
Veintiocho aeropuertos franceses, desde Niza hasta Lille, ofrecieron hoy cafés gratuitos, música en vivo y vales para acceso rápido en seguridad con motivo del tercer Día Mundial del Pasajero, una iniciativa lanzada por el Aeropuerto de Niza Costa Azul en 2023. Esta acción busca “celebrar al viajero” y mostrar innovaciones en el servicio, como las puertas de embarque biométricas y la gestión de colas impulsada por inteligencia artificial.
Sin embargo, detrás de las sonrisas, los defensores de los derechos de los pasajeros ven una cortina de humo. Grupos de consumidores aprovecharon la ocasión para denunciar propuestas en Bruselas que buscan debilitar el Reglamento UE 261, que actualmente obliga a las aerolíneas a pagar hasta 600 € por retrasos prolongados o cancelaciones. El principal mediador francés en derecho de viajes confirmó que, desde el 1 de noviembre, los reclamantes deben intentar una mediación antes de demandar a una aerolínea, un paso que los críticos consideran desalentará las reclamaciones menores.
Los aeropuertos argumentan que procesos más ágiles, como los e-gates y programas voluntarios de fidelización, compensarán cualquier reducción en las compensaciones legales. Lyon-Saint-Exupéry informó a TourMaG que los quioscos biométricos implementados este verano han reducido en un 20 % el tiempo promedio en el control fronterizo. El operador de París-CDG, ADP, planea extender esta tecnología a Orly antes del pico olímpico.
Para los gestores de viajes corporativos, la conclusión es que las inversiones en la experiencia del pasajero se están acelerando, pero los recursos en caso de interrupciones podrían debilitarse pronto. Actualizar las políticas de viaje para reflejar los plazos más largos de mediación y aconsejar al personal conservar las tarjetas de embarque y certificados de retraso será fundamental.
Los observadores señalan que la activa participación de Francia en el Día Mundial del Pasajero también es una estrategia de poder blando de cara a las próximas negociaciones de la UE sobre la reforma de las franjas horarias en aeropuertos, donde París busca obtener exenciones para sus hubs congestionados.
Sin embargo, detrás de las sonrisas, los defensores de los derechos de los pasajeros ven una cortina de humo. Grupos de consumidores aprovecharon la ocasión para denunciar propuestas en Bruselas que buscan debilitar el Reglamento UE 261, que actualmente obliga a las aerolíneas a pagar hasta 600 € por retrasos prolongados o cancelaciones. El principal mediador francés en derecho de viajes confirmó que, desde el 1 de noviembre, los reclamantes deben intentar una mediación antes de demandar a una aerolínea, un paso que los críticos consideran desalentará las reclamaciones menores.
Los aeropuertos argumentan que procesos más ágiles, como los e-gates y programas voluntarios de fidelización, compensarán cualquier reducción en las compensaciones legales. Lyon-Saint-Exupéry informó a TourMaG que los quioscos biométricos implementados este verano han reducido en un 20 % el tiempo promedio en el control fronterizo. El operador de París-CDG, ADP, planea extender esta tecnología a Orly antes del pico olímpico.
Para los gestores de viajes corporativos, la conclusión es que las inversiones en la experiencia del pasajero se están acelerando, pero los recursos en caso de interrupciones podrían debilitarse pronto. Actualizar las políticas de viaje para reflejar los plazos más largos de mediación y aconsejar al personal conservar las tarjetas de embarque y certificados de retraso será fundamental.
Los observadores señalan que la activa participación de Francia en el Día Mundial del Pasajero también es una estrategia de poder blando de cara a las próximas negociaciones de la UE sobre la reforma de las franjas horarias en aeropuertos, donde París busca obtener exenciones para sus hubs congestionados.








