
Lo que comenzó como una consulta contable sobre el presupuesto suplementario de Chipre de 229,9 millones de euros se ha convertido en una disputa política sobre el uso de datos personales en las fronteras del país. Durante una audiencia del Comité de Finanzas de la Cámara el 2 de diciembre, diputados de la oposición descubrieron que el Ministerio de Transporte había incluido discretamente fondos para un nuevo software en los aeropuertos de Lárnaca y Pafos. El sistema identificaría a viajeros con multas de tráfico o judiciales impagas y permitiría a la policía impedirles salir del país hasta que regularicen sus sanciones.
Funcionarios del Ministerio de Finanzas afirmaron que el dinero solo cubría gastos rutinarios del contratista encargado de las cámaras de velocidad en toda la isla. Sin embargo, el Departamento de Servicios Electromecánicos desmintió esa versión, asegurando que el contratista no recibe comisiones vinculadas a infracciones y que el módulo aeroportuario es “totalmente legal” pero “aún no está implementado”.
Grupos de defensa de las libertades civiles temen que este mecanismo de facto para impedir la salida pueda violar las normas de libre circulación de la UE si se impide abordar a viajeros sin una orden judicial. Por su parte, aerolíneas y agencias de viajes temen que estas detenciones de última hora en las puertas de embarque provoquen vuelos perdidos y reclamaciones por compensación.
Para los gestores de movilidad, la conclusión inmediata es informar a los viajeros sobre multas pendientes —especialmente las relacionadas con vehículos de alquiler— e incorporar controles de cumplimiento previos al viaje en sus programas de responsabilidad. La controversia también pone de relieve cómo proyectos de seguridad vial pueden transformarse en herramientas de control fronterizo con impacto directo en los viajes de negocios.
El Parlamento ha exigido la divulgación completa del contrato con el proveedor; se espera una votación este mes para decidir si se suspende la financiación hasta que se garanticen las protecciones de privacidad.
Funcionarios del Ministerio de Finanzas afirmaron que el dinero solo cubría gastos rutinarios del contratista encargado de las cámaras de velocidad en toda la isla. Sin embargo, el Departamento de Servicios Electromecánicos desmintió esa versión, asegurando que el contratista no recibe comisiones vinculadas a infracciones y que el módulo aeroportuario es “totalmente legal” pero “aún no está implementado”.
Grupos de defensa de las libertades civiles temen que este mecanismo de facto para impedir la salida pueda violar las normas de libre circulación de la UE si se impide abordar a viajeros sin una orden judicial. Por su parte, aerolíneas y agencias de viajes temen que estas detenciones de última hora en las puertas de embarque provoquen vuelos perdidos y reclamaciones por compensación.
Para los gestores de movilidad, la conclusión inmediata es informar a los viajeros sobre multas pendientes —especialmente las relacionadas con vehículos de alquiler— e incorporar controles de cumplimiento previos al viaje en sus programas de responsabilidad. La controversia también pone de relieve cómo proyectos de seguridad vial pueden transformarse en herramientas de control fronterizo con impacto directo en los viajes de negocios.
El Parlamento ha exigido la divulgación completa del contrato con el proveedor; se espera una votación este mes para decidir si se suspende la financiación hasta que se garanticen las protecciones de privacidad.








