
Alemania y Grecia han alcanzado lo que las autoridades describen como un “acuerdo” que detendrá efectivamente todas las transferencias de solicitantes de asilo desde Alemania a Grecia bajo el Reglamento de Dublín de la UE, al menos hasta julio de 2026. Fuentes del gobierno griego confirmaron el acuerdo el 9 de diciembre tras semanas de diplomacia discreta.
Según las normas de Dublín, Alemania puede solicitar a Grecia que acepte de vuelta a migrantes que ingresaron por primera vez a la UE a través del territorio griego. En la práctica, las transferencias ya se habían limitado debido a problemas de capacidad en los centros de acogida griegos y a varias sentencias de tribunales administrativos alemanes. El nuevo acuerdo bilateral formaliza esa congelación de facto, dando a ambos países un respiro para resolver un retraso de varios miles de casos pendientes.
Para Alemania, esta pausa elimina costosas batallas legales sobre transferencias individuales y libera capacidad de la Policía Federal para deportaciones a otros destinos. Para Grecia, reduce la presión política antes de la temporada turística del próximo año y le da a Atenas más tiempo para mejorar los centros de acogida con fondos de la UE.
El acuerdo es políticamente delicado: los partidos de oposición alemanes acusan al canciller Friedrich Merz de enviar una señal equivocada a las redes de tráfico de personas, mientras que la oposición griega sostiene que Atenas cedió demasiado sin asegurar compromisos adicionales de reubicación. Los gestores de movilidad ven un lado positivo: los empleados afectados o sus familiares que esperan una decisión bajo Dublín ahora pueden explorar opciones de residencia dentro del país en lugar de enfrentarse a una devolución a Grecia.
Ambas capitales enfatizan que el acuerdo es temporal y será revisado en la primera mitad de 2026, en línea con el calendario del nuevo paquete de asilo de la UE.
Según las normas de Dublín, Alemania puede solicitar a Grecia que acepte de vuelta a migrantes que ingresaron por primera vez a la UE a través del territorio griego. En la práctica, las transferencias ya se habían limitado debido a problemas de capacidad en los centros de acogida griegos y a varias sentencias de tribunales administrativos alemanes. El nuevo acuerdo bilateral formaliza esa congelación de facto, dando a ambos países un respiro para resolver un retraso de varios miles de casos pendientes.
Para Alemania, esta pausa elimina costosas batallas legales sobre transferencias individuales y libera capacidad de la Policía Federal para deportaciones a otros destinos. Para Grecia, reduce la presión política antes de la temporada turística del próximo año y le da a Atenas más tiempo para mejorar los centros de acogida con fondos de la UE.
El acuerdo es políticamente delicado: los partidos de oposición alemanes acusan al canciller Friedrich Merz de enviar una señal equivocada a las redes de tráfico de personas, mientras que la oposición griega sostiene que Atenas cedió demasiado sin asegurar compromisos adicionales de reubicación. Los gestores de movilidad ven un lado positivo: los empleados afectados o sus familiares que esperan una decisión bajo Dublín ahora pueden explorar opciones de residencia dentro del país en lugar de enfrentarse a una devolución a Grecia.
Ambas capitales enfatizan que el acuerdo es temporal y será revisado en la primera mitad de 2026, en línea con el calendario del nuevo paquete de asilo de la UE.






