
El Ministerio del Interior confirmó el 29 de noviembre que la nueva Autorización Electrónica de Viaje (ETA) del Reino Unido será plenamente obligatoria a partir del 25 de febrero de 2026. Desde esa fecha, los ciudadanos de 85 países exentos de visa —incluidos Estados Unidos, los países miembros de la UE, Australia, Japón y los del Golfo— deberán contar con una ETA aprobada o un e-Visa antes de que las aerolíneas les permitan abordar vuelos hacia el Reino Unido.
La ETA tiene un costo de £10 y es válida para múltiples visitas de hasta seis meses durante un período de dos años. Desde su lanzamiento piloto en 2023, se han procesado más de 13,3 millones de solicitudes, con un 97 % aprobadas automáticamente en cuestión de minutos. Sin embargo, a partir de febrero próximo, las aerolíneas enfrentarán multas si transportan pasajeros sin “permiso de viaje”, siguiendo el modelo del sistema ESTA de Estados Unidos.
Para los gestores de viajes corporativos, este cambio es relevante. Aunque la mayoría de los viajeros obtendrán la aprobación rápidamente, quienes tengan antecedentes penales recientes o datos de pasaporte ambiguos podrían enfrentar revisiones de hasta 72 horas. Por ello, las políticas de viaje corporativas deberían exigir la presentación de los datos de la ETA al menos cinco días hábiles antes de la salida para evitar cancelaciones de último momento. Las herramientas de reserva de viajes deberán capturar los números de ETA junto con la Información Avanzada de Pasajeros para que los equipos de responsabilidad puedan detectar itinerarios no conformes.
Las aerolíneas están actualizando sus sistemas de control de salida (DCS) para consultar en tiempo real a la Fuerza Fronteriza del Reino Unido. La falta de verificación de una ETA generará una instrucción de “no embarque” similar a los rechazos del sistema APIS de EE. UU. Las aerolíneas de bajo costo advierten que las filas en el check-in podrían alargarse inicialmente, por lo que las empresas podrían considerar añadir tiempo extra en los traslados al aeropuerto para los viajeros frecuentes a principios de 2026.
Estratégicamente, la ETA completa un plan digital fronterizo en tres fases que, para 2027, convertirá todas las visas en e-Visas vinculadas a los pasaportes. Esto promete un paso por los controles más ágil con puertas electrónicas y datos más completos para la evaluación de riesgos, pero solo si los viajeros se adaptan rápidamente a esta nueva forma de viajar sin papeleo.
La ETA tiene un costo de £10 y es válida para múltiples visitas de hasta seis meses durante un período de dos años. Desde su lanzamiento piloto en 2023, se han procesado más de 13,3 millones de solicitudes, con un 97 % aprobadas automáticamente en cuestión de minutos. Sin embargo, a partir de febrero próximo, las aerolíneas enfrentarán multas si transportan pasajeros sin “permiso de viaje”, siguiendo el modelo del sistema ESTA de Estados Unidos.
Para los gestores de viajes corporativos, este cambio es relevante. Aunque la mayoría de los viajeros obtendrán la aprobación rápidamente, quienes tengan antecedentes penales recientes o datos de pasaporte ambiguos podrían enfrentar revisiones de hasta 72 horas. Por ello, las políticas de viaje corporativas deberían exigir la presentación de los datos de la ETA al menos cinco días hábiles antes de la salida para evitar cancelaciones de último momento. Las herramientas de reserva de viajes deberán capturar los números de ETA junto con la Información Avanzada de Pasajeros para que los equipos de responsabilidad puedan detectar itinerarios no conformes.
Las aerolíneas están actualizando sus sistemas de control de salida (DCS) para consultar en tiempo real a la Fuerza Fronteriza del Reino Unido. La falta de verificación de una ETA generará una instrucción de “no embarque” similar a los rechazos del sistema APIS de EE. UU. Las aerolíneas de bajo costo advierten que las filas en el check-in podrían alargarse inicialmente, por lo que las empresas podrían considerar añadir tiempo extra en los traslados al aeropuerto para los viajeros frecuentes a principios de 2026.
Estratégicamente, la ETA completa un plan digital fronterizo en tres fases que, para 2027, convertirá todas las visas en e-Visas vinculadas a los pasaportes. Esto promete un paso por los controles más ágil con puertas electrónicas y datos más completos para la evaluación de riesgos, pero solo si los viajeros se adaptan rápidamente a esta nueva forma de viajar sin papeleo.









