
Hablando junto al primer ministro chino Li Qiang en el Kremlin el 18 de noviembre de 2025, el presidente Vladimir Putin anunció que Rusia eliminará próximamente el requisito de visa para los titulares de pasaportes ordinarios chinos. Esta medida será un reflejo del acceso sin visa por 30 días y un año que Pekín concedió a los viajeros rusos el 15 de septiembre.
Aunque Moscú y Pekín ya mantenían un régimen mutuo de exención de visa para grupos turísticos organizados, los viajeros individuales aún necesitaban visa, un trámite costoso y lento que desalentaba a muchas delegaciones empresariales y turistas con alto poder adquisitivo. La declaración de Putin elimina el último obstáculo político para la reciprocidad total; se espera que los ministerios rusos publiquen el decreto de implementación en las próximas semanas, con sistemas de control fronterizo ya actualizados para reconocer los pasaportes electrónicos chinos.
Los sectores turísticos y comerciales de ambos países están listos para beneficiarse. Según la plataforma de viajes Qunar, las búsquedas de hoteles en Moscú y San Petersburgo por usuarios chinos aumentaron un 280 % tras las declaraciones de Putin. La Asociación de Operadores Turísticos de Rusia estima que el estatus sin visa podría triplicar el número de visitantes chinos en 2026, recuperando los volúmenes previos a la pandemia e inyectando 3.000 millones de dólares adicionales en los sectores de hostelería, comercio minorista y transporte aéreo.
Para los gestores de movilidad corporativa, el cambio simplifica los viajes cortos para reuniones, visitas a instalaciones y asistencia a ferias comerciales. Sin embargo, los viajeros que realicen actividades remuneradas seguirán necesitando autorización laboral según las normas vigentes de migración laboral. Las empresas deben actualizar sus flujos internos de aprobación de viajes y educar a los empleados sobre la validez del sello de entrada, que estará limitada a 30 días naturales por visita.
El anuncio subraya el fortalecimiento de la asociación estratégica entre ambos vecinos y señala que Moscú considera el turismo receptivo —y, por extensión, los intercambios entre personas— como un nuevo pilar de la cooperación económica bilateral. Si la implementación avanza sin contratiempos, los analistas esperan que sigan negociaciones para visas de negocios múltiples y de varios años, integrando aún más ambos mercados.
Aunque Moscú y Pekín ya mantenían un régimen mutuo de exención de visa para grupos turísticos organizados, los viajeros individuales aún necesitaban visa, un trámite costoso y lento que desalentaba a muchas delegaciones empresariales y turistas con alto poder adquisitivo. La declaración de Putin elimina el último obstáculo político para la reciprocidad total; se espera que los ministerios rusos publiquen el decreto de implementación en las próximas semanas, con sistemas de control fronterizo ya actualizados para reconocer los pasaportes electrónicos chinos.
Los sectores turísticos y comerciales de ambos países están listos para beneficiarse. Según la plataforma de viajes Qunar, las búsquedas de hoteles en Moscú y San Petersburgo por usuarios chinos aumentaron un 280 % tras las declaraciones de Putin. La Asociación de Operadores Turísticos de Rusia estima que el estatus sin visa podría triplicar el número de visitantes chinos en 2026, recuperando los volúmenes previos a la pandemia e inyectando 3.000 millones de dólares adicionales en los sectores de hostelería, comercio minorista y transporte aéreo.
Para los gestores de movilidad corporativa, el cambio simplifica los viajes cortos para reuniones, visitas a instalaciones y asistencia a ferias comerciales. Sin embargo, los viajeros que realicen actividades remuneradas seguirán necesitando autorización laboral según las normas vigentes de migración laboral. Las empresas deben actualizar sus flujos internos de aprobación de viajes y educar a los empleados sobre la validez del sello de entrada, que estará limitada a 30 días naturales por visita.
El anuncio subraya el fortalecimiento de la asociación estratégica entre ambos vecinos y señala que Moscú considera el turismo receptivo —y, por extensión, los intercambios entre personas— como un nuevo pilar de la cooperación económica bilateral. Si la implementación avanza sin contratiempos, los analistas esperan que sigan negociaciones para visas de negocios múltiples y de varios años, integrando aún más ambos mercados.









