
La ambición de décadas de Chipre por unirse a la zona de libre circulación de Europa dio un paso decisivo esta semana tras el respaldo público del Comisario Europeo de Asuntos Internos, Magnus Brunner, al plan de adhesión de la isla. En reuniones en Bruselas el 21 de noviembre, Brunner aseguró al viceministro de Migración, Nicholas Ioannides, que la Comisión ofrece su “total apoyo” para que Chipre finalice el trabajo técnico necesario para integrar el Sistema de Entrada/Salida de la UE, los pasaportes biométricos mejorados y la gestión armonizada de devoluciones.
Aunque Chipre ya aplica la mayoría del acervo Schengen, los viajeros procedentes de Europa continental aún deben pasar controles fronterizos nacionales, y la República no puede emitir visados uniformes Schengen (tipo C). Por ello, los viajeros de negocios enfrentan una doble tramitación: un visado para Chipre y otro para continuar su viaje por Schengen, mientras que los residentes chipriotas hacen fila en control de pasaportes al volar a Atenas, Frankfurt o París. La adhesión plena eliminaría estos obstáculos, simplificando enormemente los itinerarios ejecutivos y la planificación de reubicaciones corporativas.
Técnicamente, Nicosia está en buen camino. El equipamiento fronterizo es compatible con Schengen y la base de datos policial se ha actualizado para comunicarse con SIS-II y el Sistema de Información de Visados de la UE. Los obstáculos restantes son políticos: se requiere unanimidad entre los 29 miembros actuales de Schengen. Diplomáticos señalan que Austria, tradicionalmente escéptica ante ampliaciones, parece más relajada porque las fronteras chipriotas son marítimas y ya están patrulladas por Frontex. La votación final podría darse a finales de 2026, coincidiendo con la presidencia rotatoria de Chipre en el Consejo de la UE.
Los gestores de movilidad global deben prepararse para una transición en dos fases. En 2026, los agentes fronterizos cambiarán los sellos nacionales por escaneos biométricos; es probable que se formen colas mientras los oficiales se adaptan. Las empresas deberían informar a los viajeros, actualizar las calculadoras para trabajadores desplazados incluyendo la regla Schengen de 90/180 días, y revisar las pólizas de seguro multipaís que actualmente excluyen a Chipre. A largo plazo, las sedes en la isla —desde el sector naviero hasta fintech— esperan reducir costos de cumplimiento en viajes y acelerar la incorporación de personal basado en la UE.
Si se cumple el calendario político, Chipre sería el primer país en unirse a Schengen desde Croacia en 2023, extendiendo la frontera exterior de la zona hasta el Mediterráneo oriental y reforzando el régimen común de fronteras de Europa.
Aunque Chipre ya aplica la mayoría del acervo Schengen, los viajeros procedentes de Europa continental aún deben pasar controles fronterizos nacionales, y la República no puede emitir visados uniformes Schengen (tipo C). Por ello, los viajeros de negocios enfrentan una doble tramitación: un visado para Chipre y otro para continuar su viaje por Schengen, mientras que los residentes chipriotas hacen fila en control de pasaportes al volar a Atenas, Frankfurt o París. La adhesión plena eliminaría estos obstáculos, simplificando enormemente los itinerarios ejecutivos y la planificación de reubicaciones corporativas.
Técnicamente, Nicosia está en buen camino. El equipamiento fronterizo es compatible con Schengen y la base de datos policial se ha actualizado para comunicarse con SIS-II y el Sistema de Información de Visados de la UE. Los obstáculos restantes son políticos: se requiere unanimidad entre los 29 miembros actuales de Schengen. Diplomáticos señalan que Austria, tradicionalmente escéptica ante ampliaciones, parece más relajada porque las fronteras chipriotas son marítimas y ya están patrulladas por Frontex. La votación final podría darse a finales de 2026, coincidiendo con la presidencia rotatoria de Chipre en el Consejo de la UE.
Los gestores de movilidad global deben prepararse para una transición en dos fases. En 2026, los agentes fronterizos cambiarán los sellos nacionales por escaneos biométricos; es probable que se formen colas mientras los oficiales se adaptan. Las empresas deberían informar a los viajeros, actualizar las calculadoras para trabajadores desplazados incluyendo la regla Schengen de 90/180 días, y revisar las pólizas de seguro multipaís que actualmente excluyen a Chipre. A largo plazo, las sedes en la isla —desde el sector naviero hasta fintech— esperan reducir costos de cumplimiento en viajes y acelerar la incorporación de personal basado en la UE.
Si se cumple el calendario político, Chipre sería el primer país en unirse a Schengen desde Croacia en 2023, extendiendo la frontera exterior de la zona hasta el Mediterráneo oriental y reforzando el régimen común de fronteras de Europa.








