
La administración Trump abrió formalmente el 11 de diciembre de 2025 las solicitudes en línea para la llamada “Tarjeta de Oro Trump”, una vía migratoria estilo inversionista que promete privilegios de residencia permanente en tan solo 90 días, siempre que los solicitantes paguen una tarifa de presentación de 15,000 dólares y realicen una “contribución” posterior de 1 millón de dólares al Tesoro de EE. UU. Las autoridades comparan esta tarjeta con la green card, pero aseguran que es “mucho más poderosa”, con permiso de trabajo acelerado y un camino simplificado hacia la ciudadanía. El secretario de Comercio, Howard Lutnick, dijo a los periodistas que más de 10,000 posibles solicitantes se habían preregistrado, proyectando “miles de millones de dólares” en ingresos para las arcas federales.
Este lanzamiento marca la primera vez que Estados Unidos vincula beneficios migratorios permanentes a un pago en efectivo directo establecido por ley, en lugar de métricas privadas de creación de empleo como las requeridas en el Programa de Inversionistas Inmigrantes EB-5. Abogados de inmigración señalan que la inversión mínima de 800,000 dólares del EB-5 está ligada a proyectos comerciales con riesgos, mientras que la “donación” de la Tarjeta de Oro es esencialmente un mecanismo recaudatorio que elude las reglas de creación de empleo. Los críticos argumentan que este esquema mercantiliza la residencia en EE. UU. y podría violar las disposiciones de igualdad de protección de la Ley de Inmigración y Nacionalidad al favorecer a los ultra ricos.
Los inversionistas interesados en la Tarjeta de Oro, en comparación con otras opciones de visa, pueden recurrir a VisaHQ para recibir orientación paso a paso. A través de su portal dedicado a EE. UU. (https://www.visahq.com/united-states/), el servicio ayuda a los solicitantes a evaluar su elegibilidad, reunir documentos de respaldo y seguir las actualizaciones consulares, ya sea que opten por el nuevo programa o una vía de visa más tradicional.
Desde la perspectiva de movilidad corporativa, la administración también ofrece una “Tarjeta de Oro Corporativa” con un precio de 2 millones de dólares por empleado, una cifra que, según gerentes de movilidad de empresas Fortune 500, podría equipararse al costo de asignaciones internacionales de varios años cuando se incluyen impuestos y beneficios. Sin embargo, algunos líderes de recursos humanos ven un potencial estratégico: clientes multinacionales podrían usar esta tarjeta para obtener autorización de trabajo inmediata para ejecutivos clave que de otro modo quedarían atrapados en categorías de visa con cupos limitados, como la H-1B.
Analistas de políticas migratorias advierten que la Tarjeta de Oro choca con las restricciones de la era Trump sobre la inmigración familiar y humanitaria, lo que podría profundizar la percepción global de que Estados Unidos solo está abierto para quienes pueden pagar más. No obstante, firmas de gestión patrimonial en el Golfo reportan un aumento en consultas de familias de alto poder adquisitivo de Medio Oriente y Asia que buscan una residencia “Plan B”. Aún no está claro si el Congreso avanzará para codificar o demandar para bloquear el programa, pero por ahora el sitio web Trumpcard.gov está activo y aceptando pagos.
Este lanzamiento marca la primera vez que Estados Unidos vincula beneficios migratorios permanentes a un pago en efectivo directo establecido por ley, en lugar de métricas privadas de creación de empleo como las requeridas en el Programa de Inversionistas Inmigrantes EB-5. Abogados de inmigración señalan que la inversión mínima de 800,000 dólares del EB-5 está ligada a proyectos comerciales con riesgos, mientras que la “donación” de la Tarjeta de Oro es esencialmente un mecanismo recaudatorio que elude las reglas de creación de empleo. Los críticos argumentan que este esquema mercantiliza la residencia en EE. UU. y podría violar las disposiciones de igualdad de protección de la Ley de Inmigración y Nacionalidad al favorecer a los ultra ricos.
Los inversionistas interesados en la Tarjeta de Oro, en comparación con otras opciones de visa, pueden recurrir a VisaHQ para recibir orientación paso a paso. A través de su portal dedicado a EE. UU. (https://www.visahq.com/united-states/), el servicio ayuda a los solicitantes a evaluar su elegibilidad, reunir documentos de respaldo y seguir las actualizaciones consulares, ya sea que opten por el nuevo programa o una vía de visa más tradicional.
Desde la perspectiva de movilidad corporativa, la administración también ofrece una “Tarjeta de Oro Corporativa” con un precio de 2 millones de dólares por empleado, una cifra que, según gerentes de movilidad de empresas Fortune 500, podría equipararse al costo de asignaciones internacionales de varios años cuando se incluyen impuestos y beneficios. Sin embargo, algunos líderes de recursos humanos ven un potencial estratégico: clientes multinacionales podrían usar esta tarjeta para obtener autorización de trabajo inmediata para ejecutivos clave que de otro modo quedarían atrapados en categorías de visa con cupos limitados, como la H-1B.
Analistas de políticas migratorias advierten que la Tarjeta de Oro choca con las restricciones de la era Trump sobre la inmigración familiar y humanitaria, lo que podría profundizar la percepción global de que Estados Unidos solo está abierto para quienes pueden pagar más. No obstante, firmas de gestión patrimonial en el Golfo reportan un aumento en consultas de familias de alto poder adquisitivo de Medio Oriente y Asia que buscan una residencia “Plan B”. Aún no está claro si el Congreso avanzará para codificar o demandar para bloquear el programa, pero por ahora el sitio web Trumpcard.gov está activo y aceptando pagos.








