
El ministro de Asuntos Exteriores, Maxime Prévot, presentó el 14 de noviembre una profunda reestructuración de la red diplomática de Bélgica, con el objetivo de alinear los recursos consulares con los cambios en los flujos comerciales y los puntos geopolíticos clave. Veinte embajadas y consulados recibirán personal adicional, mientras que ocho sedes —incluyendo La Habana, Ciudad de Kuwait y Guangzhou— cerrarán antes de 2027. Se abrirán nuevas embajadas en Tirana (Albania), Mascate (Omán) y tres ubicaciones estratégicas aún por definir.
Para los equipos de movilidad global, esta reorganización tiene implicaciones prácticas. Las secciones consulares son la primera línea para la emisión de visados, renovación de pasaportes y asistencia de emergencia a ciudadanos belgas en el extranjero. El cierre de sedes en mercados de rápido crecimiento como el sur de China implicará que los solicitantes sean redirigidos a misiones alternativas —probablemente Shanghái o Hong Kong— lo que aumentará el tiempo de desplazamiento y la carga administrativa. Por otro lado, el refuerzo de personal en lugares con alta demanda como Nueva Delhi y Lagos debería reducir los tiempos de espera para citas de permisos de trabajo y visados de reunificación familiar.
Prévot insistió en que esta medida no es un recorte de gastos, sino un despliegue estratégico para “diversificar el alcance y la influencia” en medio de guerras comerciales, conflictos armados cerca de las fronteras europeas y la reducción de los presupuestos de ayuda al desarrollo. Se creará un nuevo grupo de “diplomáticos voladores” que ofrecerán capacidad de respuesta rápida ante crisis y negociaciones comerciales complejas, un modelo similar a los equipos de despliegue rápido del Reino Unido.
Los exportadores belgas recibieron con agrado los planes de reforzar la representación en el Golfo, destacando las oportunidades aún por explotar en hidrógeno y defensa en Omán. Sin embargo, las ONG criticaron el cierre de sedes en Malí y Mozambique, argumentando que Bélgica corre el riesgo de perder conocimiento directo sobre la seguridad en el Sahel.
Las empresas multinacionales deben estar atentas a las fechas efectivas de cada cambio en las misiones. Cuando los cierres coincidan con corredores de movilidad importantes, las compañías podrían necesitar ajustar los plazos para la legalización de permisos de trabajo y asegurarse de que los viajeros conozcan cuál es el centro regional que ahora gestiona la documentación belga.
Para los equipos de movilidad global, esta reorganización tiene implicaciones prácticas. Las secciones consulares son la primera línea para la emisión de visados, renovación de pasaportes y asistencia de emergencia a ciudadanos belgas en el extranjero. El cierre de sedes en mercados de rápido crecimiento como el sur de China implicará que los solicitantes sean redirigidos a misiones alternativas —probablemente Shanghái o Hong Kong— lo que aumentará el tiempo de desplazamiento y la carga administrativa. Por otro lado, el refuerzo de personal en lugares con alta demanda como Nueva Delhi y Lagos debería reducir los tiempos de espera para citas de permisos de trabajo y visados de reunificación familiar.
Prévot insistió en que esta medida no es un recorte de gastos, sino un despliegue estratégico para “diversificar el alcance y la influencia” en medio de guerras comerciales, conflictos armados cerca de las fronteras europeas y la reducción de los presupuestos de ayuda al desarrollo. Se creará un nuevo grupo de “diplomáticos voladores” que ofrecerán capacidad de respuesta rápida ante crisis y negociaciones comerciales complejas, un modelo similar a los equipos de despliegue rápido del Reino Unido.
Los exportadores belgas recibieron con agrado los planes de reforzar la representación en el Golfo, destacando las oportunidades aún por explotar en hidrógeno y defensa en Omán. Sin embargo, las ONG criticaron el cierre de sedes en Malí y Mozambique, argumentando que Bélgica corre el riesgo de perder conocimiento directo sobre la seguridad en el Sahel.
Las empresas multinacionales deben estar atentas a las fechas efectivas de cada cambio en las misiones. Cuando los cierres coincidan con corredores de movilidad importantes, las compañías podrían necesitar ajustar los plazos para la legalización de permisos de trabajo y asegurarse de que los viajeros conozcan cuál es el centro regional que ahora gestiona la documentación belga.





