
Las aerolíneas chinas han realizado uno de sus mayores recortes colectivos de vuelos desde la pandemia, eliminando aproximadamente 1,900 vuelos entre China y Japón programados para diciembre de 2025, lo que representa cerca del 40 % de la capacidad total del mes. Las principales compañías, China Eastern, China Southern y Air China, están reduciendo sus servicios a Osaka, Sapporo y Tokio, mientras que operadores más pequeños como Loong Air han abandonado Japón por completo.
Este retroceso se produce tras la advertencia de viaje emitida por Pekín a finales de noviembre, citando "riesgos de seguridad" después de que la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, sugiriera que Tokio podría unirse a una acción militar en un conflicto en Taiwán. Las plataformas en línea muestran cientos de miles de cancelaciones de boletos, y las agencias de viajes en línea chinas reportan que Japón ha salido del top cinco de destinos más buscados para viajes al extranjero por primera vez en una década.
Las implicaciones comerciales son inmediatas: la disponibilidad de asientos para viajeros entre China y Japón se ha reducido, las tarifas en clase premium han subido un 18 % y los hoteles japoneses que dependen de grupos turísticos del continente enfrentan una temporada baja en vacaciones. Los responsables de viajes corporativos están recomendando a su personal que tome rutas alternativas vía Seúl o Taipéi y que consideren tiempos de viaje más largos en la planificación de proyectos.
Los coordinadores de slots en los aeropuertos de Kansai y Narita indican que los slots devueltos podrían reasignarse a aerolíneas de bajo costo surcoreanas, complicando aún más la recuperación de este corredor que antes era muy activo. Los analistas advierten que, si la congelación diplomática persiste, la capacidad aérea bilateral podría cerrar 2025 con apenas un 55 % de los niveles previos a la COVID, retrasando la plena recuperación de los viajes relacionados con las cadenas de suministro manufactureras entre ambos vecinos.
Este retroceso se produce tras la advertencia de viaje emitida por Pekín a finales de noviembre, citando "riesgos de seguridad" después de que la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, sugiriera que Tokio podría unirse a una acción militar en un conflicto en Taiwán. Las plataformas en línea muestran cientos de miles de cancelaciones de boletos, y las agencias de viajes en línea chinas reportan que Japón ha salido del top cinco de destinos más buscados para viajes al extranjero por primera vez en una década.
Las implicaciones comerciales son inmediatas: la disponibilidad de asientos para viajeros entre China y Japón se ha reducido, las tarifas en clase premium han subido un 18 % y los hoteles japoneses que dependen de grupos turísticos del continente enfrentan una temporada baja en vacaciones. Los responsables de viajes corporativos están recomendando a su personal que tome rutas alternativas vía Seúl o Taipéi y que consideren tiempos de viaje más largos en la planificación de proyectos.
Los coordinadores de slots en los aeropuertos de Kansai y Narita indican que los slots devueltos podrían reasignarse a aerolíneas de bajo costo surcoreanas, complicando aún más la recuperación de este corredor que antes era muy activo. Los analistas advierten que, si la congelación diplomática persiste, la capacidad aérea bilateral podría cerrar 2025 con apenas un 55 % de los niveles previos a la COVID, retrasando la plena recuperación de los viajes relacionados con las cadenas de suministro manufactureras entre ambos vecinos.






