
Air India ha lanzado una campaña urgente de lobby solicitando a los ministerios de aviación civil y de relaciones exteriores de India que pidan a Pekín derechos de sobrevuelo para un corredor aéreo estrictamente controlado a través de la Región Autónoma Uigur de Xinjiang, en China.
La aerolínea, propiedad conjunta del Grupo Tata y Singapore Airlines, actualmente debe evitar el espacio aéreo chino y paquistaní en muchas rutas hacia Europa y Norteamérica, ya que Islamabad cerró su espacio aéreo a las aerolíneas indias en abril tras un aumento de tensiones en la Línea de Control. Estos desvíos añaden hasta tres horas de vuelo, incrementan el consumo de combustible entre un 25 y 29 % y representan un impacto estimado de 455 millones de dólares anuales en las finanzas de la aerolínea. Los directivos han comunicado a las autoridades indias que recuperar una ruta directa por el Gran Círculo podría ser clave para reactivar vuelos diarios sin escalas como Delhi-Washington, o mantenerlos suspendidos.
La solicitud es políticamente delicada. La Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación (PLAAF) controla la región de información de vuelo Hotan–Kashgar–Urumqi, que limita con zonas de entrenamiento sensibles y campos de pruebas nucleares. Las aerolíneas extranjeras rara vez obtienen acceso, salvo por razones humanitarias excepcionales. Sin embargo, Air India sostiene que su petición es estrictamente comercial y recuerda que China ha instado repetidamente a sus vecinos del sur de Asia a fortalecer los “lazos entre pueblos” dentro del marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
Desde la perspectiva de Pekín, conceder el paso ayudaría a los aeropuertos chinos a captar más tráfico de tránsito y reforzaría su narrativa de apertura tras la pandemia. Pero también podría sentar un precedente para otras aerolíneas indias y occidentales, aumentando las cargas de vigilancia para las unidades de defensa aérea chinas. Diplomáticos señalan que cualquier acuerdo requerirá concesiones recíprocas, posiblemente incluyendo la aprobación india para frecuencias adicionales chinas o la asignación más rápida de franjas horarias en aeropuertos.
Para las multinacionales, el resultado afectará directamente los presupuestos de viaje y la planificación de rutas entre India y Norteamérica o Europa. Una decisión favorable podría reducir hasta cuatro horas los itinerarios con conexión vía Delhi o Bengaluru y ayudar a restaurar la confianza en la resiliencia de los enlaces aéreos Sur-Norte que evitan Rusia. Los equipos de movilidad corporativa deberían seguir de cerca las negociaciones bilaterales en las próximas semanas y preparar presupuestos alternativos en caso de que las conversaciones se estanquen.
La aerolínea, propiedad conjunta del Grupo Tata y Singapore Airlines, actualmente debe evitar el espacio aéreo chino y paquistaní en muchas rutas hacia Europa y Norteamérica, ya que Islamabad cerró su espacio aéreo a las aerolíneas indias en abril tras un aumento de tensiones en la Línea de Control. Estos desvíos añaden hasta tres horas de vuelo, incrementan el consumo de combustible entre un 25 y 29 % y representan un impacto estimado de 455 millones de dólares anuales en las finanzas de la aerolínea. Los directivos han comunicado a las autoridades indias que recuperar una ruta directa por el Gran Círculo podría ser clave para reactivar vuelos diarios sin escalas como Delhi-Washington, o mantenerlos suspendidos.
La solicitud es políticamente delicada. La Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación (PLAAF) controla la región de información de vuelo Hotan–Kashgar–Urumqi, que limita con zonas de entrenamiento sensibles y campos de pruebas nucleares. Las aerolíneas extranjeras rara vez obtienen acceso, salvo por razones humanitarias excepcionales. Sin embargo, Air India sostiene que su petición es estrictamente comercial y recuerda que China ha instado repetidamente a sus vecinos del sur de Asia a fortalecer los “lazos entre pueblos” dentro del marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
Desde la perspectiva de Pekín, conceder el paso ayudaría a los aeropuertos chinos a captar más tráfico de tránsito y reforzaría su narrativa de apertura tras la pandemia. Pero también podría sentar un precedente para otras aerolíneas indias y occidentales, aumentando las cargas de vigilancia para las unidades de defensa aérea chinas. Diplomáticos señalan que cualquier acuerdo requerirá concesiones recíprocas, posiblemente incluyendo la aprobación india para frecuencias adicionales chinas o la asignación más rápida de franjas horarias en aeropuertos.
Para las multinacionales, el resultado afectará directamente los presupuestos de viaje y la planificación de rutas entre India y Norteamérica o Europa. Una decisión favorable podría reducir hasta cuatro horas los itinerarios con conexión vía Delhi o Bengaluru y ayudar a restaurar la confianza en la resiliencia de los enlaces aéreos Sur-Norte que evitan Rusia. Los equipos de movilidad corporativa deberían seguir de cerca las negociaciones bilaterales en las próximas semanas y preparar presupuestos alternativos en caso de que las conversaciones se estanquen.








