
Los viajeros de negocios belgas que planifiquen itinerarios por varios países de Europa continental deberán desempolvar sus pasaportes nuevamente. El 21 de diciembre de 2025, Israel Hayom informó que diez países del espacio Schengen — Austria, Eslovenia, Italia, Países Bajos, Dinamarca, Noruega, Suecia, Francia, Polonia y Alemania — notificaron oficialmente a Bruselas que prolongarán los controles temporales en sus fronteras internas al menos hasta junio de 2026.
Aunque el Código de Fronteras Schengen permite la reintroducción temporal de controles en casos de “amenazas graves”, esta serie de extensiones superpuestas se ha vuelto casi permanente. Para los belgas que habitualmente viajan en coche a los Países Bajos para reuniones con clientes, transportan mercancías por carretera a través de Alemania o vuelan vía París Charles-de-Gaulle, esto implica colas más largas y la obligación legal de portar un documento nacional de identidad o pasaporte en cada cruce. Aeropuertos como Bruselas Zaventem ya realizan controles aleatorios en vuelos hacia Ámsterdam, Frankfurt y Copenhague; se espera que estos se intensifiquen.
Si la documentación adicional resulta abrumadora, VisaHQ puede facilitar el proceso. El portal belga de la compañía (https://www.visahq.com/belgium/) permite a viajeros y gestores de viajes corporativos gestionar renovaciones de pasaportes, obtener segundos pasaportes para viajeros frecuentes y asegurar visados para etapas posteriores fuera del espacio Schengen, todo desde un mismo panel con seguimiento en tiempo real y soporte dedicado.
Las razones de seguridad varían según el país. Berlín menciona una presión migratoria irregular sin precedentes; París señala riesgos terroristas y un aumento de incidentes antisemitas; Roma vincula los controles a los preparativos para el Año Jubilar 2026 y los Juegos Olímpicos de Milán-Cortina. Los Países Bajos identifican explícitamente redes de contrabando operando en sus fronteras con Bélgica y Alemania. Cada estado revisará las medidas cada seis meses, pero diplomáticos en Bruselas admiten que el interés político por un retorno coordinado a la libre circulación total es “casi nulo” hasta las elecciones europeas de 2026.
Las implicaciones prácticas para las empresas belgas son significativas. Los trabajadores transfronterizos deberán considerar retrasos de 20 a 45 minutos en los cruces terrestres, especialmente en los corredores E19 (Amberes–Breda) y E40 (Lieja–Aquisgrán). Los departamentos de recursos humanos deben recordar al personal la importancia de viajar con documentos de identidad y permisos de residencia en regla. Los responsables de logística deberán actualizar los horarios de entrega, mientras que los encargados de políticas de movilidad podrían tener que ajustar las dietas para cubrir estancias imprevistas si los conductores son retenidos para inspecciones secundarias.
A nivel estratégico, la normalización progresiva de los controles internos podría erosionar las ventajas de costos que hicieron de Bélgica — situada entre Francia, Países Bajos y Alemania — un centro atractivo para proyectos paneuropeos. Se recomienda a las multinacionales seguir de cerca la evaluación que realizará la Comisión Europea en febrero de 2026, la cual indicará si Bruselas está dispuesta a presionar a los estados miembros para retomar la norma original de Schengen o aceptar una fragmentación prolongada del espacio.
Aunque el Código de Fronteras Schengen permite la reintroducción temporal de controles en casos de “amenazas graves”, esta serie de extensiones superpuestas se ha vuelto casi permanente. Para los belgas que habitualmente viajan en coche a los Países Bajos para reuniones con clientes, transportan mercancías por carretera a través de Alemania o vuelan vía París Charles-de-Gaulle, esto implica colas más largas y la obligación legal de portar un documento nacional de identidad o pasaporte en cada cruce. Aeropuertos como Bruselas Zaventem ya realizan controles aleatorios en vuelos hacia Ámsterdam, Frankfurt y Copenhague; se espera que estos se intensifiquen.
Si la documentación adicional resulta abrumadora, VisaHQ puede facilitar el proceso. El portal belga de la compañía (https://www.visahq.com/belgium/) permite a viajeros y gestores de viajes corporativos gestionar renovaciones de pasaportes, obtener segundos pasaportes para viajeros frecuentes y asegurar visados para etapas posteriores fuera del espacio Schengen, todo desde un mismo panel con seguimiento en tiempo real y soporte dedicado.
Las razones de seguridad varían según el país. Berlín menciona una presión migratoria irregular sin precedentes; París señala riesgos terroristas y un aumento de incidentes antisemitas; Roma vincula los controles a los preparativos para el Año Jubilar 2026 y los Juegos Olímpicos de Milán-Cortina. Los Países Bajos identifican explícitamente redes de contrabando operando en sus fronteras con Bélgica y Alemania. Cada estado revisará las medidas cada seis meses, pero diplomáticos en Bruselas admiten que el interés político por un retorno coordinado a la libre circulación total es “casi nulo” hasta las elecciones europeas de 2026.
Las implicaciones prácticas para las empresas belgas son significativas. Los trabajadores transfronterizos deberán considerar retrasos de 20 a 45 minutos en los cruces terrestres, especialmente en los corredores E19 (Amberes–Breda) y E40 (Lieja–Aquisgrán). Los departamentos de recursos humanos deben recordar al personal la importancia de viajar con documentos de identidad y permisos de residencia en regla. Los responsables de logística deberán actualizar los horarios de entrega, mientras que los encargados de políticas de movilidad podrían tener que ajustar las dietas para cubrir estancias imprevistas si los conductores son retenidos para inspecciones secundarias.
A nivel estratégico, la normalización progresiva de los controles internos podría erosionar las ventajas de costos que hicieron de Bélgica — situada entre Francia, Países Bajos y Alemania — un centro atractivo para proyectos paneuropeos. Se recomienda a las multinacionales seguir de cerca la evaluación que realizará la Comisión Europea en febrero de 2026, la cual indicará si Bruselas está dispuesta a presionar a los estados miembros para retomar la norma original de Schengen o aceptar una fragmentación prolongada del espacio.









