
Fuentes revelan a Reuters que el Consejo Federal planea suavizar partes de su paquete de reforma bancaria post-Credit Suisse, que de otro modo podría obligar a UBS a aumentar su capital en 11.000 millones de dólares para 2027. Los ajustes relajarían la valoración del software y los activos fiscales diferidos, lo que podría ahorrar al banco alrededor de 7.000 millones de dólares.
Aunque la ordenanza aún exigirá que UBS capitalice completamente sus filiales extranjeras —el aspecto más costoso de la regulación— la disposición de Berna a ceder responde a la intensa presión de grupos industriales y varios gobiernos cantonales. Ejecutivos de UBS han planteado en privado la posibilidad de trasladar la sede del grupo al extranjero si Suiza impone normas más estrictas que las de Basilea III, una amenaza que ha intensificado el enfoque político sobre el impacto económico de perder una multinacional emblemática.
Para los especialistas en movilidad global, este episodio subraya cómo el riesgo regulatorio puede influir en las decisiones de ubicación corporativa, afectando los flujos de asignaciones internacionales, la dotación de personal en oficinas centrales y los patrones de desplazamiento de miles de empleados. Si UBS llegara a retomar sus planes de reubicación, las autoridades fiscales suizas podrían perder millones en retenciones salariales y los paquetes para expatriados tendrían que renegociarse bajo regímenes de seguridad social distintos.
Se espera que la ordenanza revisada se publique en el segundo trimestre de 2026 y entre en vigor en enero de 2027, otorgando a los equipos de movilidad un plazo de dos años para diseñar planes de contingencia. Los empleadores de otros sectores deberían seguir este precedente: reglas más flexibles pueden incentivar a las empresas a permanecer, pero la incertidumbre persistente aconseja contar con presupuestos de reubicación flexibles y establecer un contacto temprano con las agencias cantonales de desarrollo económico al evaluar planes de expansión.
Aunque la ordenanza aún exigirá que UBS capitalice completamente sus filiales extranjeras —el aspecto más costoso de la regulación— la disposición de Berna a ceder responde a la intensa presión de grupos industriales y varios gobiernos cantonales. Ejecutivos de UBS han planteado en privado la posibilidad de trasladar la sede del grupo al extranjero si Suiza impone normas más estrictas que las de Basilea III, una amenaza que ha intensificado el enfoque político sobre el impacto económico de perder una multinacional emblemática.
Para los especialistas en movilidad global, este episodio subraya cómo el riesgo regulatorio puede influir en las decisiones de ubicación corporativa, afectando los flujos de asignaciones internacionales, la dotación de personal en oficinas centrales y los patrones de desplazamiento de miles de empleados. Si UBS llegara a retomar sus planes de reubicación, las autoridades fiscales suizas podrían perder millones en retenciones salariales y los paquetes para expatriados tendrían que renegociarse bajo regímenes de seguridad social distintos.
Se espera que la ordenanza revisada se publique en el segundo trimestre de 2026 y entre en vigor en enero de 2027, otorgando a los equipos de movilidad un plazo de dos años para diseñar planes de contingencia. Los empleadores de otros sectores deberían seguir este precedente: reglas más flexibles pueden incentivar a las empresas a permanecer, pero la incertidumbre persistente aconseja contar con presupuestos de reubicación flexibles y establecer un contacto temprano con las agencias cantonales de desarrollo económico al evaluar planes de expansión.






