
El frágil consenso político de Austria sobre la inmigración gestionada sufrió otro revés el 7 de diciembre, cuando las provincias de Baja Austria y Estiria solicitaron formalmente a Viena reducir el número de permisos de residencia basados en cuotas que estarán disponibles bajo la Ordenanza de Asentamiento 2025. El borrador de la ordenanza —que está en consulta pública hasta el 16 de diciembre— reduciría la cuota nacional de 5.846 a 5.616 y recortaría la asignación de Baja Austria de 348 a 273 plazas, de las cuales 225 estarían reservadas para casos de reunificación familiar.
Las autoridades provinciales argumentan que las escuelas, la vivienda y los presupuestos de bienestar social están al límite tras dos años de migración récord, y que se necesita un “respiro” temporal. Estiria señala que la proporción alumno-profesor está en su peor nivel desde 2017, mientras que Baja Austria menciona un aumento del 12 % en los pagos de asistencia social. El Ministerio del Interior ha indicado que recortes más drásticos son legalmente complicados —la cuota no puede reducirse a cero porque Austria está sujeta a las normas de libre circulación y derechos humanos de la UE—, pero aceptó la justificación de ambas provincias sobre las “limitaciones de capacidad en educación y servicios de integración”.
Como era de esperar, esta medida ha reavivado la guerra cultural partidista. El partido de derecha Partido de la Libertad (FPÖ) calificó las cifras propuestas como una “capitulación” y reiteró su llamado a una moratoria total en la reunificación familiar, algo que expertos legales aseguran violaría tanto la Directiva de Reunificación Familiar de la UE como el Convenio Europeo de Derechos Humanos. Los grupos empresariales también expresaron su descontento; la Federación de Industrias Austríacas advirtió que “cada vacante sin cubrir le cuesta a la economía casi 70.000 euros al año en valor añadido perdido” y señaló que los empleadores ya esperan hasta cinco meses para obtener las Tarjetas Rojo-Blanco-Rojo.
En términos prácticos, la reducción pendiente significa menos plazas para jubilados con independencia financiera, trabajadores remotos y padres acompañantes —categorías que las multinacionales suelen usar para trasladar a familiares dependientes que no trabajan. Por ello, los gestores de movilidad deberían revisar los planes de personal para 2025, adelantar las solicitudes cuando sea posible e informar a los ejecutivos de que la cuota podría agotarse a principios de verano en lugar de en otoño. El Ministerio del Interior ha insinuado que las plazas no utilizadas podrían reasignarse a mitad de año, pero no hay garantías y el proceso requeriría la aprobación del gabinete.
Las autoridades provinciales argumentan que las escuelas, la vivienda y los presupuestos de bienestar social están al límite tras dos años de migración récord, y que se necesita un “respiro” temporal. Estiria señala que la proporción alumno-profesor está en su peor nivel desde 2017, mientras que Baja Austria menciona un aumento del 12 % en los pagos de asistencia social. El Ministerio del Interior ha indicado que recortes más drásticos son legalmente complicados —la cuota no puede reducirse a cero porque Austria está sujeta a las normas de libre circulación y derechos humanos de la UE—, pero aceptó la justificación de ambas provincias sobre las “limitaciones de capacidad en educación y servicios de integración”.
Como era de esperar, esta medida ha reavivado la guerra cultural partidista. El partido de derecha Partido de la Libertad (FPÖ) calificó las cifras propuestas como una “capitulación” y reiteró su llamado a una moratoria total en la reunificación familiar, algo que expertos legales aseguran violaría tanto la Directiva de Reunificación Familiar de la UE como el Convenio Europeo de Derechos Humanos. Los grupos empresariales también expresaron su descontento; la Federación de Industrias Austríacas advirtió que “cada vacante sin cubrir le cuesta a la economía casi 70.000 euros al año en valor añadido perdido” y señaló que los empleadores ya esperan hasta cinco meses para obtener las Tarjetas Rojo-Blanco-Rojo.
En términos prácticos, la reducción pendiente significa menos plazas para jubilados con independencia financiera, trabajadores remotos y padres acompañantes —categorías que las multinacionales suelen usar para trasladar a familiares dependientes que no trabajan. Por ello, los gestores de movilidad deberían revisar los planes de personal para 2025, adelantar las solicitudes cuando sea posible e informar a los ejecutivos de que la cuota podría agotarse a principios de verano en lugar de en otoño. El Ministerio del Interior ha insinuado que las plazas no utilizadas podrían reasignarse a mitad de año, pero no hay garantías y el proceso requeriría la aprobación del gabinete.











