
La Secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, ha publicado un aviso en el Registro Federal que pone fin al Estatus de Protección Temporal (TPS) para aproximadamente 353,000 haitianos, con vigencia a partir del 3 de febrero de 2026.
Esta decisión revierte una extensión otorgada durante la administración Biden en 2024, a pesar de que datos de la ONU indican que más de 1.4 millones de haitianos han sido desplazados por la violencia de pandillas. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) argumenta que Haití ya no cumple con las condiciones “extraordinarias y temporales” necesarias y que mantener la protección “no es del interés nacional”.
Los beneficiarios del TPS tendrán 18 meses para organizar su salida, cambiar su estatus migratorio o enfrentar la deportación. Los empleadores deben actualizar sus sistemas de cumplimiento: la autorización de trabajo vinculada al TPS expirará el 3 de febrero, salvo que el DHS otorgue extensiones automáticas durante el proceso de cierre. Sectores con gran presencia de trabajadores haitianos —como salud, hostelería y logística— deben prepararse para posibles contingencias por escasez de mano de obra.
Grupos de defensa prometen presentar demandas, recordando que un intento previo de terminar con el TPS para Haití fue bloqueado en julio. Críticos en el Congreso advierten que deportaciones masivas podrían desestabilizar aún más a Haití y saturar los recursos fronterizos de EE. UU. si se produce un aumento en la migración de retorno.
Para los gestores de movilidad global, las tareas clave incluyen auditar los registros de recursos humanos para la documentación I-9 basada en TPS, asesorar a los empleados afectados sobre opciones de visa alternativas (como H-2B o residencia familiar) y presupuestar para trámites acelerados antes de la fecha límite.
Esta decisión revierte una extensión otorgada durante la administración Biden en 2024, a pesar de que datos de la ONU indican que más de 1.4 millones de haitianos han sido desplazados por la violencia de pandillas. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) argumenta que Haití ya no cumple con las condiciones “extraordinarias y temporales” necesarias y que mantener la protección “no es del interés nacional”.
Los beneficiarios del TPS tendrán 18 meses para organizar su salida, cambiar su estatus migratorio o enfrentar la deportación. Los empleadores deben actualizar sus sistemas de cumplimiento: la autorización de trabajo vinculada al TPS expirará el 3 de febrero, salvo que el DHS otorgue extensiones automáticas durante el proceso de cierre. Sectores con gran presencia de trabajadores haitianos —como salud, hostelería y logística— deben prepararse para posibles contingencias por escasez de mano de obra.
Grupos de defensa prometen presentar demandas, recordando que un intento previo de terminar con el TPS para Haití fue bloqueado en julio. Críticos en el Congreso advierten que deportaciones masivas podrían desestabilizar aún más a Haití y saturar los recursos fronterizos de EE. UU. si se produce un aumento en la migración de retorno.
Para los gestores de movilidad global, las tareas clave incluyen auditar los registros de recursos humanos para la documentación I-9 basada en TPS, asesorar a los empleados afectados sobre opciones de visa alternativas (como H-2B o residencia familiar) y presupuestar para trámites acelerados antes de la fecha límite.








