
En un memorando de política fechado el 2 de diciembre y hecho público el 4 de diciembre, el Departamento de Estado instruyó a los consulados a realizar una “revisión reforzada de la libertad de expresión” para todos los solicitantes de visas H-1B y H-4. Los oficiales deben ahora examinar currículums, publicaciones y perfiles en redes sociales para determinar si el solicitante ha trabajado alguna vez en “censura, moderación de contenido o control de desinformación que haya restringido la expresión legal en EE. UU.”. De ser así, la persona puede ser considerada inadmisible bajo la sección 212(a)(3)(A) de la Ley de Inmigración y Nacionalidad (INA) como posible violador de los valores de la Primera Enmienda.
La directiva es de alcance mundial y aplica tanto para renovaciones como para solicitudes iniciales. Los consulados tienen la facultad de solicitar capturas de pantalla o explicaciones sobre funciones laborales pasadas y pueden negar visas si el trabajo del solicitante “contribuyó materialmente” a silenciar discursos protegidos. Las familias que acompañan al trabajador principal están sujetas al mismo escrutinio.
Las empresas tecnológicas —que ya están adaptándose a la tarifa anual de $100,000 para visas H-1B anunciada en septiembre— advierten que esta medida ralentizará los ciclos de reclutamiento y aumentará las solicitudes de evidencia adicional (RFE, por sus siglas en inglés). Los abogados de inmigración recomiendan a los empleadores preparar cartas detalladas que expliquen por qué el rol previo del candidato (por ejemplo, en áreas de confianza y seguridad) no cumple con el umbral de censura.
Aunque la política nominalmente protege la libertad de expresión en EE. UU., sus críticos señalan que está redactada de forma ambigua y corre el riesgo de politizar el proceso de visas. Al tratarse de una instrucción emitida por memorando y no por regulación, entra en vigor de inmediato y sin periodo de comentarios públicos.
Acciones recomendadas para los equipos de movilidad: revisar los casos pendientes de H-1B para detectar funciones relacionadas con moderación de contenido; preparar a los candidatos para posibles preguntas en la entrevista; y considerar tiempos adicionales en los calendarios de incorporación debido a la probable demora en los procesos administrativos.
La directiva es de alcance mundial y aplica tanto para renovaciones como para solicitudes iniciales. Los consulados tienen la facultad de solicitar capturas de pantalla o explicaciones sobre funciones laborales pasadas y pueden negar visas si el trabajo del solicitante “contribuyó materialmente” a silenciar discursos protegidos. Las familias que acompañan al trabajador principal están sujetas al mismo escrutinio.
Las empresas tecnológicas —que ya están adaptándose a la tarifa anual de $100,000 para visas H-1B anunciada en septiembre— advierten que esta medida ralentizará los ciclos de reclutamiento y aumentará las solicitudes de evidencia adicional (RFE, por sus siglas en inglés). Los abogados de inmigración recomiendan a los empleadores preparar cartas detalladas que expliquen por qué el rol previo del candidato (por ejemplo, en áreas de confianza y seguridad) no cumple con el umbral de censura.
Aunque la política nominalmente protege la libertad de expresión en EE. UU., sus críticos señalan que está redactada de forma ambigua y corre el riesgo de politizar el proceso de visas. Al tratarse de una instrucción emitida por memorando y no por regulación, entra en vigor de inmediato y sin periodo de comentarios públicos.
Acciones recomendadas para los equipos de movilidad: revisar los casos pendientes de H-1B para detectar funciones relacionadas con moderación de contenido; preparar a los candidatos para posibles preguntas en la entrevista; y considerar tiempos adicionales en los calendarios de incorporación debido a la probable demora en los procesos administrativos.









