
El turismo chino hacia Japón se detuvo abruptamente el 18 de noviembre después de que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Pekín advirtiera a sus ciudadanos que “pospongan los viajes no esenciales” en medio de una disputa diplomática provocada por los comentarios sobre seguridad en Taiwán del primer ministro japonés Sanae Takaichi. El analista de datos de viajes Li Hanming estima que entre el 15 y el 17 de noviembre se cancelaron 491,000 boletos de avión con destino a Japón, aproximadamente un tercio de todas las reservas anticipadas.
Las principales aerolíneas del continente, como Air China y China Eastern, están ofreciendo reembolsos completos hasta el 31 de diciembre, mientras que algunas ya han reducido preventivamente la capacidad en las rutas Shanghái-Tokio y Pekín-Osaka. Las cancelaciones tienen un efecto que va más allá del turismo: las cadenas de grandes almacenes japonesas, los operadores de tiendas duty-free y las aerolíneas dependen en gran medida del gasto chino, y sus acciones cayeron entre un 3 y un 6 por ciento en la bolsa de Tokio la mañana del martes.
El impacto en la movilidad también afecta los viajes de negocios. Varias empresas estatales chinas han ordenado a su personal cancelar viajes o solicitar aprobación de alto nivel, según avisos internos vistos por el Financial Times. Los organizadores del Foro Pekín-Tokio de diciembre, un diálogo emblemático de la diplomacia paralela (Track II), han pospuesto el evento indefinidamente.
Por su parte, Japón ha recomendado a sus ciudadanos en China evitar grandes concentraciones y ha reforzado la coordinación policial con las cámaras de comercio japonesas en Shanghái y Cantón. Aunque los diplomáticos de ambos países están en conversaciones, expertos del sector advierten que el flujo de viajeros podría mantenerse bajo hasta la temporada del Festival de Primavera, a menos que la retórica política se modere.
Los responsables de viajes corporativos deberían revisar los protocolos de cuidado y seguridad para empleados en ambos lados del Mar de China Oriental y reevaluar los presupuestos ante la volatilidad de tarifas y el aumento en las tasas de cancelación.
Las principales aerolíneas del continente, como Air China y China Eastern, están ofreciendo reembolsos completos hasta el 31 de diciembre, mientras que algunas ya han reducido preventivamente la capacidad en las rutas Shanghái-Tokio y Pekín-Osaka. Las cancelaciones tienen un efecto que va más allá del turismo: las cadenas de grandes almacenes japonesas, los operadores de tiendas duty-free y las aerolíneas dependen en gran medida del gasto chino, y sus acciones cayeron entre un 3 y un 6 por ciento en la bolsa de Tokio la mañana del martes.
El impacto en la movilidad también afecta los viajes de negocios. Varias empresas estatales chinas han ordenado a su personal cancelar viajes o solicitar aprobación de alto nivel, según avisos internos vistos por el Financial Times. Los organizadores del Foro Pekín-Tokio de diciembre, un diálogo emblemático de la diplomacia paralela (Track II), han pospuesto el evento indefinidamente.
Por su parte, Japón ha recomendado a sus ciudadanos en China evitar grandes concentraciones y ha reforzado la coordinación policial con las cámaras de comercio japonesas en Shanghái y Cantón. Aunque los diplomáticos de ambos países están en conversaciones, expertos del sector advierten que el flujo de viajeros podría mantenerse bajo hasta la temporada del Festival de Primavera, a menos que la retórica política se modere.
Los responsables de viajes corporativos deberían revisar los protocolos de cuidado y seguridad para empleados en ambos lados del Mar de China Oriental y reevaluar los presupuestos ante la volatilidad de tarifas y el aumento en las tasas de cancelación.








