
El gobierno saliente de la República Checa ha actuado rápidamente para proteger el presupuesto del próximo año destinado a la asistencia a refugiados. Tras la reunión del gabinete del 12 de noviembre, el ministro del Interior, Vít Rakušan, confirmó que ha solicitado formalmente a la Comisión Europea que exima a la República Checa de realizar cualquier contribución económica al nuevo Mecanismo de Solidaridad de la UE, que sustenta el Pacto de Migración de 2026.
El argumento de Rakušan es sencillo: con casi 400,000 ucranianos aún bajo estatus de protección temporal en Chequia —aproximadamente el 4 % de la población nacional—, el país cumple con la definición de la UE de “estado miembro bajo presión migratoria excepcional”. Según el artículo 79 del Pacto de Migración, estos países pueden solicitar una exención total o parcial de su contribución para el siguiente año financiero. El informe de seguimiento de la Comisión, publicado el 11 de noviembre, incluye explícitamente a Chequia junto a Bulgaria, Estonia, Croacia, Austria y Polonia como elegibles para esta exención.
Si Bruselas acepta la solicitud, Praga evitará pagar hasta 20 millones de euros al fondo común que financia la reubicación de solicitantes de asilo y el apoyo en las fronteras exteriores. Sin embargo, Rakušan enfatizó que Chequia seguirá contribuyendo “en especie”, por ejemplo, enviando equipos y agentes para proteger las fronteras externas de la UE, reforzando así la posición histórica del gobierno de que la solidaridad no debe implicar automáticamente cuotas obligatorias de reubicación.
Para los gestores de movilidad global, esta decisión tiene tres implicaciones clave. Primero, indica que la futura administración checa —probablemente liderada por Andrej Babiš— heredará un mayor presupuesto nacional para programas de integración, tramitación de permisos de trabajo y subsidios de alojamiento. Segundo, subraya que los ucranianos con protección temporal en Chequia seguirán siendo una prioridad; las empresas que los empleen pueden esperar acceso rápido a las oficinas laborales y renovaciones simplificadas de residencia en 2026. Tercero, confirma que el Pacto de Migración de la UE permitirá exenciones financieras en lugar de una distribución obligatoria de cargas, un precedente importante para otras jurisdicciones de Europa Central que enfrentan escasez de mano de obra pero son reticentes a los esquemas de reubicación.
Conclusión práctica: los empleadores que planifiquen asignaciones intra-UE a Chequia no deben esperar nuevas cuotas de reubicación en 2026, pero sí controles más estrictos en la entrada irregular por la frontera externa de Schengen, ya que Praga aumentará sus contribuciones “en especie” con equipos y personal.
El argumento de Rakušan es sencillo: con casi 400,000 ucranianos aún bajo estatus de protección temporal en Chequia —aproximadamente el 4 % de la población nacional—, el país cumple con la definición de la UE de “estado miembro bajo presión migratoria excepcional”. Según el artículo 79 del Pacto de Migración, estos países pueden solicitar una exención total o parcial de su contribución para el siguiente año financiero. El informe de seguimiento de la Comisión, publicado el 11 de noviembre, incluye explícitamente a Chequia junto a Bulgaria, Estonia, Croacia, Austria y Polonia como elegibles para esta exención.
Si Bruselas acepta la solicitud, Praga evitará pagar hasta 20 millones de euros al fondo común que financia la reubicación de solicitantes de asilo y el apoyo en las fronteras exteriores. Sin embargo, Rakušan enfatizó que Chequia seguirá contribuyendo “en especie”, por ejemplo, enviando equipos y agentes para proteger las fronteras externas de la UE, reforzando así la posición histórica del gobierno de que la solidaridad no debe implicar automáticamente cuotas obligatorias de reubicación.
Para los gestores de movilidad global, esta decisión tiene tres implicaciones clave. Primero, indica que la futura administración checa —probablemente liderada por Andrej Babiš— heredará un mayor presupuesto nacional para programas de integración, tramitación de permisos de trabajo y subsidios de alojamiento. Segundo, subraya que los ucranianos con protección temporal en Chequia seguirán siendo una prioridad; las empresas que los empleen pueden esperar acceso rápido a las oficinas laborales y renovaciones simplificadas de residencia en 2026. Tercero, confirma que el Pacto de Migración de la UE permitirá exenciones financieras en lugar de una distribución obligatoria de cargas, un precedente importante para otras jurisdicciones de Europa Central que enfrentan escasez de mano de obra pero son reticentes a los esquemas de reubicación.
Conclusión práctica: los empleadores que planifiquen asignaciones intra-UE a Chequia no deben esperar nuevas cuotas de reubicación en 2026, pero sí controles más estrictos en la entrada irregular por la frontera externa de Schengen, ya que Praga aumentará sus contribuciones “en especie” con equipos y personal.








