
El 29 de noviembre, las condiciones invernales y los cuellos de botella en el control del tráfico aéreo provocaron la cancelación de 235 vuelos y más de 2.200 retrasos en toda Europa. Los centros de operaciones de Múnich y Fráncfort, en Alemania, registraron tasas de cambios en los horarios del 3-4 % y retrasos promedio que superaron el 25 % de las salidas.
Lufthansa reportó cinco cancelaciones y 255 retrasos, mientras que la aerolínea regional German Airways canceló dos vuelos. Aunque el número absoluto de cancelaciones en Fráncfort fue bajo (cuatro), los 130 movimientos retrasados generaron efectos en cadena durante las franjas horarias de la tarde, afectando conexiones con Asia y Norteamérica. Analistas de datos de viajes señalan que los aeropuertos alemanes son especialmente vulnerables cuando las operaciones simultáneas de limpieza de nieve y deshielo coinciden con la falta de personal en el control aéreo a nivel paneuropeo.
Los responsables de movilidad corporativa deberían recomendar a los viajeros que consulten las aplicaciones de estado de vuelos y consideren alternativas ferroviarias para trayectos nacionales inferiores a 400 kilómetros; Deutsche Bahn suele aumentar la capacidad de sus trenes ICE en estas situaciones. Quienes reserven reuniones en el espacio Schengen el mismo día deberían evitar los últimos vuelos, ya que los límites de horas de trabajo de la tripulación pueden obligar a cancelaciones nocturnas si los retrasos superan las tres horas.
Desde una perspectiva política, estos datos subrayan la necesidad de que los actores de la aviación alemana aceleren la planificación de contingencias antes del intenso periodo vacacional. Las plataformas planificadas para el deshielo remoto en el aeropuerto de Múnich, previstas para 2026, podrían reducir minutos críticos en los tiempos de rotación, pero las soluciones provisionales dependerán de reservas de personal y reglas flexibles para la asignación de franjas horarias.
Lufthansa reportó cinco cancelaciones y 255 retrasos, mientras que la aerolínea regional German Airways canceló dos vuelos. Aunque el número absoluto de cancelaciones en Fráncfort fue bajo (cuatro), los 130 movimientos retrasados generaron efectos en cadena durante las franjas horarias de la tarde, afectando conexiones con Asia y Norteamérica. Analistas de datos de viajes señalan que los aeropuertos alemanes son especialmente vulnerables cuando las operaciones simultáneas de limpieza de nieve y deshielo coinciden con la falta de personal en el control aéreo a nivel paneuropeo.
Los responsables de movilidad corporativa deberían recomendar a los viajeros que consulten las aplicaciones de estado de vuelos y consideren alternativas ferroviarias para trayectos nacionales inferiores a 400 kilómetros; Deutsche Bahn suele aumentar la capacidad de sus trenes ICE en estas situaciones. Quienes reserven reuniones en el espacio Schengen el mismo día deberían evitar los últimos vuelos, ya que los límites de horas de trabajo de la tripulación pueden obligar a cancelaciones nocturnas si los retrasos superan las tres horas.
Desde una perspectiva política, estos datos subrayan la necesidad de que los actores de la aviación alemana aceleren la planificación de contingencias antes del intenso periodo vacacional. Las plataformas planificadas para el deshielo remoto en el aeropuerto de Múnich, previstas para 2026, podrían reducir minutos críticos en los tiempos de rotación, pero las soluciones provisionales dependerán de reservas de personal y reglas flexibles para la asignación de franjas horarias.











