
Chipre y Líbano firmaron el 26 de noviembre un esperado acuerdo para delimitar sus Zonas Económicas Exclusivas (ZEE), poniendo fin a casi dos décadas de incertidumbre legal que había disuadido a las empresas energéticas de enviar personal o equipos a las aguas en disputa. Los presidentes Nikos Christodoulides y Joseph Aoun formalizaron el acuerdo de línea media en el palacio presidencial de Baabda en Beirut, calificando el pacto como un “hito estratégico” que permitirá a ambas naciones otorgar licencias para nuevos bloques offshore con jurisdicción clara.
Para los gestores de movilidad global, el acuerdo elimina un importante obstáculo en materia de seguridad y seguros. Hasta ahora, las empresas de servicios que enviaban ingenieros, supervisores de plataformas o pilotos de ROV a embarcaciones de prospección chipriotas o libanesas corrían el riesgo de detenciones o doble imposición fiscal debido a las reclamaciones superpuestas de ambos países. La definición clara de límites facilita la tramitación de permisos de trabajo, registro de embarcaciones y pólizas de seguro sin temor a protestas diplomáticas o desvíos inesperados de la guardia costera.
El pacto también contempla un estudio de viabilidad conjunto, financiado por el Banco Mundial, para un interconector eléctrico submarino. De construirse, este cable podría crear un corredor de transporte para técnicos especializados que viajen entre Limassol y Beirut, y respaldar los planes de exportación de hidrógeno verde financiados por la UE. Chipre —que asumirá la presidencia del Consejo de la UE en enero de 2026— se ha comprometido a impulsar una tramitación más rápida de visados Schengen para contratistas energéticos libaneses una vez avance el proyecto del cable.
La geopolítica regional sigue siendo delicada. Turquía se opone al acuerdo y Siria aún no ha definido su línea marítima con Líbano, por lo que los planificadores de movilidad deberán mantener protocolos de contingencia sólidos. No obstante, aseguradoras marítimas indicaron a CBN que esperan “reducciones significativas en las primas” para transferencias de personal en el Mediterráneo oriental a partir del próximo trimestre.
Para los gestores de movilidad global, el acuerdo elimina un importante obstáculo en materia de seguridad y seguros. Hasta ahora, las empresas de servicios que enviaban ingenieros, supervisores de plataformas o pilotos de ROV a embarcaciones de prospección chipriotas o libanesas corrían el riesgo de detenciones o doble imposición fiscal debido a las reclamaciones superpuestas de ambos países. La definición clara de límites facilita la tramitación de permisos de trabajo, registro de embarcaciones y pólizas de seguro sin temor a protestas diplomáticas o desvíos inesperados de la guardia costera.
El pacto también contempla un estudio de viabilidad conjunto, financiado por el Banco Mundial, para un interconector eléctrico submarino. De construirse, este cable podría crear un corredor de transporte para técnicos especializados que viajen entre Limassol y Beirut, y respaldar los planes de exportación de hidrógeno verde financiados por la UE. Chipre —que asumirá la presidencia del Consejo de la UE en enero de 2026— se ha comprometido a impulsar una tramitación más rápida de visados Schengen para contratistas energéticos libaneses una vez avance el proyecto del cable.
La geopolítica regional sigue siendo delicada. Turquía se opone al acuerdo y Siria aún no ha definido su línea marítima con Líbano, por lo que los planificadores de movilidad deberán mantener protocolos de contingencia sólidos. No obstante, aseguradoras marítimas indicaron a CBN que esperan “reducciones significativas en las primas” para transferencias de personal en el Mediterráneo oriental a partir del próximo trimestre.









