
En un movimiento que podría transformar radicalmente el panorama migratorio en Europa, un bloque de nueve países de la UE – **Bélgica, Italia, Dinamarca, Austria, República Checa, Estonia, Letonia, Lituania y Polonia – ha reavivado las demandas para modificar el Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH) con el fin de facilitar la expulsión de delincuentes extranjeros.** Esta iniciativa conjunta surgió durante reuniones de ministros de justicia e interior y fue reportada por Reuters el 17 de noviembre de 2025.
El gobierno de centro-derecha de Bélgica sostiene que la jurisprudencia actual del Tribunal de Estrasburgo bloquea con demasiada frecuencia las deportaciones por motivos procesales, obligando a los estados miembros a liberar a los infractores de nuevo en la sociedad. La coalición busca que el Consejo de Europa incluya un lenguaje de "margen de apreciación" que equilibre las preocupaciones de seguridad pública con los derechos individuales. Aunque no se ha presentado un texto legal concreto, diplomáticos aseguran que la propuesta está ganando apoyo a medida que las presiones migratorias se cruzan con temores de seguridad en varias capitales.
Para los programas de movilidad corporativa, este debate es relevante porque indica un **endurecimiento general del clima migratorio**. Bélgica, por un lado, intenta atraer talento altamente cualificado facilitando la Tarjeta Azul de la UE, pero al mismo tiempo está dispuesta a endurecer su postura frente a migrantes irregulares y delincuentes. Los responsables de movilidad deben prepararse para **controles de antecedentes más estrictos, verificaciones documentales más rigurosas y procedimientos de expulsión potencialmente más rápidos** para empleados cuyo estatus migratorio expire.
Expertos legales advierten que modificar el CEDH sería un proceso largo que requiere consenso entre los 46 estados firmantes, pero el impulso político podría traducirse en medidas interinas: agilización en el procesamiento de asilos, ampliación de la capacidad de detención y acuerdos bilaterales de readmisión. Por ello, los empleadores que patrocinan a extranjeros podrían enfrentar **plazos de apelación más cortos y mayores exigencias probatorias** si se revoca un permiso.
Las empresas con operaciones paneuropeas deben seguir de cerca las negociaciones y colaborar con asociaciones sectoriales para evitar que la movilidad legítima dentro de la empresa quede atrapada en una red de aplicación demasiado amplia. Mantener un historial impecable de cumplimiento y una comunicación proactiva con las autoridades migratorias belgas será aún más crucial si este cambio de política avanza con rapidez.
El gobierno de centro-derecha de Bélgica sostiene que la jurisprudencia actual del Tribunal de Estrasburgo bloquea con demasiada frecuencia las deportaciones por motivos procesales, obligando a los estados miembros a liberar a los infractores de nuevo en la sociedad. La coalición busca que el Consejo de Europa incluya un lenguaje de "margen de apreciación" que equilibre las preocupaciones de seguridad pública con los derechos individuales. Aunque no se ha presentado un texto legal concreto, diplomáticos aseguran que la propuesta está ganando apoyo a medida que las presiones migratorias se cruzan con temores de seguridad en varias capitales.
Para los programas de movilidad corporativa, este debate es relevante porque indica un **endurecimiento general del clima migratorio**. Bélgica, por un lado, intenta atraer talento altamente cualificado facilitando la Tarjeta Azul de la UE, pero al mismo tiempo está dispuesta a endurecer su postura frente a migrantes irregulares y delincuentes. Los responsables de movilidad deben prepararse para **controles de antecedentes más estrictos, verificaciones documentales más rigurosas y procedimientos de expulsión potencialmente más rápidos** para empleados cuyo estatus migratorio expire.
Expertos legales advierten que modificar el CEDH sería un proceso largo que requiere consenso entre los 46 estados firmantes, pero el impulso político podría traducirse en medidas interinas: agilización en el procesamiento de asilos, ampliación de la capacidad de detención y acuerdos bilaterales de readmisión. Por ello, los empleadores que patrocinan a extranjeros podrían enfrentar **plazos de apelación más cortos y mayores exigencias probatorias** si se revoca un permiso.
Las empresas con operaciones paneuropeas deben seguir de cerca las negociaciones y colaborar con asociaciones sectoriales para evitar que la movilidad legítima dentro de la empresa quede atrapada en una red de aplicación demasiado amplia. Mantener un historial impecable de cumplimiento y una comunicación proactiva con las autoridades migratorias belgas será aún más crucial si este cambio de política avanza con rapidez.









