
El 1 de diciembre, la petrolera estatal Petrobras aumentó el precio de referencia del queroseno de aviación (QAV) vendido a los distribuidores de combustible en un 3,8 %, aproximadamente R$0,13 por litro. Dado que los contratos de distribuidores, aeropuertos y aerolíneas están vinculados al precio de referencia mensual de Petrobras, este incremento impactará a todas las aerolíneas que operan en Brasil durante diciembre-febrero, el periodo de mayor actividad aérea del país.
El combustible ya representa entre el 25 % y el 35 % de los costos operativos de una aerolínea. Ejecutivos de LATAM Brasil, Gol y Azul han informado a los inversionistas que cada aumento de R$0,10 en el costo del QAV puede sumar entre R$450 y 500 millones en gastos anuales para sus grupos. Con el real cotizando a solo R$5,34 por dólar y la competencia en tarifas domésticas presionando los márgenes, los analistas prevén que las aerolíneas trasladarán al menos parte del aumento a los pasajeros mediante tarifas base más altas o recargos temporales por combustible.
Para los gestores de movilidad corporativa y las agencias de gestión de viajes (TMCs), el momento no podría ser peor. Diciembre es el periodo de rotación para miles de técnicos expatriados en proyectos de minería, petróleo y gas, y agronegocios, mientras que el tráfico de ocio nacional aumenta antes de la temporada festiva. Las TMCs recomiendan a sus clientes asegurar tarifas negociadas cuanto antes, explorar rutas a través de hubs más económicos como Ciudad de Panamá o Bogotá, y monitorear la rentabilidad de las rutas, especialmente en tramos domésticos largos como São Paulo–Manaus.
El aumento también reaviva el debate sobre la fórmula de precios de Petrobras, que sigue la cotización del crudo Brent y las variaciones del tipo de cambio. El gobierno de Lula está evaluando si otorgar alivios fiscales adicionales sobre el QAV, tras la decisión de varios estados de limitar el impuesto ICMS a un 7 %. La asociación del sector ABEAR advierte que sin estos alivios, Brasil podría poner en riesgo su objetivo de posicionar a São Paulo como un hub regional antes de la cumbre climática COP 30 en noviembre de 2025.
Mientras tanto, las multinacionales deberían presupuestar un mayor gasto en pasajes aéreos, actualizar las políticas de viáticos que toman en cuenta el costo total del boleto como referencia, y comunicar a los responsables de centros de costo la posibilidad de fluctuaciones en los recargos.
El combustible ya representa entre el 25 % y el 35 % de los costos operativos de una aerolínea. Ejecutivos de LATAM Brasil, Gol y Azul han informado a los inversionistas que cada aumento de R$0,10 en el costo del QAV puede sumar entre R$450 y 500 millones en gastos anuales para sus grupos. Con el real cotizando a solo R$5,34 por dólar y la competencia en tarifas domésticas presionando los márgenes, los analistas prevén que las aerolíneas trasladarán al menos parte del aumento a los pasajeros mediante tarifas base más altas o recargos temporales por combustible.
Para los gestores de movilidad corporativa y las agencias de gestión de viajes (TMCs), el momento no podría ser peor. Diciembre es el periodo de rotación para miles de técnicos expatriados en proyectos de minería, petróleo y gas, y agronegocios, mientras que el tráfico de ocio nacional aumenta antes de la temporada festiva. Las TMCs recomiendan a sus clientes asegurar tarifas negociadas cuanto antes, explorar rutas a través de hubs más económicos como Ciudad de Panamá o Bogotá, y monitorear la rentabilidad de las rutas, especialmente en tramos domésticos largos como São Paulo–Manaus.
El aumento también reaviva el debate sobre la fórmula de precios de Petrobras, que sigue la cotización del crudo Brent y las variaciones del tipo de cambio. El gobierno de Lula está evaluando si otorgar alivios fiscales adicionales sobre el QAV, tras la decisión de varios estados de limitar el impuesto ICMS a un 7 %. La asociación del sector ABEAR advierte que sin estos alivios, Brasil podría poner en riesgo su objetivo de posicionar a São Paulo como un hub regional antes de la cumbre climática COP 30 en noviembre de 2025.
Mientras tanto, las multinacionales deberían presupuestar un mayor gasto en pasajes aéreos, actualizar las políticas de viáticos que toman en cuenta el costo total del boleto como referencia, y comunicar a los responsables de centros de costo la posibilidad de fluctuaciones en los recargos.





