
Los viajeros en el creciente corredor tecnológico entre Rambouillet y Saint-Arnoult-en-Yvelines enfrentaron un inicio de semana caótico tras la huelga al amanecer de 433 conductores empleados por Transdev Sud-Yvelines, quienes protestaron por problemas de salario y seguridad. La paralización, confirmada por los cinco sindicatos representativos, dejó fuera de servicio aproximadamente el 80 % de los autobuses programados, incluyendo los servicios escolares y las líneas exprés clave que conectan los campus suburbanos con la red RER de la SNCF.
Los delegados sindicales denuncian que errores en la nómina han dejado a los conductores con un recorte de entre 500 y 600 euros mensuales desde el verano, mientras que reventones de neumáticos y fallos en los frenos de los autobuses envejecidos representan un “peligro grave e inminente” para el personal y los pasajeros. La empresa operadora, que reportó pérdidas de 4,3 millones de euros en 2024, asegura que se están implementando actualizaciones de software y que el mantenimiento esencial cumple con las normativas vigentes.
Además de los residentes locales, las principales víctimas corporativas son las empresas de logística y agro-tecnología situadas cerca de la autopista N10, cuyos empleados en su mayoría trabajan en sectores manuales y dependen del transporte público. Varias áreas de recursos humanos se apresuraron a subvencionar grupos de coche compartido y opciones de teletrabajo. El prefecto regional ha instado a la dirección y a los sindicatos a reanudar las negociaciones bajo el nuevo procedimiento de conciliación rápida introducido por la Ley de Orientación de la Movilidad 2025.
Si no se llega a un acuerdo, los sindicatos advierten que la huelga podría reanudarse el 24 de noviembre, coincidiendo con los picos logísticos del Black Friday. Las empresas con centros de distribución en la zona deberían reservar autobuses temporales o escalonar los turnos para evitar cuellos de botella en la estación de Rambouillet.
La huelga es otra señal de alerta para los empleadores que dependen de los enlaces de autobús suburbanos para aliviar la presión habitacional en el centro de París. Las auditorías de movilidad, obligatorias para empresas con más de 50 empleados, ahora exigen explícitamente planes de contingencia ante huelgas localizadas.
Los delegados sindicales denuncian que errores en la nómina han dejado a los conductores con un recorte de entre 500 y 600 euros mensuales desde el verano, mientras que reventones de neumáticos y fallos en los frenos de los autobuses envejecidos representan un “peligro grave e inminente” para el personal y los pasajeros. La empresa operadora, que reportó pérdidas de 4,3 millones de euros en 2024, asegura que se están implementando actualizaciones de software y que el mantenimiento esencial cumple con las normativas vigentes.
Además de los residentes locales, las principales víctimas corporativas son las empresas de logística y agro-tecnología situadas cerca de la autopista N10, cuyos empleados en su mayoría trabajan en sectores manuales y dependen del transporte público. Varias áreas de recursos humanos se apresuraron a subvencionar grupos de coche compartido y opciones de teletrabajo. El prefecto regional ha instado a la dirección y a los sindicatos a reanudar las negociaciones bajo el nuevo procedimiento de conciliación rápida introducido por la Ley de Orientación de la Movilidad 2025.
Si no se llega a un acuerdo, los sindicatos advierten que la huelga podría reanudarse el 24 de noviembre, coincidiendo con los picos logísticos del Black Friday. Las empresas con centros de distribución en la zona deberían reservar autobuses temporales o escalonar los turnos para evitar cuellos de botella en la estación de Rambouillet.
La huelga es otra señal de alerta para los empleadores que dependen de los enlaces de autobús suburbanos para aliviar la presión habitacional en el centro de París. Las auditorías de movilidad, obligatorias para empresas con más de 50 empleados, ahora exigen explícitamente planes de contingencia ante huelgas localizadas.






