
La red aérea de Bélgica enfrentará una grave interrupción la próxima semana tras la confirmación del Aeropuerto de Bruselas Sur Charleroi (BSCA) de que suspenderá todas las salidas y llegadas el miércoles 26 de noviembre, último día de una huelga nacional de tres jornadas. Los agentes de seguridad, manipuladores de equipaje y contratistas de servicios en tierra han anunciado su participación en una acción sindical coordinada contra los planes de reforma fiscal del Gobierno Federal.
Aunque el aeropuerto está ubicado a 60 kilómetros al sur de Bruselas, es el segundo más concurrido de Bélgica y una puerta clave para aerolíneas de bajo costo como Ryanair, Wizz Air y TUI fly. En 2024, BSCA gestionó 9,4 millones de pasajeros, el 30 % del tráfico aéreo total del país, por lo que un cierre total dejará varados a decenas de miles de viajeros y generará un efecto dominó en los horarios de vuelos europeos. Las aerolíneas ya han comenzado a contactar a los pasajeros para ofrecer rutas alternativas vía el Aeropuerto de Bruselas o Lille, cambios gratuitos o reembolsos, aunque la disponibilidad de asientos en estos servicios alternativos ya es limitada.
Las huelgas forman parte de una ola de protestas más amplia contra las reformas de pensiones, los topes salariales y los cambios propuestos a la jornada laboral de 38 horas en Bélgica. El lunes 24 de noviembre, los sindicatos ferroviarios paralizarán la mayoría de los trenes nacionales e internacionales; el martes, trabajadores del sector público, incluidos empleados de oficinas de inmigración, planean paros que podrían ralentizar el control de pasaportes en puertos y aeropuertos. Se espera que la huelga en la aviación del miércoles sea la más disruptiva, lo que ha llevado a Charleroi a cerrar preventivamente por razones de seguridad.
Los gestores de viajes corporativos aconsejan a los empleados evitar itinerarios que pasen por Bélgica entre el 24 y el 26 de noviembre, seguir de cerca las notificaciones de las aerolíneas y prever tiempo extra para traslados terrestres, ya que los servicios locales de autobús y taxi también podrían verse afectados. Las empresas con movimientos de movilidad sensibles al tiempo, como equipos de mantenimiento que viajan por trabajo, deberían preparar planes de contingencia que desvíen al personal por los aeropuertos de Maastricht Aachen, Eindhoven o París-Beauvais y organizar traslados privados hacia los destinos en Bélgica.
A largo plazo, este episodio pone de manifiesto la vulnerabilidad de Bélgica ante conflictos laborales en infraestructuras críticas y la necesidad de que las multinacionales mantengan políticas de viaje flexibles, sistemas robustos de seguimiento de la seguridad del personal y opciones de evacuación desde múltiples hubs para expatriados y empleados visitantes.
Aunque el aeropuerto está ubicado a 60 kilómetros al sur de Bruselas, es el segundo más concurrido de Bélgica y una puerta clave para aerolíneas de bajo costo como Ryanair, Wizz Air y TUI fly. En 2024, BSCA gestionó 9,4 millones de pasajeros, el 30 % del tráfico aéreo total del país, por lo que un cierre total dejará varados a decenas de miles de viajeros y generará un efecto dominó en los horarios de vuelos europeos. Las aerolíneas ya han comenzado a contactar a los pasajeros para ofrecer rutas alternativas vía el Aeropuerto de Bruselas o Lille, cambios gratuitos o reembolsos, aunque la disponibilidad de asientos en estos servicios alternativos ya es limitada.
Las huelgas forman parte de una ola de protestas más amplia contra las reformas de pensiones, los topes salariales y los cambios propuestos a la jornada laboral de 38 horas en Bélgica. El lunes 24 de noviembre, los sindicatos ferroviarios paralizarán la mayoría de los trenes nacionales e internacionales; el martes, trabajadores del sector público, incluidos empleados de oficinas de inmigración, planean paros que podrían ralentizar el control de pasaportes en puertos y aeropuertos. Se espera que la huelga en la aviación del miércoles sea la más disruptiva, lo que ha llevado a Charleroi a cerrar preventivamente por razones de seguridad.
Los gestores de viajes corporativos aconsejan a los empleados evitar itinerarios que pasen por Bélgica entre el 24 y el 26 de noviembre, seguir de cerca las notificaciones de las aerolíneas y prever tiempo extra para traslados terrestres, ya que los servicios locales de autobús y taxi también podrían verse afectados. Las empresas con movimientos de movilidad sensibles al tiempo, como equipos de mantenimiento que viajan por trabajo, deberían preparar planes de contingencia que desvíen al personal por los aeropuertos de Maastricht Aachen, Eindhoven o París-Beauvais y organizar traslados privados hacia los destinos en Bélgica.
A largo plazo, este episodio pone de manifiesto la vulnerabilidad de Bélgica ante conflictos laborales en infraestructuras críticas y la necesidad de que las multinacionales mantengan políticas de viaje flexibles, sistemas robustos de seguimiento de la seguridad del personal y opciones de evacuación desde múltiples hubs para expatriados y empleados visitantes.








