
Mientras las huelgas acaparaban los titulares, altos funcionarios se reunieron discretamente el 26 de noviembre en el edificio Justus Lipsius del Consejo de la UE para el Comité Estratégico sobre Inmigración, Fronteras y Asilo (SCIFA). Bélgica presidió la reunión bajo la presidencia rotatoria, situando a Bruselas en primera fila para moldear nuevas normas que podrían redefinir cómo los estados Schengen gestionan a los inmigrantes en situación irregular y a los solicitantes de asilo rechazados.
En la cima de la agenda está la propuesta de que las decisiones de retorno emitidas por un estado miembro sean automáticamente válidas en toda la UE, reemplazando el actual enfoque fragmentado. Las autoridades belgas sostienen que este cambio reduciría el ‘turismo de asilo’ y aliviaría la presión sobre su propia red de acogida, que sigue con una ocupación superior al 95 %.
Los delegados también están revisando un documento de la Comisión sobre la transición de ucranianos con estatus de protección temporal a permisos de residencia a largo plazo. Bélgica acoge a unos 90,000 desplazados ucranianos, muchos de los cuales ya han entrado en el mercado laboral; los empleadores buscan una vía ágil hacia visados más prolongados para evitar la escasez de talento.
Aunque la reunión fue preparatoria y a puerta cerrada, sus resultados se incorporarán directamente al Consejo de Justicia y Asuntos Internos en diciembre, donde los ministros podrían adoptar un enfoque general. Los empleadores multinacionales deben seguir de cerca estos avances, ya que el reconocimiento mutuo de las órdenes de retorno podría acelerar las acciones de ejecución y afectar la planificación de trabajadores desplazados no comunitarios.
En la cima de la agenda está la propuesta de que las decisiones de retorno emitidas por un estado miembro sean automáticamente válidas en toda la UE, reemplazando el actual enfoque fragmentado. Las autoridades belgas sostienen que este cambio reduciría el ‘turismo de asilo’ y aliviaría la presión sobre su propia red de acogida, que sigue con una ocupación superior al 95 %.
Los delegados también están revisando un documento de la Comisión sobre la transición de ucranianos con estatus de protección temporal a permisos de residencia a largo plazo. Bélgica acoge a unos 90,000 desplazados ucranianos, muchos de los cuales ya han entrado en el mercado laboral; los empleadores buscan una vía ágil hacia visados más prolongados para evitar la escasez de talento.
Aunque la reunión fue preparatoria y a puerta cerrada, sus resultados se incorporarán directamente al Consejo de Justicia y Asuntos Internos en diciembre, donde los ministros podrían adoptar un enfoque general. Los empleadores multinacionales deben seguir de cerca estos avances, ya que el reconocimiento mutuo de las órdenes de retorno podría acelerar las acciones de ejecución y afectar la planificación de trabajadores desplazados no comunitarios.









