
El Ministerio del Interior del Reino Unido ha confirmado el 25 de febrero de 2026 como la fecha de lanzamiento de su sistema de Autorización Electrónica de Viaje (ETA), que incluirá a australianos y ciudadanos de otras 84 naciones exentas de visa bajo un régimen de preautorización similar al de Estados Unidos. A partir de esa fecha, los australianos que visiten el país por hasta seis meses —ya sea por turismo, reuniones de negocios, estudios cortos o compromisos remunerados— deberán obtener una ETA en línea o a través de una aplicación, pagar una tarifa de £16 y recibir una aprobación digital vinculada a su pasaporte.
Las aerolíneas estarán legalmente obligadas a verificar el estado de la ETA en el check-in, y las compañías que permitan abordar a pasajeros sin esta autorización enfrentarán multas. El Ministerio del Interior sostiene que esta medida fortalecerá la seguridad fronteriza al permitir un control basado en riesgos antes de que los viajeros embarquen. Sin embargo, organizaciones del sector turístico advierten que esta tarifa equivale a un ‘impuesto al turista’ y que los viajeros de último momento podrían verse afectados por el plazo de procesamiento de 72 horas.
Para los programas de movilidad corporativa, el impacto es inmediato: los perfiles de los viajeros y las herramientas de reserva en línea deberán incluir los números de referencia de la ETA, y las políticas de recursos humanos tendrán que especificar quién asume el costo de la tarifa. Algunas empresas están explorando la compra masiva de tarjetas de crédito prepagas para evitar retrasos en los reembolsos.
Los gestores de riesgos en viajes también deben tener en cuenta que transitar por el Reino Unido sin pasar por inmigración seguirá requiriendo una ETA, cerrando así una laguna que existía desde hace tiempo. Se recomienda a los viajeros frecuentes solicitar la autorización con suficiente antelación para viajes con múltiples escalas que utilicen Heathrow o Gatwick como centros de conexión.
Con más de 700,000 australianos visitando el Reino Unido anualmente antes de la pandemia, la ETA se convertirá en un trámite habitual —aunque impopular— dentro de la lista de requisitos para viajar. El gobierno no descarta implementar medidas recíprocas para ciudadanos británicos si otros países socios adoptan sistemas similares.
Las aerolíneas estarán legalmente obligadas a verificar el estado de la ETA en el check-in, y las compañías que permitan abordar a pasajeros sin esta autorización enfrentarán multas. El Ministerio del Interior sostiene que esta medida fortalecerá la seguridad fronteriza al permitir un control basado en riesgos antes de que los viajeros embarquen. Sin embargo, organizaciones del sector turístico advierten que esta tarifa equivale a un ‘impuesto al turista’ y que los viajeros de último momento podrían verse afectados por el plazo de procesamiento de 72 horas.
Para los programas de movilidad corporativa, el impacto es inmediato: los perfiles de los viajeros y las herramientas de reserva en línea deberán incluir los números de referencia de la ETA, y las políticas de recursos humanos tendrán que especificar quién asume el costo de la tarifa. Algunas empresas están explorando la compra masiva de tarjetas de crédito prepagas para evitar retrasos en los reembolsos.
Los gestores de riesgos en viajes también deben tener en cuenta que transitar por el Reino Unido sin pasar por inmigración seguirá requiriendo una ETA, cerrando así una laguna que existía desde hace tiempo. Se recomienda a los viajeros frecuentes solicitar la autorización con suficiente antelación para viajes con múltiples escalas que utilicen Heathrow o Gatwick como centros de conexión.
Con más de 700,000 australianos visitando el Reino Unido anualmente antes de la pandemia, la ETA se convertirá en un trámite habitual —aunque impopular— dentro de la lista de requisitos para viajar. El gobierno no descarta implementar medidas recíprocas para ciudadanos británicos si otros países socios adoptan sistemas similares.









