
Ryanair lanza una advertencia clara contra el nuevo impuesto belga sobre billetes de avión. El 9 de diciembre, la aerolínea irlandesa anunció que reducirá alrededor de 1 millón de asientos—el 22 % de su capacidad actual—en el horario de invierno 2026/27 en Bélgica. Desaparecerán veinte rutas (13 desde Charleroi y siete desde el Aeropuerto de Bruselas) y cinco Boeing 737 que actualmente operan en Bélgica serán reubicados en otros destinos.
El detonante es la decisión del gobierno federal de duplicar el impuesto sobre pasajeros aéreos a 10 € por viajero que salga del país a partir de 2027, con el objetivo de recaudar 190 millones de euros anuales. Por su parte, el ayuntamiento de Charleroi estudia un impuesto local adicional de 3 € desde 2026. Michael O’Leary, CEO de Ryanair Group, calificó estas subidas combinadas como un “suicidio turístico”, argumentando que convertirán a Bélgica en uno de los mercados de corta distancia más caros de Europa y beneficiarán a aeropuertos de países vecinos que están reduciendo o eliminando cargos similares.
Para los viajeros de negocios que se vean obligados a cambiar sus rutas por nuevas ciudades, tener los documentos de viaje en regla será aún más crucial. El portal de VisaHQ para Bélgica (https://www.visahq.com/belgium/) ofrece un servicio integral para consultar requisitos de visado, acelerar solicitudes y hacer seguimiento de pasaportes, ayudando a las empresas a mantener a sus viajeros en regla y en movimiento pese a los cambios en los horarios de las aerolíneas.
Para los responsables de movilidad corporativa, el anuncio va más allá de una simple amenaza. Las multinacionales con sede en Bélgica dependen en gran medida de Ryanair para viajes directos dentro de la UE. La eliminación de 20 rutas obligará a los viajeros a tomar trayectos más largos a través de aeropuertos centrales o a optar por aerolíneas de servicio completo con tarifas más altas, incrementando tanto los presupuestos de viaje como la huella de carbono. Los aeropuertos también sufrirán consecuencias: Charleroi estima que la pérdida de cinco aviones representa 500 millones de euros en inversión perdida y pone en riesgo cientos de empleos directos e indirectos.
Las asociaciones del sector han instado al primer ministro Bart De Wever a reconsiderar el impuesto y a alinear a Bélgica con Alemania, que el mes pasado eliminó sus propios impuestos a la aviación tras recortes similares en capacidad. Si el impuesto belga sigue adelante, los analistas prevén nuevas reducciones en Charleroi—la segunda base más grande de Ryanair—lo que podría debilitar la conectividad de Bélgica con ciudades europeas secundarias.
El detonante es la decisión del gobierno federal de duplicar el impuesto sobre pasajeros aéreos a 10 € por viajero que salga del país a partir de 2027, con el objetivo de recaudar 190 millones de euros anuales. Por su parte, el ayuntamiento de Charleroi estudia un impuesto local adicional de 3 € desde 2026. Michael O’Leary, CEO de Ryanair Group, calificó estas subidas combinadas como un “suicidio turístico”, argumentando que convertirán a Bélgica en uno de los mercados de corta distancia más caros de Europa y beneficiarán a aeropuertos de países vecinos que están reduciendo o eliminando cargos similares.
Para los viajeros de negocios que se vean obligados a cambiar sus rutas por nuevas ciudades, tener los documentos de viaje en regla será aún más crucial. El portal de VisaHQ para Bélgica (https://www.visahq.com/belgium/) ofrece un servicio integral para consultar requisitos de visado, acelerar solicitudes y hacer seguimiento de pasaportes, ayudando a las empresas a mantener a sus viajeros en regla y en movimiento pese a los cambios en los horarios de las aerolíneas.
Para los responsables de movilidad corporativa, el anuncio va más allá de una simple amenaza. Las multinacionales con sede en Bélgica dependen en gran medida de Ryanair para viajes directos dentro de la UE. La eliminación de 20 rutas obligará a los viajeros a tomar trayectos más largos a través de aeropuertos centrales o a optar por aerolíneas de servicio completo con tarifas más altas, incrementando tanto los presupuestos de viaje como la huella de carbono. Los aeropuertos también sufrirán consecuencias: Charleroi estima que la pérdida de cinco aviones representa 500 millones de euros en inversión perdida y pone en riesgo cientos de empleos directos e indirectos.
Las asociaciones del sector han instado al primer ministro Bart De Wever a reconsiderar el impuesto y a alinear a Bélgica con Alemania, que el mes pasado eliminó sus propios impuestos a la aviación tras recortes similares en capacidad. Si el impuesto belga sigue adelante, los analistas prevén nuevas reducciones en Charleroi—la segunda base más grande de Ryanair—lo que podría debilitar la conectividad de Bélgica con ciudades europeas secundarias.








