
El Departamento de Estado de EE. UU. ha emitido una directiva interna que instruye a los oficiales consulares a aplicar un escrutinio adicional a los solicitantes de visa H-1B cuyos currículums o perfiles en redes sociales muestren alguna participación en lo que las autoridades denominan “moderación de contenido, verificación de hechos u otra censura de estadounidenses”. Los oficiales deben revisar información pública disponible —incluyendo LinkedIn, commits en GitHub y presentaciones en conferencias— para detectar indicios de que el trabajo del solicitante contribuye a eliminar o relegar contenido de usuarios. De ser así, el oficial podría considerar que el empleo va en contra de los “valores fundamentales de la libertad de expresión en EE. UU.” y negar la visa bajo la cláusula de interés público de la Ley de Inmigración y Nacionalidad.
La directiva, distribuida a última hora del 6 de diciembre, sigue la promesa del presidente Trump en su segundo mandato de castigar a empresas y trabajadores que “censuren voces conservadoras”. Llega además tras la imposición de una nueva tarifa suplementaria de 100,000 dólares para empleadores cuyas inscripciones H-1B sean seleccionadas en la lotería anual, aumentando el riesgo financiero de patrocinar talento extranjero.
Abogados de inmigración advierten que la orden otorga a los funcionarios consulares una gran discrecionalidad. A diferencia de los controles de seguridad nacional anteriores, que se centraban en tecnologías sujetas a exportación, esta nueva prueba exige juicios subjetivos sobre las tareas diarias del trabajador y el impacto político de esas funciones. “Es una receta para rechazos impredecibles y procesos administrativos que pueden durar meses”, alerta Ted Chiappari, jefe del grupo de inmigración de Duane Morris. Las empresas podrían ahora dudar en asignar empleados globales a equipos de confianza y seguridad o políticas, o incluso trasladar esos equipos al extranjero para evitar riesgos con las visas estadounidenses.
Para el sector tecnológico, el momento es complicado. Los viajes durante las fiestas suelen coincidir con renovaciones de visas H-1B en consulados, y quienes viajen a sus países podrían quedar atrapados en el extranjero por nuevas solicitudes de documentos. Los asesores de recursos humanos recomiendan a los titulares de H-1B en roles relacionados con políticas posponer viajes no urgentes, preparar descripciones detalladas de sus funciones que destaquen tareas de ingeniería de software y eliminar del currículum términos ambiguos relacionados con “políticas”.
A largo plazo, la orden podría enfriar la llegada de talento a EE. UU. en áreas emergentes como la seguridad en inteligencia artificial o la investigación sobre integridad electoral. Reclutadores ya reportan que candidatos de India, Canadá y la UE están explorando trabajo remoto o traslados a centros como Toronto y Dublín para evitar retrasos en visas en 2026.
La directiva, distribuida a última hora del 6 de diciembre, sigue la promesa del presidente Trump en su segundo mandato de castigar a empresas y trabajadores que “censuren voces conservadoras”. Llega además tras la imposición de una nueva tarifa suplementaria de 100,000 dólares para empleadores cuyas inscripciones H-1B sean seleccionadas en la lotería anual, aumentando el riesgo financiero de patrocinar talento extranjero.
Abogados de inmigración advierten que la orden otorga a los funcionarios consulares una gran discrecionalidad. A diferencia de los controles de seguridad nacional anteriores, que se centraban en tecnologías sujetas a exportación, esta nueva prueba exige juicios subjetivos sobre las tareas diarias del trabajador y el impacto político de esas funciones. “Es una receta para rechazos impredecibles y procesos administrativos que pueden durar meses”, alerta Ted Chiappari, jefe del grupo de inmigración de Duane Morris. Las empresas podrían ahora dudar en asignar empleados globales a equipos de confianza y seguridad o políticas, o incluso trasladar esos equipos al extranjero para evitar riesgos con las visas estadounidenses.
Para el sector tecnológico, el momento es complicado. Los viajes durante las fiestas suelen coincidir con renovaciones de visas H-1B en consulados, y quienes viajen a sus países podrían quedar atrapados en el extranjero por nuevas solicitudes de documentos. Los asesores de recursos humanos recomiendan a los titulares de H-1B en roles relacionados con políticas posponer viajes no urgentes, preparar descripciones detalladas de sus funciones que destaquen tareas de ingeniería de software y eliminar del currículum términos ambiguos relacionados con “políticas”.
A largo plazo, la orden podría enfriar la llegada de talento a EE. UU. en áreas emergentes como la seguridad en inteligencia artificial o la investigación sobre integridad electoral. Reclutadores ya reportan que candidatos de India, Canadá y la UE están explorando trabajo remoto o traslados a centros como Toronto y Dublín para evitar retrasos en visas en 2026.









