Los cinco puestos fronterizos restantes de Finlandia en los 1.300 kilómetros de frontera con Rusia podrían cerrar tan pronto como la noche del miércoles, según un plan filtrado del gabinete reportado por el periódico Iltalehti y recogido por agencias internacionales. El gobierno del primer ministro Petteri Orpo ya cerró cuatro pasos muy transitados en el sur el 18 de noviembre, tras la llegada de más de 600 personas de terceros países sin documentación en apenas tres días.
Las autoridades señalan que la nueva oleada de llegadas —principalmente sirios, yemeníes y somalíes que residían en Rusia— se trata de una “migración instrumentalizada”. La ministra del Interior, Mari Rantanen, declaró a la radio Yle que Moscú ha permitido que los migrantes lleguen a la frontera sin visados válidos de la UE “para presionar a Finlandia a unirse a la OTAN”.
![El Gobierno finlandés se prepara para cerrar toda la frontera oriental ante el aumento de cruces irregulares]()
Según la propuesta de emergencia, los puestos de Vartius, Salla, Kuusamo y Raja-Jooseppi se cerrarían a todo tráfico a las 00:00 del 26 de noviembre por un periodo inicial de dos semanas, durante el cual las solicitudes de asilo solo se aceptarían en el aeropuerto de Helsinki o en puertos marítimos designados. La Guardia Fronteriza finlandesa ha comenzado a instalar vallas móviles de alambre de púas y a redistribuir a 400 reclutas para reforzar las unidades policiales en Laponia.
La medida, aunque popular a nivel nacional —el 67 % apoya el cierre total según una encuesta de Taloustutkimus— plantea dudas legales. El ACNUR recordó a Helsinki que la protección internacional debe seguir siendo accesible, y el Consejo Finlandés para los Refugiados advirtió sobre un “daño reputacional grave” si los solicitantes de asilo quedan expuestos a condiciones bajo cero en tierra de nadie. El sector empresarial también está preocupado: las empresas forestales que transportan madera por Salla enfrentan desvíos de hasta 500 kilómetros por Noruega, lo que añade unos 900 euros por carga en costes de combustible y conductores.
Los países vecinos, Suecia y los estados bálticos, han ofrecido apoyo logístico, mientras que la Comisión Europea afirmó que “vigila de cerca” si los cierres cumplen con el Código de Fronteras de Schengen. Se espera una decisión final en la reunión extraordinaria del gabinete del lunes. Las empresas con cadenas de suministro que atraviesan la frontera oriental están elaborando planes de contingencia y aconsejando a su personal que desvíe la carga por puertos marítimos hasta que haya claridad.
Las autoridades señalan que la nueva oleada de llegadas —principalmente sirios, yemeníes y somalíes que residían en Rusia— se trata de una “migración instrumentalizada”. La ministra del Interior, Mari Rantanen, declaró a la radio Yle que Moscú ha permitido que los migrantes lleguen a la frontera sin visados válidos de la UE “para presionar a Finlandia a unirse a la OTAN”.
Según la propuesta de emergencia, los puestos de Vartius, Salla, Kuusamo y Raja-Jooseppi se cerrarían a todo tráfico a las 00:00 del 26 de noviembre por un periodo inicial de dos semanas, durante el cual las solicitudes de asilo solo se aceptarían en el aeropuerto de Helsinki o en puertos marítimos designados. La Guardia Fronteriza finlandesa ha comenzado a instalar vallas móviles de alambre de púas y a redistribuir a 400 reclutas para reforzar las unidades policiales en Laponia.
La medida, aunque popular a nivel nacional —el 67 % apoya el cierre total según una encuesta de Taloustutkimus— plantea dudas legales. El ACNUR recordó a Helsinki que la protección internacional debe seguir siendo accesible, y el Consejo Finlandés para los Refugiados advirtió sobre un “daño reputacional grave” si los solicitantes de asilo quedan expuestos a condiciones bajo cero en tierra de nadie. El sector empresarial también está preocupado: las empresas forestales que transportan madera por Salla enfrentan desvíos de hasta 500 kilómetros por Noruega, lo que añade unos 900 euros por carga en costes de combustible y conductores.
Los países vecinos, Suecia y los estados bálticos, han ofrecido apoyo logístico, mientras que la Comisión Europea afirmó que “vigila de cerca” si los cierres cumplen con el Código de Fronteras de Schengen. Se espera una decisión final en la reunión extraordinaria del gabinete del lunes. Las empresas con cadenas de suministro que atraviesan la frontera oriental están elaborando planes de contingencia y aconsejando a su personal que desvíe la carga por puertos marítimos hasta que haya claridad.
