
Un bloque de 15 senadores demócratas, liderados por Mark Kelly (AZ), Ed Markey (MA) y Richard Blumenthal (CT), ha presentado un proyecto de ley que obligaría a las aerolíneas a compensar a los pasajeros con al menos 300 dólares por retrasos superiores a tres horas y 600 dólares por demoras mayores a seis horas cuando la culpa sea de la aerolínea. La propuesta se inspira en la normativa europea EU 261 y en el Reglamento de Protección de Pasajeros Aéreos de Canadá, siendo la iniciativa más ambiciosa en EE. UU. desde 2023.
Esta medida surge tras la decisión de la administración Trump, el 14 de noviembre, de retirar una regulación impulsada en la era Biden que contemplaba compensaciones menores, entre 200 y 775 dólares. En ese momento, el Departamento de Transporte (USDOT) argumentó que la compensación obligatoria impondría “cargas regulatorias innecesarias”. Ahora, los legisladores sostienen que es necesaria una norma legal porque el poder ejecutivo ha cambiado de rumbo.
De aprobarse, las aerolíneas estadounidenses enfrentarían un sistema de dos niveles: reembolsos por cancelaciones y pagos automáticos en efectivo por retrasos prolongados, alineando la práctica estadounidense con la de la mayoría de los países del G-7. Airlines for America advierte que la medida podría aumentar las tarifas entre un 2 y 4 por ciento y obligar a las aerolíneas a ajustar sus horarios, lo que podría reducir la oferta de asientos en rutas de negocios menos rentables.
Para los programas de viajes corporativos, la ventaja es clara: recuperación directa de gastos por tiempo perdido de empleados y acuerdos de nivel de servicio más sencillos en contratos de viajes gestionados. Los gestores de viajes deberían integrar herramientas de seguimiento de retrasos para capturar automáticamente las compensaciones y renegociar con las aerolíneas preferidas para asegurar pagos puntuales.
Próximos pasos: el proyecto pasará al Comité de Comercio del Senado, donde medidas similares quedaron estancadas en 2024. Los expertos prevén una votación ajustada; los profesionales de movilidad deben estar atentos a si senadores clave de estados con fuerte presencia aérea se suman al apoyo.
Esta medida surge tras la decisión de la administración Trump, el 14 de noviembre, de retirar una regulación impulsada en la era Biden que contemplaba compensaciones menores, entre 200 y 775 dólares. En ese momento, el Departamento de Transporte (USDOT) argumentó que la compensación obligatoria impondría “cargas regulatorias innecesarias”. Ahora, los legisladores sostienen que es necesaria una norma legal porque el poder ejecutivo ha cambiado de rumbo.
De aprobarse, las aerolíneas estadounidenses enfrentarían un sistema de dos niveles: reembolsos por cancelaciones y pagos automáticos en efectivo por retrasos prolongados, alineando la práctica estadounidense con la de la mayoría de los países del G-7. Airlines for America advierte que la medida podría aumentar las tarifas entre un 2 y 4 por ciento y obligar a las aerolíneas a ajustar sus horarios, lo que podría reducir la oferta de asientos en rutas de negocios menos rentables.
Para los programas de viajes corporativos, la ventaja es clara: recuperación directa de gastos por tiempo perdido de empleados y acuerdos de nivel de servicio más sencillos en contratos de viajes gestionados. Los gestores de viajes deberían integrar herramientas de seguimiento de retrasos para capturar automáticamente las compensaciones y renegociar con las aerolíneas preferidas para asegurar pagos puntuales.
Próximos pasos: el proyecto pasará al Comité de Comercio del Senado, donde medidas similares quedaron estancadas en 2024. Los expertos prevén una votación ajustada; los profesionales de movilidad deben estar atentos a si senadores clave de estados con fuerte presencia aérea se suman al apoyo.










