
Los ministros del Interior de la Unión Europea han acordado, en principio, permitir que los estados miembros externalicen el procesamiento de solicitudes de asilo a terceros países, siguiendo el modelo del ahora abandonado plan del Reino Unido con Ruanda. El borrador del “Reglamento de Retorno”, aprobado el 9 de diciembre, exigiría a los 27 países de la UE reconocer las órdenes de deportación de los demás y sancionar a los gobiernos que no expulsen a los solicitantes de asilo rechazados.
Los diputados conservadores aprovecharon la noticia para acusar al Partido Laborista de “desarme unilateral” tras la cancelación formal del tratado Reino Unido-Ruanda en septiembre por el gobierno de Keir Starmer. Los ministros aseguran que están apostando por un modelo disuasorio diferente: centros de evaluación a pequeña escala, o “centros de retorno”, en Serbia, Albania y Macedonia del Norte, donde se podrían enviar a los llegados irregulares mientras se procesan sus solicitudes.
Aunque la propuesta de la UE aún debe ser aprobada por el Parlamento Europeo, las agencias fronterizas de España e Italia ya están explorando a Ghana y Túnez como posibles países socios. Grupos de viajeros de negocios advierten que la existencia de regímenes de externalización divergentes podría generar un mosaico de avisos de viaje y normas de acceso consular en todo el continente.
Las empresas que planifiquen desplazamientos temporales a la UE o a los Balcanes Occidentales deben seguir de cerca los plazos de implementación: el personal que transite por “países terceros seguros” podría enfrentarse a nuevos controles documentales, y las aseguradoras podrían revisar las coberturas para detención o gastos médicos.
Para los profesionales de la movilidad, el mensaje clave es la fragmentación de las políticas. Con el Reino Unido, la UE y los estados balcánicos probando distintos modelos de externalización, los equipos de cumplimiento deben estar atentos a las responsabilidades específicas de cada ruta, especialmente al trasladar contratistas y sus familiares.
Los diputados conservadores aprovecharon la noticia para acusar al Partido Laborista de “desarme unilateral” tras la cancelación formal del tratado Reino Unido-Ruanda en septiembre por el gobierno de Keir Starmer. Los ministros aseguran que están apostando por un modelo disuasorio diferente: centros de evaluación a pequeña escala, o “centros de retorno”, en Serbia, Albania y Macedonia del Norte, donde se podrían enviar a los llegados irregulares mientras se procesan sus solicitudes.
Aunque la propuesta de la UE aún debe ser aprobada por el Parlamento Europeo, las agencias fronterizas de España e Italia ya están explorando a Ghana y Túnez como posibles países socios. Grupos de viajeros de negocios advierten que la existencia de regímenes de externalización divergentes podría generar un mosaico de avisos de viaje y normas de acceso consular en todo el continente.
Las empresas que planifiquen desplazamientos temporales a la UE o a los Balcanes Occidentales deben seguir de cerca los plazos de implementación: el personal que transite por “países terceros seguros” podría enfrentarse a nuevos controles documentales, y las aseguradoras podrían revisar las coberturas para detención o gastos médicos.
Para los profesionales de la movilidad, el mensaje clave es la fragmentación de las políticas. Con el Reino Unido, la UE y los estados balcánicos probando distintos modelos de externalización, los equipos de cumplimiento deben estar atentos a las responsabilidades específicas de cada ruta, especialmente al trasladar contratistas y sus familiares.







