
Chipre obtuvo el reconocimiento político largamente esperado sobre la presión que enfrenta su sistema migratorio el 12 de noviembre, cuando la Comisión Europea publicó su primer Informe Anual sobre Asilo y Migración. El informe clasifica a la República de Chipre como un Estado miembro que enfrenta “presión migratoria”, a pesar de que las entradas irregulares por mar y tierra han disminuido drásticamente desde 2022 gracias a un control fronterizo más estricto, incentivos para el retorno voluntario y una ofensiva contra las redes de tráfico.
El viceministro de Migración y Protección Internacional, Nikolas Ioannides, calificó este reconocimiento como “un avance de suma importancia”, argumentando que valida las afirmaciones de Nicosia sobre que el pequeño mercado laboral y la limitada infraestructura de acogida en la isla hacen que cada nuevo ingreso sea desproporcionadamente costoso. Chipre, con una población poco superior al millón, ya alberga a más de 175.000 nacionales de terceros países con residencia legal —aproximadamente el 19 % de sus habitantes— mientras que los solicitantes de asilo representan aún el 4 % de la población total, la proporción más alta en la Unión Europea.
Bajo el nuevo Pacto de Migración y Asilo de la UE, esta clasificación conlleva beneficios concretos. A partir de mediados de 2026, Chipre podrá acceder automáticamente al Fondo de Solidaridad del Pacto, lo que permitirá a otros Estados miembros aportar financiación directa o reubicaciones para aliviar la presión sobre los centros de acogida de la isla. Las autoridades en Nicosia aseguran que el acceso anticipado a estos fondos acelerará una inversión de 80 millones de euros para mejorar las saturadas instalaciones de Pournara y Kofinou, además de ampliar la “Unidad de Facilitación Empresarial” que agiliza los permisos de trabajo para personal extranjero cualificado en empresas internacionales.
El informe también destaca a Chipre por alcanzar la mayor tasa de retornos respecto a llegadas en la UE (179 %) y por ser pionero en flujos de trabajo digitales que han reducido el tiempo promedio de tramitación de casos de asilo de 22 meses en 2022 a nueve meses en la actualidad. Paralelamente, el gobierno ha puesto en marcha un programa de retorno voluntario para sirios, ha implementado controles de identidad más estrictos en la Línea Verde y ha contratado a 200 trabajadores adicionales financiados por el Fondo de Asilo, Migración e Integración.
Para los empleadores, esta designación implica que la contratación de nacionales no comunitarios podría facilitarse una vez que comiencen las promesas de reubicación de la UE en 2026, aunque también podría conllevar inspecciones de cumplimiento más frecuentes, ya que Bruselas supervisará el uso de los recursos adicionales. Por ello, los gestores de movilidad deben prepararse para procedimientos de permisos de trabajo más rápidos, pero con auditorías más rigurosas, mientras que las ONG prevén un aumento en la demanda de servicios de integración a medida que se alivien los cuellos de botella en la acogida.
El viceministro de Migración y Protección Internacional, Nikolas Ioannides, calificó este reconocimiento como “un avance de suma importancia”, argumentando que valida las afirmaciones de Nicosia sobre que el pequeño mercado laboral y la limitada infraestructura de acogida en la isla hacen que cada nuevo ingreso sea desproporcionadamente costoso. Chipre, con una población poco superior al millón, ya alberga a más de 175.000 nacionales de terceros países con residencia legal —aproximadamente el 19 % de sus habitantes— mientras que los solicitantes de asilo representan aún el 4 % de la población total, la proporción más alta en la Unión Europea.
Bajo el nuevo Pacto de Migración y Asilo de la UE, esta clasificación conlleva beneficios concretos. A partir de mediados de 2026, Chipre podrá acceder automáticamente al Fondo de Solidaridad del Pacto, lo que permitirá a otros Estados miembros aportar financiación directa o reubicaciones para aliviar la presión sobre los centros de acogida de la isla. Las autoridades en Nicosia aseguran que el acceso anticipado a estos fondos acelerará una inversión de 80 millones de euros para mejorar las saturadas instalaciones de Pournara y Kofinou, además de ampliar la “Unidad de Facilitación Empresarial” que agiliza los permisos de trabajo para personal extranjero cualificado en empresas internacionales.
El informe también destaca a Chipre por alcanzar la mayor tasa de retornos respecto a llegadas en la UE (179 %) y por ser pionero en flujos de trabajo digitales que han reducido el tiempo promedio de tramitación de casos de asilo de 22 meses en 2022 a nueve meses en la actualidad. Paralelamente, el gobierno ha puesto en marcha un programa de retorno voluntario para sirios, ha implementado controles de identidad más estrictos en la Línea Verde y ha contratado a 200 trabajadores adicionales financiados por el Fondo de Asilo, Migración e Integración.
Para los empleadores, esta designación implica que la contratación de nacionales no comunitarios podría facilitarse una vez que comiencen las promesas de reubicación de la UE en 2026, aunque también podría conllevar inspecciones de cumplimiento más frecuentes, ya que Bruselas supervisará el uso de los recursos adicionales. Por ello, los gestores de movilidad deben prepararse para procedimientos de permisos de trabajo más rápidos, pero con auditorías más rigurosas, mientras que las ONG prevén un aumento en la demanda de servicios de integración a medida que se alivien los cuellos de botella en la acogida.








