
El Gobierno irlandés ha aprobado un nuevo esquema de contribuciones basado en los ingresos para solicitantes de protección internacional que estén empleados. Según el plan, los solicitantes de asilo que residan en alojamientos proporcionados por el Estado pagarán entre 15 y 238 euros semanales —del 10 % al 40 % de sus ingresos— para cubrir los costos de comida y alojamiento. El ministro de Justicia, Jim O’Callaghan, afirmó que este cambio pone a Irlanda en línea con varios países de la UE donde los solicitantes empleados contribuyen a sufragar los gastos de recepción.
La reforma está dirigida a los 7.500 solicitantes de protección que actualmente trabajan, muchos de ellos en sectores con escasez crónica de mano de obra, como la hostelería, la agricultura y la salud. Hasta ahora, estos residentes conservaban el 100 % de sus salarios mientras el Estado asumía los gastos de alojamiento, que promedian 14.000 euros por persona al año. Los funcionarios gubernamentales estiman que la medida podría recaudar entre 25 y 30 millones de euros en 2026, fondos que se reinvertirán en acelerar los procesos de asilo y mejorar los centros de acogida.
Para empleadores y gestores de movilidad, el mayor impacto será en el ingreso neto disponible. Los equipos de recursos humanos deberían revisar los paquetes salariales —especialmente las horas extras y los pluses por turnos— para garantizar que los empleados afectados puedan cubrir sus gastos de vida. Como las contribuciones se deducirán directamente por el proveedor del alojamiento, los departamentos de nómina necesitarán una confirmación escrita del cargo para los cálculos fiscales y de beneficios.
Grupos de defensa han criticado la política, argumentando que podría empujar a los trabajadores con bajos ingresos hacia el empleo no declarado para evitar las deducciones. El Departamento de Justicia responde que solo pagarán quienes ganen más de 97 euros semanales y que el esquema incluye una exención por dificultades económicas. Un período de adaptación de 12 meses permitirá que los sistemas informáticos y los residentes se ajusten antes de que los pagos comiencen a finales de 2026.
Con la migración nuevamente en el centro del debate político, esta medida señala que Irlanda busca equilibrar la apertura a las habilidades con la prudencia fiscal. Las multinacionales que emplean a solicitantes de asilo bajo el esquema de acceso al mercado laboral deberían informar a su personal con anticipación y considerar complementos salariales cuando sea necesario para mantener la retención y la moral.
La reforma está dirigida a los 7.500 solicitantes de protección que actualmente trabajan, muchos de ellos en sectores con escasez crónica de mano de obra, como la hostelería, la agricultura y la salud. Hasta ahora, estos residentes conservaban el 100 % de sus salarios mientras el Estado asumía los gastos de alojamiento, que promedian 14.000 euros por persona al año. Los funcionarios gubernamentales estiman que la medida podría recaudar entre 25 y 30 millones de euros en 2026, fondos que se reinvertirán en acelerar los procesos de asilo y mejorar los centros de acogida.
Para empleadores y gestores de movilidad, el mayor impacto será en el ingreso neto disponible. Los equipos de recursos humanos deberían revisar los paquetes salariales —especialmente las horas extras y los pluses por turnos— para garantizar que los empleados afectados puedan cubrir sus gastos de vida. Como las contribuciones se deducirán directamente por el proveedor del alojamiento, los departamentos de nómina necesitarán una confirmación escrita del cargo para los cálculos fiscales y de beneficios.
Grupos de defensa han criticado la política, argumentando que podría empujar a los trabajadores con bajos ingresos hacia el empleo no declarado para evitar las deducciones. El Departamento de Justicia responde que solo pagarán quienes ganen más de 97 euros semanales y que el esquema incluye una exención por dificultades económicas. Un período de adaptación de 12 meses permitirá que los sistemas informáticos y los residentes se ajusten antes de que los pagos comiencen a finales de 2026.
Con la migración nuevamente en el centro del debate político, esta medida señala que Irlanda busca equilibrar la apertura a las habilidades con la prudencia fiscal. Las multinacionales que emplean a solicitantes de asilo bajo el esquema de acceso al mercado laboral deberían informar a su personal con anticipación y considerar complementos salariales cuando sea necesario para mantener la retención y la moral.









