
Caracas confirmó que un vuelo chárter de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) con 379 migrantes venezolanos aterrizó el 3 de diciembre, reanudando los vuelos de deportación que habían sido suspendidos tras la advertencia del presidente Trump a las aerolíneas comerciales de considerar el espacio aéreo venezolano como “cerrado”. Este aterrizaje representa un momento inusual de cooperación entre ambos gobiernos en medio del aumento de la actividad militar estadounidense en el Caribe y nuevas designaciones de terrorismo dirigidas al círculo cercano del presidente Nicolás Maduro.
Desde febrero, casi 14,000 venezolanos han sido deportados en 75 vuelos bajo un acuerdo negociado a principios del segundo mandato de Trump. El programa se pausó la semana pasada cuando Caracas protestó por la amenaza de Trump, pero se reanudó discretamente tras conversaciones en canales secundarios del Departamento de Estado. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) no hizo comentarios, pero funcionarios de la administración han señalado que los venezolanos que perdieron el Estatus de Protección Temporal (TPS) en octubre ahora son prioridad para la deportación.
Para los empleadores en EE.UU., la reanudación eleva la presión sobre los trabajadores venezolanos que excedieron su TPS: las oficinas de ICE han comenzado a emitir Notificaciones de Comparecencia en un plazo de 30 días. Las empresas deben auditar los formularios I-9 y ayudar a los empleados afectados a explorar otras opciones migratorias.
Los analistas señalan que las deportaciones continuas podrían darle a Washington una ventaja en negociaciones más amplias sobre las elecciones venezolanas y las sanciones estadounidenses al sector petrolero. Las aerolíneas mantienen su cautela: Delta y American reiteraron que no sobrevolarán Venezuela hasta que la FAA modifique sus directrices.
Consejo práctico: los equipos de Recursos Humanos deben recordar a los ciudadanos venezolanos que las órdenes de salida pueden ejecutarse rápidamente una vez que haya capacidad en vuelos chárter. Los asesores legales deben monitorear las condiciones del país que podrían respaldar solicitudes de asilo o de suspensión de la deportación.
Desde febrero, casi 14,000 venezolanos han sido deportados en 75 vuelos bajo un acuerdo negociado a principios del segundo mandato de Trump. El programa se pausó la semana pasada cuando Caracas protestó por la amenaza de Trump, pero se reanudó discretamente tras conversaciones en canales secundarios del Departamento de Estado. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) no hizo comentarios, pero funcionarios de la administración han señalado que los venezolanos que perdieron el Estatus de Protección Temporal (TPS) en octubre ahora son prioridad para la deportación.
Para los empleadores en EE.UU., la reanudación eleva la presión sobre los trabajadores venezolanos que excedieron su TPS: las oficinas de ICE han comenzado a emitir Notificaciones de Comparecencia en un plazo de 30 días. Las empresas deben auditar los formularios I-9 y ayudar a los empleados afectados a explorar otras opciones migratorias.
Los analistas señalan que las deportaciones continuas podrían darle a Washington una ventaja en negociaciones más amplias sobre las elecciones venezolanas y las sanciones estadounidenses al sector petrolero. Las aerolíneas mantienen su cautela: Delta y American reiteraron que no sobrevolarán Venezuela hasta que la FAA modifique sus directrices.
Consejo práctico: los equipos de Recursos Humanos deben recordar a los ciudadanos venezolanos que las órdenes de salida pueden ejecutarse rápidamente una vez que haya capacidad en vuelos chárter. Los asesores legales deben monitorear las condiciones del país que podrían respaldar solicitudes de asilo o de suspensión de la deportación.






