
Los desarrollos políticos en Praga podrían pronto cambiar la postura de Chequia sobre la inmigración europea y la movilidad laboral. El 12 de noviembre, el presidente Petr Pavel exigió públicamente que el ganador de las elecciones, Andrej Babiš, publique un plan detallado para desvincularse de la propiedad del conglomerado Agrofert antes de ser nombrado primer ministro. Este ultimátum retrasa la formación de una coalición ANO-SPD-Motorizados, que había hecho campaña para frenar los objetivos climáticos de la UE y suavizar las iniciativas migratorias de Bruselas.
Aunque el conflicto parece una disputa ética interna, los empleadores multinacionales tienen un interés directo. El acuerdo de coalición en negociación incluye un lenguaje que pide un "control estricto de los permisos de trabajo para nacionales de terceros países" y el uso del veto checo para reabrir partes del recién adoptado Pacto de Migración de la UE. Un borrador visto por medios locales limitaría las cuotas anuales para programas laborales fuera de la UE y reintroduciría pruebas obligatorias de mercado laboral que el gobierno saliente había eliminado para ocupaciones con escasez.
La exigencia del presidente Pavel ralentiza este proceso. Abogados constitucionalistas advierten que si Babiš se niega a colocar a Agrofert fuera de su posible influencia, el nombramiento podría terminar en el Tribunal Constitucional, retrasando cualquier cambio de política hasta 2026. Mientras tanto, la administración interina mantiene el poder para continuar con los programas de movilidad proempresarial existentes, como los de Trabajador Calificado y Nómada Digital, sin nuevos límites.
Para los equipos de recursos humanos, el mensaje es “observar y esperar”. Las empresas que planeen movimientos de personal en Chequia para 2026 deberían presentar las solicitudes de tarjetas de empleado tan pronto como se abran las cuotas en enero, antes de cualquier posible restricción. También deben informar a la alta dirección que la incertidumbre política —y no la acumulación administrativa— podría ser el principal factor de riesgo para los plazos de permisos de trabajo en los próximos seis meses.
Aunque el conflicto parece una disputa ética interna, los empleadores multinacionales tienen un interés directo. El acuerdo de coalición en negociación incluye un lenguaje que pide un "control estricto de los permisos de trabajo para nacionales de terceros países" y el uso del veto checo para reabrir partes del recién adoptado Pacto de Migración de la UE. Un borrador visto por medios locales limitaría las cuotas anuales para programas laborales fuera de la UE y reintroduciría pruebas obligatorias de mercado laboral que el gobierno saliente había eliminado para ocupaciones con escasez.
La exigencia del presidente Pavel ralentiza este proceso. Abogados constitucionalistas advierten que si Babiš se niega a colocar a Agrofert fuera de su posible influencia, el nombramiento podría terminar en el Tribunal Constitucional, retrasando cualquier cambio de política hasta 2026. Mientras tanto, la administración interina mantiene el poder para continuar con los programas de movilidad proempresarial existentes, como los de Trabajador Calificado y Nómada Digital, sin nuevos límites.
Para los equipos de recursos humanos, el mensaje es “observar y esperar”. Las empresas que planeen movimientos de personal en Chequia para 2026 deberían presentar las solicitudes de tarjetas de empleado tan pronto como se abran las cuotas en enero, antes de cualquier posible restricción. También deben informar a la alta dirección que la incertidumbre política —y no la acumulación administrativa— podría ser el principal factor de riesgo para los plazos de permisos de trabajo en los próximos seis meses.








