
Las navieras y los cargadores se preparan para posibles retrasos en el Puerto de Amberes tras el aviso emitido por la naviera Hapag-Lloyd el 23 de noviembre, que alerta sobre “posibles demoras portuarias” desde la noche del 23 hasta el 26 de noviembre. Esta advertencia sigue a los comunicados de los prácticos del puerto y los sindicatos de muelles, que han anunciado que respetarán las líneas de piquete durante la huelga nacional.
Amberes maneja el mayor volumen de exportaciones químicas de Europa y es un punto clave de entrada para piezas automotrices con destino a Alemania. Incluso una paralización de 24 horas puede generar congestión en los patios durante semanas, ya que las ventanas de atraque de los buques deben reprogramarse en los principales puertos del norte de Europa.
Los transitarios han comenzado a desviar la carga urgente hacia Rotterdam y Zeebrugge, pero la escasez de conductores de camión y los bloqueos previstos en las zonas industriales belgas amenazan con trasladar los cuellos de botella a etapas anteriores de la cadena logística. Los importadores de productos perecederos aceleran los trámites aduaneros y aseguran la alimentación eléctrica para contenedores refrigerados, ante la posibilidad de que estos permanezcan más tiempo del previsto en los muelles.
La autoridad portuaria asegura que los servicios de remolque de emergencia y bomberos seguirán operativos, aunque advierte que los movimientos en las puertas de las terminales podrían suspenderse si el personal de seguridad cae por debajo del mínimo requerido. Las empresas con técnicos móviles programados para abordar buques para mantenimiento deben verificar sus pases de acceso, ya que podrían cancelarse los traslados en lanchas.
Aunque la mayoría de las acciones laborales en Amberes suelen ser breves, los analistas señalan un aumento en la militancia de los prácticos tras el estancamiento de las negociaciones salariales regionales. Si no se llega a un acuerdo, podrían intensificarse las protestas de “trabajo a reglamento” justo antes del pico navideño, afectando tanto las cadenas de suministro como los envíos de bienes domésticos de expatriados.
Amberes maneja el mayor volumen de exportaciones químicas de Europa y es un punto clave de entrada para piezas automotrices con destino a Alemania. Incluso una paralización de 24 horas puede generar congestión en los patios durante semanas, ya que las ventanas de atraque de los buques deben reprogramarse en los principales puertos del norte de Europa.
Los transitarios han comenzado a desviar la carga urgente hacia Rotterdam y Zeebrugge, pero la escasez de conductores de camión y los bloqueos previstos en las zonas industriales belgas amenazan con trasladar los cuellos de botella a etapas anteriores de la cadena logística. Los importadores de productos perecederos aceleran los trámites aduaneros y aseguran la alimentación eléctrica para contenedores refrigerados, ante la posibilidad de que estos permanezcan más tiempo del previsto en los muelles.
La autoridad portuaria asegura que los servicios de remolque de emergencia y bomberos seguirán operativos, aunque advierte que los movimientos en las puertas de las terminales podrían suspenderse si el personal de seguridad cae por debajo del mínimo requerido. Las empresas con técnicos móviles programados para abordar buques para mantenimiento deben verificar sus pases de acceso, ya que podrían cancelarse los traslados en lanchas.
Aunque la mayoría de las acciones laborales en Amberes suelen ser breves, los analistas señalan un aumento en la militancia de los prácticos tras el estancamiento de las negociaciones salariales regionales. Si no se llega a un acuerdo, podrían intensificarse las protestas de “trabajo a reglamento” justo antes del pico navideño, afectando tanto las cadenas de suministro como los envíos de bienes domésticos de expatriados.






