
Un incendio repentino arrasó un conjunto de pabellones nacionales dentro del Centro de Convenciones Hangar en Belém alrededor de las 09:45 a.m. hora local del 20 de noviembre, lo que obligó a los organizadores a activar una evacuación total de la Zona Azul de la COP30, gestionada por las Naciones Unidas. Videos de testigos mostraron llamas y humo denso cerca del Pabellón de China antes de que las alarmas hicieran que negociadores, observadores y prensa se dirigieran rápidamente a los puntos de reunión. Los bomberos del estado de Pará controlaron el incendio en 30 minutos, pero los inspectores ordenaron un cierre inmediato mientras evaluaban daños estructurales y la seguridad eléctrica.
Aunque no se reportaron heridos, la interrupción no pudo llegar en peor momento para casi 32,000 participantes acreditados. Las delegaciones estaban en la fase final de negociaciones sobre un paquete histórico que incluye el lenguaje para la eliminación gradual de combustibles fósiles y un aumento en la meta de financiamiento climático. Con la conferencia ya retrasada, los funcionarios enfrentan ahora la posibilidad de trasladar las negociaciones a salas alternativas o extender las sesiones hasta el fin de semana, lo que complicaría los arreglos de vuelos y hoteles para cientos de observadores corporativos y de ONG.
El incidente pone de relieve las preocupaciones de larga data sobre la capacidad de Belém para albergar la mayor reunión diplomática del mundo. En las semanas previas a la COP30, consultoras de riesgos para viajes de negocios advirtieron sobre construcciones inconclusas, escasez de habitaciones de hotel y capacidad médica limitada como amenazas latentes para el cumplimiento del deber de cuidado. El incendio del jueves probablemente intensificará el escrutinio sobre los estándares de seguridad en eventos en Brasil y podría impulsar a las empresas a revisar planes de contingencia como la participación remota o delegaciones divididas en diferentes sedes.
En la práctica, los gestores de movilidad deben prepararse para sesiones reprogramadas fuera del horario oficial, posibles toques de queda en el perímetro de seguridad y un tráfico más intenso de lo habitual si se comprimen los horarios de los traslados. Las aerolíneas han advertido que los cambios de itinerario de último minuto pueden implicar diferencias tarifarias incluso cuando se aplican exenciones de cargos por cambio. Se recomienda a los viajeros mantener a mano sus tarjetas de embarque, credenciales de acreditación y pasaportes en caso de que se refuercen los controles en el perímetro cuando el recinto reabra.
Aunque los funcionarios de la ONU expresaron confianza en que la COP30 aún puede concluir con éxito, el episodio subraya la necesidad de estrategias sólidas de gestión de crisis en megaeventos. Las empresas con personal en el lugar deben volver a verificar los protocolos de notificación de emergencia, reconfirmar las medidas de seguridad contra incendios en los hoteles y recordar a los delegados que se registren en sus plataformas de gestión de riesgos de viaje en caso de que surjan nuevas interrupciones.
Aunque no se reportaron heridos, la interrupción no pudo llegar en peor momento para casi 32,000 participantes acreditados. Las delegaciones estaban en la fase final de negociaciones sobre un paquete histórico que incluye el lenguaje para la eliminación gradual de combustibles fósiles y un aumento en la meta de financiamiento climático. Con la conferencia ya retrasada, los funcionarios enfrentan ahora la posibilidad de trasladar las negociaciones a salas alternativas o extender las sesiones hasta el fin de semana, lo que complicaría los arreglos de vuelos y hoteles para cientos de observadores corporativos y de ONG.
El incidente pone de relieve las preocupaciones de larga data sobre la capacidad de Belém para albergar la mayor reunión diplomática del mundo. En las semanas previas a la COP30, consultoras de riesgos para viajes de negocios advirtieron sobre construcciones inconclusas, escasez de habitaciones de hotel y capacidad médica limitada como amenazas latentes para el cumplimiento del deber de cuidado. El incendio del jueves probablemente intensificará el escrutinio sobre los estándares de seguridad en eventos en Brasil y podría impulsar a las empresas a revisar planes de contingencia como la participación remota o delegaciones divididas en diferentes sedes.
En la práctica, los gestores de movilidad deben prepararse para sesiones reprogramadas fuera del horario oficial, posibles toques de queda en el perímetro de seguridad y un tráfico más intenso de lo habitual si se comprimen los horarios de los traslados. Las aerolíneas han advertido que los cambios de itinerario de último minuto pueden implicar diferencias tarifarias incluso cuando se aplican exenciones de cargos por cambio. Se recomienda a los viajeros mantener a mano sus tarjetas de embarque, credenciales de acreditación y pasaportes en caso de que se refuercen los controles en el perímetro cuando el recinto reabra.
Aunque los funcionarios de la ONU expresaron confianza en que la COP30 aún puede concluir con éxito, el episodio subraya la necesidad de estrategias sólidas de gestión de crisis en megaeventos. Las empresas con personal en el lugar deben volver a verificar los protocolos de notificación de emergencia, reconfirmar las medidas de seguridad contra incendios en los hoteles y recordar a los delegados que se registren en sus plataformas de gestión de riesgos de viaje en caso de que surjan nuevas interrupciones.









