, niños menores de 14 años y adultos mayores de 79, haciendo que el programa sea verdaderamente universal para extranjeros por primera vez.
CBP sostiene que este nuevo régimen fortalecerá la seguridad fronteriza, ayudará a detectar impostores y a controlar las estadías ilegales, además de agilizar las inspecciones mediante puertas automáticas de reconocimiento facial en los principales aeropuertos. Según estimaciones de la agencia, el 98% de los pasajeros aéreos pasarán el control en menos de 15 segundos una vez que el sistema esté completamente implementado. Sin embargo, defensores de las libertades civiles advierten que esta norma equivale a una “fotografía perpetua en fila” y amplía la vigilancia gubernamental sobre millones de viajeros legales.
Para viajeros y gestores del programa que necesiten asistencia práctica para interpretar estos cambios, el portal de VisaHQ para EE.UU. (https://www.visahq.com/united-states/) ofrece actualizaciones regulatorias en tiempo real, guías paso a paso y soporte en la solicitud, ayudando a garantizar que los documentos y planes de viaje de los empleados cumplan con las nuevas exigencias biométricas.
Para los responsables de movilidad global, el momento es crucial. El pico vacacional combina un volumen récord de pasajeros con el primer día de escaneos obligatorios; las empresas que trasladan personal extranjero deben prever filas más largas en los controles y aconsejar a los viajeros sobre su derecho a solicitar una inspección manual si se oponen al reconocimiento facial. Los residentes permanentes también deben cumplir, un cambio que puede sorprender a los titulares de tarjeta verde acostumbrados a un escrutinio más ligero.
Los aeropuertos han acelerado la instalación de más puertas electrónicas, mientras que los puestos fronterizos terrestres con Canadá y México están implementando quioscos biométricos móviles. Las aerolíneas han sido instruidas para recordar a los pasajeros que negarse a proporcionar datos biométricos puede acarrear multas civiles de hasta 5,000 dólares y, en algunos casos, la denegación de embarque. CBP asegura que las imágenes se conservarán por no más de 75 años y solo se compartirán para fines policiales, pero los grupos de privacidad ya preparan acciones legales.
A corto plazo, las empresas deben actualizar sus políticas de viaje, informar a los empleados sobre los nuevos requisitos y asegurarse de que los sistemas de reserva de viajes contemplen el tiempo adicional de procesamiento. A largo plazo, los equipos de movilidad deberán monitorear los avances en protección de datos y evaluar si sigue siendo conveniente la inscripción en programas de viajeros confiables cuando los biométricos son prácticamente universales.
CBP sostiene que este nuevo régimen fortalecerá la seguridad fronteriza, ayudará a detectar impostores y a controlar las estadías ilegales, además de agilizar las inspecciones mediante puertas automáticas de reconocimiento facial en los principales aeropuertos. Según estimaciones de la agencia, el 98% de los pasajeros aéreos pasarán el control en menos de 15 segundos una vez que el sistema esté completamente implementado. Sin embargo, defensores de las libertades civiles advierten que esta norma equivale a una “fotografía perpetua en fila” y amplía la vigilancia gubernamental sobre millones de viajeros legales.
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Para los responsables de movilidad global, el momento es crucial. El pico vacacional combina un volumen récord de pasajeros con el primer día de escaneos obligatorios; las empresas que trasladan personal extranjero deben prever filas más largas en los controles y aconsejar a los viajeros sobre su derecho a solicitar una inspección manual si se oponen al reconocimiento facial. Los residentes permanentes también deben cumplir, un cambio que puede sorprender a los titulares de tarjeta verde acostumbrados a un escrutinio más ligero.
Los aeropuertos han acelerado la instalación de más puertas electrónicas, mientras que los puestos fronterizos terrestres con Canadá y México están implementando quioscos biométricos móviles. Las aerolíneas han sido instruidas para recordar a los pasajeros que negarse a proporcionar datos biométricos puede acarrear multas civiles de hasta 5,000 dólares y, en algunos casos, la denegación de embarque. CBP asegura que las imágenes se conservarán por no más de 75 años y solo se compartirán para fines policiales, pero los grupos de privacidad ya preparan acciones legales.
A corto plazo, las empresas deben actualizar sus políticas de viaje, informar a los empleados sobre los nuevos requisitos y asegurarse de que los sistemas de reserva de viajes contemplen el tiempo adicional de procesamiento. A largo plazo, los equipos de movilidad deberán monitorear los avances en protección de datos y evaluar si sigue siendo conveniente la inscripción en programas de viajeros confiables cuando los biométricos son prácticamente universales.










