
Datos actualizados de la UE publicados el 11 de noviembre de 2025 confirman que los controles temporales de Polonia en sus fronteras con Alemania y Lituania —reintroducidos el 5 de octubre— permanecerán vigentes hasta el 4 de abril de 2026. Esta extensión sitúa a Polonia entre los nueve países del espacio Schengen que actualmente aplican poderes de emergencia bajo el Artículo 25 del Código de Fronteras Schengen.
Las unidades de la Guardia Fronteriza continúan realizando controles aleatorios en autobuses, minibuses y vehículos con alta ocupación que ingresan a Polonia. El transporte de mercancías sigue mayormente exento, aunque las empresas de logística reportan colas intermitentes de 20 a 40 minutos en los corredores A2 y A12.
Las implicaciones para los viajes de negocios son dos. Primero, los viajeros deben portar pasaportes o documentos nacionales de identidad, incluso en trayectos intra-Schengen que antes no requerían documentación. Segundo, las empresas que trasladan personal entre Berlín, Vilna y plantas en Polonia deben prever itinerarios más amplios y tiempos de espera para posibles inspecciones.
El gobierno sostiene que la medida es necesaria para combatir el tráfico de personas y mitigar la “migración armada” desde Bielorrusia. Los críticos advierten que las suspensiones prolongadas erosionan el principio fundamental de libre circulación de Schengen y generan costos ocultos: Trans.info estima que cada hora de retraso para camiones cuesta entre 75 y 100 euros a los transportistas. Los gestores de movilidad deberían incluir este plazo extendido en las políticas de viaje y considerar alternativas de teletrabajo para asignaciones con poca antelación.
Las unidades de la Guardia Fronteriza continúan realizando controles aleatorios en autobuses, minibuses y vehículos con alta ocupación que ingresan a Polonia. El transporte de mercancías sigue mayormente exento, aunque las empresas de logística reportan colas intermitentes de 20 a 40 minutos en los corredores A2 y A12.
Las implicaciones para los viajes de negocios son dos. Primero, los viajeros deben portar pasaportes o documentos nacionales de identidad, incluso en trayectos intra-Schengen que antes no requerían documentación. Segundo, las empresas que trasladan personal entre Berlín, Vilna y plantas en Polonia deben prever itinerarios más amplios y tiempos de espera para posibles inspecciones.
El gobierno sostiene que la medida es necesaria para combatir el tráfico de personas y mitigar la “migración armada” desde Bielorrusia. Los críticos advierten que las suspensiones prolongadas erosionan el principio fundamental de libre circulación de Schengen y generan costos ocultos: Trans.info estima que cada hora de retraso para camiones cuesta entre 75 y 100 euros a los transportistas. Los gestores de movilidad deberían incluir este plazo extendido en las políticas de viaje y considerar alternativas de teletrabajo para asignaciones con poca antelación.










