
La República Checa ha resurgido como un firme defensor de controles migratorios más estrictos a nivel de la UE, tras el anuncio del Reino Unido el 17 de noviembre de una reforma profunda de su sistema de asilo. Un resumen de Reuters sobre las políticas nacionales destaca que Praga fue una de las nueve capitales europeas —junto a Italia, Dinamarca, Austria, Bélgica, Estonia, Letonia, Lituania y Polonia— que en mayo solicitaron formalmente a Bruselas facilitar la deportación de delincuentes extranjeros mediante una reinterpretación de partes del Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH).
Aunque el Ministerio del Interior checo aclara que la petición fue “de principio” y no una propuesta legislativa inmediata, coincide con planes internos ya firmados por el presidente Petr Pavel en agosto para agilizar los procesos de asilo y reducir abusos. La enmienda, que entrará en vigor en enero de 2026, acortará los plazos de apelación, permitirá detenciones prolongadas en ciertos casos y creará un registro biométrico central para que las autoridades puedan rastrear el movimiento de solicitantes en los países del espacio Schengen. Los grupos empresariales han valorado positivamente la claridad en los plazos, pero las ONG advierten que rechazos más rápidos podrían aumentar los riesgos de incumplimiento para empleadores de nacionales de terceros países.
Para las multinacionales con operaciones en Chequia, el mensaje es mixto. Por un lado, el gobierno sigue ampliando programas orientados al talento, como la visa para nómadas digitales y cuotas aceleradas para trabajadores altamente cualificados; por otro, muestra menos tolerancia hacia migrantes que no se integran o que cometen infracciones reiteradas. Por ello, las empresas deben esperar controles policiales más estrictos sobre trabajadores desplazados y de agencias, y prever más tiempo y costes legales para trámites de reunificación familiar o estancias humanitarias prolongadas a partir de 2025.
A nivel de la UE, Praga probablemente se alineará con Austria y Dinamarca en las próximas negociaciones sobre el texto final del reglamento “de crisis” del Pacto Europeo de Migración, que podría obligar a los estados miembros a crear “centros de filtrado” en las fronteras y acelerar las deportaciones a los llamados países seguros. Si se aprueba con cambios mínimos, el pacto exigiría a Chequia transponer nuevos límites de detención y reglas de patrocinio para retornos antes de la primavera de 2026.
Consejo práctico: los responsables de RRHH y movilidad deben auditar a sus trabajadores extranjeros para asegurar el cumplimiento de antecedentes penales y conservar documentación que justifique la falta de talento local. Las auditorías del próximo año podrían evaluar no solo los umbrales salariales, sino también indicadores de integración como la inscripción en cursos de idioma o las condiciones de vivienda.
Aunque el Ministerio del Interior checo aclara que la petición fue “de principio” y no una propuesta legislativa inmediata, coincide con planes internos ya firmados por el presidente Petr Pavel en agosto para agilizar los procesos de asilo y reducir abusos. La enmienda, que entrará en vigor en enero de 2026, acortará los plazos de apelación, permitirá detenciones prolongadas en ciertos casos y creará un registro biométrico central para que las autoridades puedan rastrear el movimiento de solicitantes en los países del espacio Schengen. Los grupos empresariales han valorado positivamente la claridad en los plazos, pero las ONG advierten que rechazos más rápidos podrían aumentar los riesgos de incumplimiento para empleadores de nacionales de terceros países.
Para las multinacionales con operaciones en Chequia, el mensaje es mixto. Por un lado, el gobierno sigue ampliando programas orientados al talento, como la visa para nómadas digitales y cuotas aceleradas para trabajadores altamente cualificados; por otro, muestra menos tolerancia hacia migrantes que no se integran o que cometen infracciones reiteradas. Por ello, las empresas deben esperar controles policiales más estrictos sobre trabajadores desplazados y de agencias, y prever más tiempo y costes legales para trámites de reunificación familiar o estancias humanitarias prolongadas a partir de 2025.
A nivel de la UE, Praga probablemente se alineará con Austria y Dinamarca en las próximas negociaciones sobre el texto final del reglamento “de crisis” del Pacto Europeo de Migración, que podría obligar a los estados miembros a crear “centros de filtrado” en las fronteras y acelerar las deportaciones a los llamados países seguros. Si se aprueba con cambios mínimos, el pacto exigiría a Chequia transponer nuevos límites de detención y reglas de patrocinio para retornos antes de la primavera de 2026.
Consejo práctico: los responsables de RRHH y movilidad deben auditar a sus trabajadores extranjeros para asegurar el cumplimiento de antecedentes penales y conservar documentación que justifique la falta de talento local. Las auditorías del próximo año podrían evaluar no solo los umbrales salariales, sino también indicadores de integración como la inscripción en cursos de idioma o las condiciones de vivienda.











