
El Ministerio de Relaciones Exteriores de India ha presentado una enérgica protesta diplomática ante Pekín después de que Prema Wangjom Thongdok, de 33 años y titular de un pasaporte indio nacida en Arunachal Pradesh, fuera detenida durante una escala el 21 de noviembre en el Aeropuerto Internacional de Shanghai Pudong y retenida durante 18 horas. Funcionarios de inmigración chinos habrían declarado su pasaporte indio “inválido” porque indicaba Arunachal Pradesh —territorio que China reclama como “Zangnan”— como su lugar de nacimiento.
El incidente ocurre apenas tres meses después de la visita del primer ministro Narendra Modi a China en agosto, destinada a restablecer las relaciones dañadas tras el enfrentamiento en el valle de Galwan en 2020. Al acusar a China de violar la Convención de Chicago sobre Aviación Civil Internacional y otros tratados de derechos de tránsito, Nueva Delhi envió una señal clara: las interrupciones en la movilidad que afectan a viajeros comunes pueden convertirse rápidamente en puntos críticos geopolíticos.
Para los gestores globales de movilidad y riesgos de viaje, el episodio pone en evidencia tres cuestiones operativas. Primero, los titulares de pasaportes indios originarios de Arunachal Pradesh, Ladakh u otras regiones en disputa podrían enfrentar un escrutinio más riguroso en sus escalas por China continental, incluso si solo conectan con vuelos a terceros países. Segundo, las aerolíneas que operan en hubs chinos podrían recibir mayores exigencias de cuidado por parte de clientes corporativos que trasladan empleados con pasaportes indios. Tercero, la emisión de visas o el control migratorio para ciudadanos chinos en India —recientemente reanudado tras una pausa de dos años— podría volver a usarse como moneda de negociación si se repiten incidentes similares.
En la práctica, las empresas que envían personal a través de aeropuertos chinos deberían realizar evaluaciones de ruta más exhaustivas, informar a los viajeros sobre riesgos de inspecciones secundarias y mantener actualizados los protocolos de contacto de emergencia. Utilizar hubs alternativos como Hong Kong, Singapur o Seúl para conexiones en Asia-Pacífico puede reducir la exposición de empleados cuyos documentos mencionan territorios en disputa.
El Ministerio de Relaciones Exteriores afirma que está “monitoreando de cerca” la situación y espera una explicación formal de Pekín. Aunque un caso aislado no frene los esfuerzos graduales de reconciliación, subraya cómo las disputas fronterizas sin resolver pueden convertirse en obstáculos para la movilidad con muy poca advertencia.
El incidente ocurre apenas tres meses después de la visita del primer ministro Narendra Modi a China en agosto, destinada a restablecer las relaciones dañadas tras el enfrentamiento en el valle de Galwan en 2020. Al acusar a China de violar la Convención de Chicago sobre Aviación Civil Internacional y otros tratados de derechos de tránsito, Nueva Delhi envió una señal clara: las interrupciones en la movilidad que afectan a viajeros comunes pueden convertirse rápidamente en puntos críticos geopolíticos.
Para los gestores globales de movilidad y riesgos de viaje, el episodio pone en evidencia tres cuestiones operativas. Primero, los titulares de pasaportes indios originarios de Arunachal Pradesh, Ladakh u otras regiones en disputa podrían enfrentar un escrutinio más riguroso en sus escalas por China continental, incluso si solo conectan con vuelos a terceros países. Segundo, las aerolíneas que operan en hubs chinos podrían recibir mayores exigencias de cuidado por parte de clientes corporativos que trasladan empleados con pasaportes indios. Tercero, la emisión de visas o el control migratorio para ciudadanos chinos en India —recientemente reanudado tras una pausa de dos años— podría volver a usarse como moneda de negociación si se repiten incidentes similares.
En la práctica, las empresas que envían personal a través de aeropuertos chinos deberían realizar evaluaciones de ruta más exhaustivas, informar a los viajeros sobre riesgos de inspecciones secundarias y mantener actualizados los protocolos de contacto de emergencia. Utilizar hubs alternativos como Hong Kong, Singapur o Seúl para conexiones en Asia-Pacífico puede reducir la exposición de empleados cuyos documentos mencionan territorios en disputa.
El Ministerio de Relaciones Exteriores afirma que está “monitoreando de cerca” la situación y espera una explicación formal de Pekín. Aunque un caso aislado no frene los esfuerzos graduales de reconciliación, subraya cómo las disputas fronterizas sin resolver pueden convertirse en obstáculos para la movilidad con muy poca advertencia.








