
Bélgica amaneció con un cielo inusualmente silencioso y andenes de trenes inquietantemente vacíos el 26 de noviembre, tras el inicio del tercer y último día de una huelga coordinada de 72 horas convocada por las tres principales federaciones sindicales del país.
El paro en el sector privado fue el que más afectó al ecosistema de movilidad. El Aeropuerto de Bruselas canceló todos los vuelos de salida y suprimió 110 de los 203 vuelos programados para llegar ese día, mientras que el Aeropuerto de Charleroi advirtió a los pasajeros que no acudieran a la terminal debido a la ausencia de personal de seguridad y manejo de equipajes. Aerolíneas de bajo costo como Ryanair, junto con compañías de red como British Airways y Brussels Airlines, cancelaron servicios preventivamente, desviando algunos aviones a Maastricht y Düsseldorf para evitar infracciones en los tiempos de trabajo de la tripulación.
Más allá de la aviación, los autobuses locales, tranvías y líneas de metro en Bruselas, Amberes y Lieja operaron con horarios de emergencia limitados, y el tráfico ferroviario interurbano se redujo a un tren de cada cinco. Las paradas de taxis y los operadores de movilidad compartida reportaron un aumento del 180 % en la demanda, según el proveedor de datos de movilidad BeMobile, evidenciando el efecto dominó para los viajeros diarios y de negocios.
Los sindicatos protestan contra el proyecto de reformas de pensiones y mercado laboral del primer ministro Bart De Wever, así como contra el plan presupuestario de 2026 que aumenta los impuestos sobre los billetes y recorta el gasto en seguridad social. Los grupos empresariales estiman que la acción de tres días costará a la economía 300 millones de euros, con Brussels Airlines reportando pérdidas directas de 14 millones de euros.
En la práctica, las empresas con personal desplazado en Bélgica están activando políticas de teletrabajo, pidiendo a los viajeros que reprogramen sus rutas vía Ámsterdam o París, y advirtiendo a los empleados que las oficinas locales de inmigración podrían operar con personal mínimo. Los gestores de movilidad deben esperar interrupciones residuales el 27 de noviembre mientras se reposicionan aviones, tripulaciones y material rodante.
El paro en el sector privado fue el que más afectó al ecosistema de movilidad. El Aeropuerto de Bruselas canceló todos los vuelos de salida y suprimió 110 de los 203 vuelos programados para llegar ese día, mientras que el Aeropuerto de Charleroi advirtió a los pasajeros que no acudieran a la terminal debido a la ausencia de personal de seguridad y manejo de equipajes. Aerolíneas de bajo costo como Ryanair, junto con compañías de red como British Airways y Brussels Airlines, cancelaron servicios preventivamente, desviando algunos aviones a Maastricht y Düsseldorf para evitar infracciones en los tiempos de trabajo de la tripulación.
Más allá de la aviación, los autobuses locales, tranvías y líneas de metro en Bruselas, Amberes y Lieja operaron con horarios de emergencia limitados, y el tráfico ferroviario interurbano se redujo a un tren de cada cinco. Las paradas de taxis y los operadores de movilidad compartida reportaron un aumento del 180 % en la demanda, según el proveedor de datos de movilidad BeMobile, evidenciando el efecto dominó para los viajeros diarios y de negocios.
Los sindicatos protestan contra el proyecto de reformas de pensiones y mercado laboral del primer ministro Bart De Wever, así como contra el plan presupuestario de 2026 que aumenta los impuestos sobre los billetes y recorta el gasto en seguridad social. Los grupos empresariales estiman que la acción de tres días costará a la economía 300 millones de euros, con Brussels Airlines reportando pérdidas directas de 14 millones de euros.
En la práctica, las empresas con personal desplazado en Bélgica están activando políticas de teletrabajo, pidiendo a los viajeros que reprogramen sus rutas vía Ámsterdam o París, y advirtiendo a los empleados que las oficinas locales de inmigración podrían operar con personal mínimo. Los gestores de movilidad deben esperar interrupciones residuales el 27 de noviembre mientras se reposicionan aviones, tripulaciones y material rodante.








