
El gobierno laborista británico ha lanzado la reforma más profunda del sistema de asilo desde la Ley de Inmigración y Asilo de 1999. En una declaración en la Cámara de los Comunes el 17 de noviembre, la ministra del Interior, Shabana Mahmood, afirmó que el modelo actual es “un imán para el abuso” y ya no cuenta con el respaldo público. Según las propuestas, todos los nuevos refugiados recibirán solo una “protección temporal” de 30 meses, renovable cada 2 años y medio, con una espera mínima de 20 años para la residencia permanente, salvo que cumplan requisitos de trabajo o estudio. Se eliminarán los derechos automáticos de reunificación familiar y se podrá retirar la vivienda estatal y las ayudas económicas si los solicitantes rechazados no abandonan el país.
Para acelerar las deportaciones, el gobierno legislará para permitir una única apelación, reemplazará los múltiples tribunales por un nuevo Órgano Independiente de Apelaciones de Asilo y limitará drásticamente las reclamaciones de última hora bajo el Artículo 8. Los ministros también pedirán a los tribunales que interpreten la Convención Europea de Derechos Humanos de forma más restrictiva, limitando el Artículo 3 (trato inhumano) y redefiniendo la “vida familiar” para incluir solo cónyuges, parejas y menores. Aunque el Partido Laborista insiste en que el Reino Unido seguirá dentro del CEDH, presionará a estados afines para lecturas más estrictas y amenazará con vetos de visado a países que se nieguen a aceptar a sus nacionales.
La reforma llega tras meses de récord en cruces del Canal y un aumento del apoyo al partido antiinmigración Reform UK. Críticos, incluidos ONG de derechos humanos y algunos diputados laboristas, advierten que el plan podría violar el derecho internacional, separar familias y dejar a refugiados reconocidos en una prolongada incertidumbre. Los grupos empresariales observan con atención: convertir el estatus de refugiado en provisional podría limitar el acceso a empleo y programas de formación, afectando la contratación en sectores como logística y cuidado social.
Para los gestores de movilidad global, el mensaje es doble. Primero, se espera un entorno más duro para casos humanitarios: los programas de rescate patrocinados por empresas o las pasantías para refugiados enfrentarán controles de cumplimiento adicionales y visas de menor duración. Segundo, la eliminación de perspectivas de residencia a largo plazo puede disuadir a talentos con antecedentes de refugiados de establecerse en el Reino Unido, lo que empujará a los empleadores a ampliar el apoyo a la reubicación o buscar talento en otros países.
El Ministerio del Interior consultará durante la Navidad y se espera un proyecto de ley para principios de 2026. La implementación probablemente será gradual, pero los equipos de RRHH deben auditar a cualquier empleado en vías humanitarias, revisar las fechas de expiración del derecho a trabajar y prepararse para plazos de apelación más rápidos y estrictos una vez que el nuevo sistema entre en vigor.
Para acelerar las deportaciones, el gobierno legislará para permitir una única apelación, reemplazará los múltiples tribunales por un nuevo Órgano Independiente de Apelaciones de Asilo y limitará drásticamente las reclamaciones de última hora bajo el Artículo 8. Los ministros también pedirán a los tribunales que interpreten la Convención Europea de Derechos Humanos de forma más restrictiva, limitando el Artículo 3 (trato inhumano) y redefiniendo la “vida familiar” para incluir solo cónyuges, parejas y menores. Aunque el Partido Laborista insiste en que el Reino Unido seguirá dentro del CEDH, presionará a estados afines para lecturas más estrictas y amenazará con vetos de visado a países que se nieguen a aceptar a sus nacionales.
La reforma llega tras meses de récord en cruces del Canal y un aumento del apoyo al partido antiinmigración Reform UK. Críticos, incluidos ONG de derechos humanos y algunos diputados laboristas, advierten que el plan podría violar el derecho internacional, separar familias y dejar a refugiados reconocidos en una prolongada incertidumbre. Los grupos empresariales observan con atención: convertir el estatus de refugiado en provisional podría limitar el acceso a empleo y programas de formación, afectando la contratación en sectores como logística y cuidado social.
Para los gestores de movilidad global, el mensaje es doble. Primero, se espera un entorno más duro para casos humanitarios: los programas de rescate patrocinados por empresas o las pasantías para refugiados enfrentarán controles de cumplimiento adicionales y visas de menor duración. Segundo, la eliminación de perspectivas de residencia a largo plazo puede disuadir a talentos con antecedentes de refugiados de establecerse en el Reino Unido, lo que empujará a los empleadores a ampliar el apoyo a la reubicación o buscar talento en otros países.
El Ministerio del Interior consultará durante la Navidad y se espera un proyecto de ley para principios de 2026. La implementación probablemente será gradual, pero los equipos de RRHH deben auditar a cualquier empleado en vías humanitarias, revisar las fechas de expiración del derecho a trabajar y prepararse para plazos de apelación más rápidos y estrictos una vez que el nuevo sistema entre en vigor.








