
En su intervención en la conferencia de la Asociación de Aeropuertos de Australia el 2 de diciembre, el CEO del Aeropuerto de Sídney, Scott Charlton, reveló que 32 de los 40 nuevos quioscos biométricos del aeropuerto están acumulando polvo en un almacén porque la Fuerza Fronteriza Australiana (ABF) aún no ha aprobado su activación. Charlton comparó el proceso manual de llegadas en Australia con los sistemas de paso rápido y sin pasaporte que ya funcionan en Dubái, Singapur y Bali.
El crecimiento de pasajeros ha superado los niveles previos a la pandemia —con un aumento del 50 % desde 2019 solo en Melbourne—, pero el número de puertas electrónicas y quioscos apenas ha cambiado. La directora del Aeropuerto de Melbourne, Lorie Argus, informó a los asistentes que su aeropuerto sigue operando con solo 17 máquinas, la misma cantidad que hace una década. Sin automatización, advirtió Charlton, los aeropuertos tendrán que afrontar costosas ampliaciones de terminales, gastos que podrían trasladarse a las aerolíneas y, en última instancia, a los viajeros.
El Comisionado Asistente de la ABF, James Copeman, reconoció la frustración del sector y afirmó que la agencia apoya la automatización que libera a los oficiales para tareas de mayor valor, pero citó “pruebas de integración y seguridad” como motivos del retraso. La Asociación de Aeropuertos de Australia (AAA) publicó datos de una encuesta que muestran que el 83 % de los viajeros prefieren llegadas digitales y sin contacto.
Para los gestores de movilidad global, las consecuencias son claras: un procesamiento fronterizo lento implica conexiones perdidas, tiempos de espera más largos y mayores costos de alojamiento para el personal en traslado. Las empresas que organizan traslados grupales para proyectos en enero están siendo aconsejadas a programar tiempo adicional en los puntos de entrada de la costa este y a seguir de cerca los despliegues tecnológicos de la ABF.
Este episodio aumenta la presión sobre el gobierno federal para que finalice su hoja de ruta ‘Fronteras Sin Fricciones’ antes del aumento de viajeros previsto para los Juegos de la Mancomunidad de 2026. Los grupos de presión del sector exigen un calendario claro para eliminar la tarjeta de pasajero entrante en papel y para ampliar la elegibilidad de las puertas electrónicas a más titulares de pasaporte.
El crecimiento de pasajeros ha superado los niveles previos a la pandemia —con un aumento del 50 % desde 2019 solo en Melbourne—, pero el número de puertas electrónicas y quioscos apenas ha cambiado. La directora del Aeropuerto de Melbourne, Lorie Argus, informó a los asistentes que su aeropuerto sigue operando con solo 17 máquinas, la misma cantidad que hace una década. Sin automatización, advirtió Charlton, los aeropuertos tendrán que afrontar costosas ampliaciones de terminales, gastos que podrían trasladarse a las aerolíneas y, en última instancia, a los viajeros.
El Comisionado Asistente de la ABF, James Copeman, reconoció la frustración del sector y afirmó que la agencia apoya la automatización que libera a los oficiales para tareas de mayor valor, pero citó “pruebas de integración y seguridad” como motivos del retraso. La Asociación de Aeropuertos de Australia (AAA) publicó datos de una encuesta que muestran que el 83 % de los viajeros prefieren llegadas digitales y sin contacto.
Para los gestores de movilidad global, las consecuencias son claras: un procesamiento fronterizo lento implica conexiones perdidas, tiempos de espera más largos y mayores costos de alojamiento para el personal en traslado. Las empresas que organizan traslados grupales para proyectos en enero están siendo aconsejadas a programar tiempo adicional en los puntos de entrada de la costa este y a seguir de cerca los despliegues tecnológicos de la ABF.
Este episodio aumenta la presión sobre el gobierno federal para que finalice su hoja de ruta ‘Fronteras Sin Fricciones’ antes del aumento de viajeros previsto para los Juegos de la Mancomunidad de 2026. Los grupos de presión del sector exigen un calendario claro para eliminar la tarjeta de pasajero entrante en papel y para ampliar la elegibilidad de las puertas electrónicas a más titulares de pasaporte.









