
Las instituciones belgas de derechos infantiles emitieron una recomendación conjunta urgente el 2 de diciembre tras descubrir que decenas de niños nacidos en Bélgica de padres palestinos han tenido, o corren el riesgo de tener, su nacionalidad belga retirada.
El problema se remonta a una circular de 2023 que la Oficina de Inmigración (Dienst Vreemdelingenzaken – DVZ) envió a los registros locales y fiscales. La circular instruía a los funcionarios a revisar la nacionalidad de los niños cuyos padres figuran como originarios de los “Territorios Palestinos”, que no cuentan con un estado reconocido. Ahora, los municipios pueden decidir que la adquisición automática de la nacionalidad belga al nacer (Artículo 12 del Código de Nacionalidad) fue “un error” y cancelarla retroactivamente.
Myria (el organismo federal de migración), el Kinderrechtencommissariaat (Comisionado Flamenco de Derechos del Niño) y su contraparte francófona DGDE advierten que esta práctica viola las obligaciones de Bélgica bajo la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño y la Convención de 1961 para la Reducción de la Apatridia. Perder la nacionalidad deja a los niños sin pasaporte, sin prestaciones infantiles ni derecho a la reunificación familiar, y puede convertirlos en apátridas. Los recursos judiciales han generado sentencias contradictorias, creando lo que las agencias llaman una “lotería legal”.
Las instituciones exigen:
• una moratoria en las retiradas hasta que se adopte un procedimiento uniforme;
• la incorporación explícita del interés superior del niño y una evaluación de proporcionalidad en la legislación de nacionalidad;
• la prueba de que el niño posee otra nacionalidad antes de cualquier revocación; y
• derechos claros de apelación y motivación escrita en cada caso.
Para los gestores de movilidad global y equipos de RRHH multinacionales, este episodio es una advertencia: los dependientes que creían ser ciudadanos belgas pueden necesitar de repente permisos de residencia y volver a las filas para la reunificación familiar. Las empresas con empleados palestinos en Bélgica deberían auditar los archivos civiles de sus trabajadores y estar preparadas para financiar asistencia legal. También demuestra cómo una directriz administrativa —no solo la legislación— puede trastocar la planificación migratoria de la noche a la mañana.
El problema se remonta a una circular de 2023 que la Oficina de Inmigración (Dienst Vreemdelingenzaken – DVZ) envió a los registros locales y fiscales. La circular instruía a los funcionarios a revisar la nacionalidad de los niños cuyos padres figuran como originarios de los “Territorios Palestinos”, que no cuentan con un estado reconocido. Ahora, los municipios pueden decidir que la adquisición automática de la nacionalidad belga al nacer (Artículo 12 del Código de Nacionalidad) fue “un error” y cancelarla retroactivamente.
Myria (el organismo federal de migración), el Kinderrechtencommissariaat (Comisionado Flamenco de Derechos del Niño) y su contraparte francófona DGDE advierten que esta práctica viola las obligaciones de Bélgica bajo la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño y la Convención de 1961 para la Reducción de la Apatridia. Perder la nacionalidad deja a los niños sin pasaporte, sin prestaciones infantiles ni derecho a la reunificación familiar, y puede convertirlos en apátridas. Los recursos judiciales han generado sentencias contradictorias, creando lo que las agencias llaman una “lotería legal”.
Las instituciones exigen:
• una moratoria en las retiradas hasta que se adopte un procedimiento uniforme;
• la incorporación explícita del interés superior del niño y una evaluación de proporcionalidad en la legislación de nacionalidad;
• la prueba de que el niño posee otra nacionalidad antes de cualquier revocación; y
• derechos claros de apelación y motivación escrita en cada caso.
Para los gestores de movilidad global y equipos de RRHH multinacionales, este episodio es una advertencia: los dependientes que creían ser ciudadanos belgas pueden necesitar de repente permisos de residencia y volver a las filas para la reunificación familiar. Las empresas con empleados palestinos en Bélgica deberían auditar los archivos civiles de sus trabajadores y estar preparadas para financiar asistencia legal. También demuestra cómo una directriz administrativa —no solo la legislación— puede trastocar la planificación migratoria de la noche a la mañana.










