
Francia despertó el 2 de diciembre con la mayor huelga multisectorial desde el verano, cuando los sindicatos CGT, Solidaires y FSU convocaron una protesta de 24 horas contra los recortes presupuestarios previstos para 2026. Los gestores de movilidad sintieron el impacto de inmediato: la SNCF redujo frecuencias en las principales líneas TGV e Intercités, mientras que la RATP advirtió sobre un servicio irregular en la línea RER B, la conexión vital entre el centro de París y los aeropuertos Charles de Gaulle (CDG) y Orly (ORY).
Aunque la autoridad de aviación civil no aplicó las normas de servicio mínimo para los controladores aéreos, las consecuencias fueron graves. Consultores de riesgos de viaje registraron trayectos de hasta 90 minutos desde La Défense hasta CDG, el doble de lo habitual, mientras la demanda de servicios de coche compartido se disparaba. Adept.Travel recomendó a los pasajeros programar al menos cuatro horas entre la llegada del tren y la salida del vuelo y, cuando fuera posible, reservar hoteles a poca distancia a pie de las principales estaciones.
La huelga también provocó el cierre de cientos de escuelas, ralentizó las consultas externas en hospitales y bloqueó avenidas clave mientras las manifestaciones recorrían el centro de París. Los viajeros de negocios reportaron reuniones con clientes perdidas y conexiones ferroviarias retrasadas hacia Bruselas y Londres.
Los líderes sindicales advirtieron sobre nuevas paradas si el proyecto de presupuesto, que elimina 4,000 puestos docentes, no se modifica. Los equipos de movilidad global están revisando fechas alternativas y actualizando las cartas de asignación para incluir ‘cláusulas de huelga’ que cubran retrasos, alojamiento adicional y extensiones de dietas.
Para las empresas que gestionan traslados de fin de año o equipos de mantenimiento que viajan en avión, la lección es clara: considerar la volatilidad laboral en los plazos de los proyectos y establecer amplios márgenes para cualquier viaje en diciembre a través de los principales nodos ferroviarios de Francia.
Aunque la autoridad de aviación civil no aplicó las normas de servicio mínimo para los controladores aéreos, las consecuencias fueron graves. Consultores de riesgos de viaje registraron trayectos de hasta 90 minutos desde La Défense hasta CDG, el doble de lo habitual, mientras la demanda de servicios de coche compartido se disparaba. Adept.Travel recomendó a los pasajeros programar al menos cuatro horas entre la llegada del tren y la salida del vuelo y, cuando fuera posible, reservar hoteles a poca distancia a pie de las principales estaciones.
La huelga también provocó el cierre de cientos de escuelas, ralentizó las consultas externas en hospitales y bloqueó avenidas clave mientras las manifestaciones recorrían el centro de París. Los viajeros de negocios reportaron reuniones con clientes perdidas y conexiones ferroviarias retrasadas hacia Bruselas y Londres.
Los líderes sindicales advirtieron sobre nuevas paradas si el proyecto de presupuesto, que elimina 4,000 puestos docentes, no se modifica. Los equipos de movilidad global están revisando fechas alternativas y actualizando las cartas de asignación para incluir ‘cláusulas de huelga’ que cubran retrasos, alojamiento adicional y extensiones de dietas.
Para las empresas que gestionan traslados de fin de año o equipos de mantenimiento que viajan en avión, la lección es clara: considerar la volatilidad laboral en los plazos de los proyectos y establecer amplios márgenes para cualquier viaje en diciembre a través de los principales nodos ferroviarios de Francia.








