
El viernes 29 de noviembre, el Ministerio de Familia, Trabajo y Política Social de Polonia confirmó que, a partir del 1 de diciembre de 2025, los ciudadanos georgianos perderán el acceso al popular programa polaco de “declaración del empleador”. Bajo este esquema, muy utilizado en agricultura, construcción y logística, los empleadores podían presentar una declaración breve y económica (oświadczenie) en la oficina local de trabajo, lo que permitía a ciudadanos de ciertos países obtener una visa nacional de entre seis y 24 meses sin pasar por el proceso más largo de permiso de trabajo.
El cambio reduce la lista de países elegibles de cinco a cuatro: Armenia, Bielorrusia, Moldavia y Ucrania seguirán incluidos, mientras que Georgia queda excluida. Las autoridades justificaron la medida por “la evolución de la situación política en Georgia y el estado de las relaciones bilaterales”, reflejando las críticas de Varsovia hacia el aparente alejamiento de Tiflis de las normas de la UE. Datos de la Oficina de Extranjeros indican que en 2024 se emitieron 76.671 permisos de trabajo a ciudadanos georgianos; grupos del sector estiman que hasta la mitad de esos trabajadores usaron la vía simplificada.
Las implicaciones prácticas son inmediatas. Cualquier declaración presentada para un ciudadano georgiano a partir del 1 de diciembre será rechazada. Los trabajadores que ya estén en Polonia con una declaración válida podrán continuar hasta que expire, pero las renovaciones requerirán un permiso de trabajo tipo A completo, con tarifas más altas (entre 200 y 800 PLN) y tiempos de tramitación más largos. Reclutadores en horticultura y procesamiento de alimentos advierten que el momento, justo antes de la temporada alta de demanda de trabajadores temporales en primavera, podría generar escasez de mano de obra si los empleadores no se adaptan rápido a otras nacionalidades.
Las autoridades georgianas han minimizado la medida. Desde Tiflis, el presidente del Parlamento, Shalva Papuashvili, calificó la decisión como una “política migratoria interna” de Polonia que afectará principalmente a los empleadores polacos. Añadió que el mercado laboral georgiano podría absorber a los trabajadores que regresen, aunque los economistas dudan que los salarios locales puedan competir con los polacos.
Por qué importa: Las empresas que dependen de mano de obra georgiana deben revisar sus procesos de reclutamiento en cuestión de días. Los gestores de movilidad deben informar a los empleados afectados sobre los requisitos más estrictos y prepararse para plazos más largos. Este cambio también indica que Polonia está dispuesta a usar la migración laboral, junto con las tasas de visado, como herramienta para avanzar en sus objetivos de política exterior, una tendencia que las multinacionales deben vigilar en relación con otros países no pertenecientes a la UE.
El cambio reduce la lista de países elegibles de cinco a cuatro: Armenia, Bielorrusia, Moldavia y Ucrania seguirán incluidos, mientras que Georgia queda excluida. Las autoridades justificaron la medida por “la evolución de la situación política en Georgia y el estado de las relaciones bilaterales”, reflejando las críticas de Varsovia hacia el aparente alejamiento de Tiflis de las normas de la UE. Datos de la Oficina de Extranjeros indican que en 2024 se emitieron 76.671 permisos de trabajo a ciudadanos georgianos; grupos del sector estiman que hasta la mitad de esos trabajadores usaron la vía simplificada.
Las implicaciones prácticas son inmediatas. Cualquier declaración presentada para un ciudadano georgiano a partir del 1 de diciembre será rechazada. Los trabajadores que ya estén en Polonia con una declaración válida podrán continuar hasta que expire, pero las renovaciones requerirán un permiso de trabajo tipo A completo, con tarifas más altas (entre 200 y 800 PLN) y tiempos de tramitación más largos. Reclutadores en horticultura y procesamiento de alimentos advierten que el momento, justo antes de la temporada alta de demanda de trabajadores temporales en primavera, podría generar escasez de mano de obra si los empleadores no se adaptan rápido a otras nacionalidades.
Las autoridades georgianas han minimizado la medida. Desde Tiflis, el presidente del Parlamento, Shalva Papuashvili, calificó la decisión como una “política migratoria interna” de Polonia que afectará principalmente a los empleadores polacos. Añadió que el mercado laboral georgiano podría absorber a los trabajadores que regresen, aunque los economistas dudan que los salarios locales puedan competir con los polacos.
Por qué importa: Las empresas que dependen de mano de obra georgiana deben revisar sus procesos de reclutamiento en cuestión de días. Los gestores de movilidad deben informar a los empleados afectados sobre los requisitos más estrictos y prepararse para plazos más largos. Este cambio también indica que Polonia está dispuesta a usar la migración laboral, junto con las tasas de visado, como herramienta para avanzar en sus objetivos de política exterior, una tendencia que las multinacionales deben vigilar en relación con otros países no pertenecientes a la UE.











