
Conseguir una cita en el sistema online de “cita previa” en España se ha convertido en el talón de Aquiles de los programas de movilidad corporativa. Un informe publicado el 19 de noviembre de 2025 advierte que la escasez de citas en las oficinas de extranjería de Madrid, Barcelona y Valencia está retrasando la emisión de tarjetas de residencia hasta tres meses, afectando las fechas de inicio de los empleados extranjeros y exponiendo a las empresas a multas por estancia irregular.
La crisis se debe al aumento de la demanda de talento cualificado, la falta de personal en las oficinas públicas desde la pandemia y fallos informáticos recurrentes que expulsan aleatoriamente a los usuarios en cola. Para empeorar la situación, ha surgido un mercado negro: bots que acaparan citas gratuitas para revenderlas entre 30 y 200 euros, dejando a los solicitantes legítimos sin opciones y saturando aún más el sistema.
Para las empresas, las consecuencias operativas son evidentes. Los plazos de incorporación se alargan, los entregables de proyectos se retrasan y los empleados corren el riesgo de perder su estatus legal si no renuevan a tiempo su TIE. Ahora, las compañías se ven obligadas a presentar expedientes con cuatro a seis meses de antelación, revisar diariamente la disponibilidad provincial e incluso enviar personal a ciudades más pequeñas donde las citas se liberan antes.
Las autoridades reconocen el problema y prometen soluciones: para 2026 se han autorizado 1.200 empleados temporales y se está probando un nuevo portal centralizado de citas, pero los expertos son escépticos. “Hemos escuchado promesas similares desde 2023; los resultados concretos han tardado en llegar”, señala la abogada de inmigración Laura García.
Mientras se resuelve el atasco, los especialistas recomiendan a los departamentos de RRHH incluir márgenes de tiempo en los presupuestos de movilidad, usar plataformas digitales que permitan reservar citas de forma legal y automatizada, y educar a los empleados sobre los riesgos legales de trabajar sin una tarjeta válida, incluso cuando el retraso no depende de ellos.
La crisis se debe al aumento de la demanda de talento cualificado, la falta de personal en las oficinas públicas desde la pandemia y fallos informáticos recurrentes que expulsan aleatoriamente a los usuarios en cola. Para empeorar la situación, ha surgido un mercado negro: bots que acaparan citas gratuitas para revenderlas entre 30 y 200 euros, dejando a los solicitantes legítimos sin opciones y saturando aún más el sistema.
Para las empresas, las consecuencias operativas son evidentes. Los plazos de incorporación se alargan, los entregables de proyectos se retrasan y los empleados corren el riesgo de perder su estatus legal si no renuevan a tiempo su TIE. Ahora, las compañías se ven obligadas a presentar expedientes con cuatro a seis meses de antelación, revisar diariamente la disponibilidad provincial e incluso enviar personal a ciudades más pequeñas donde las citas se liberan antes.
Las autoridades reconocen el problema y prometen soluciones: para 2026 se han autorizado 1.200 empleados temporales y se está probando un nuevo portal centralizado de citas, pero los expertos son escépticos. “Hemos escuchado promesas similares desde 2023; los resultados concretos han tardado en llegar”, señala la abogada de inmigración Laura García.
Mientras se resuelve el atasco, los especialistas recomiendan a los departamentos de RRHH incluir márgenes de tiempo en los presupuestos de movilidad, usar plataformas digitales que permitan reservar citas de forma legal y automatizada, y educar a los empleados sobre los riesgos legales de trabajar sin una tarjeta válida, incluso cuando el retraso no depende de ellos.









