
Tras la publicación de su informe sobre la presión migratoria, la Comisión Europea anunció el 11 de noviembre el lanzamiento de un “fondo de solidaridad” de 600 millones de euros destinado a apoyar a los Estados miembros más afectados por llegadas irregulares. Mientras que los países en primera línea —Grecia, Chipre, España e Italia— califican para reubicaciones directas, la Comisión incluyó a Bélgica, junto con otros 11 Estados, como “en riesgo” y, por tanto, elegible para financiación prioritaria, apoyo operativo y subvenciones tecnológicas dentro del pacto.
El mecanismo de solidaridad, acordado en principio en junio de 2024, entrará en pleno funcionamiento cuando el nuevo Pacto sobre Migración y Asilo entre en vigor a mediados de 2026. Antes de esa fecha, la Comisión abrirá licitaciones por valor de 250 millones de euros para sistemas de vigilancia con drones y contra drones, en parte como respuesta a recientes incursiones que obligaron al cierre temporal de los aeropuertos de Bruselas y Lieja. Se espera que las autoridades belgas presenten ofertas para parte de esta asignación con el fin de mejorar la vigilancia en áreas de descanso de autopistas y corredores ferroviarios clave que se han convertido en rutas para movimientos secundarios.
Para la policía federal y la Oficina de Inmigración de Bélgica, los recursos adicionales de la UE podrían aliviar la escasez de personal que ha dificultado tanto las operaciones de control fronterizo como la tramitación de permisos de residencia vinculados al trabajo. Sin embargo, el apoyo de solidaridad está condicionado a mejoras medibles en las devoluciones de migrantes irregulares, un área en la que la tasa belga (13 %) está por debajo de la media de la UE (21 %).
Los responsables de viajes corporativos deben anticipar un aumento en los controles visibles dentro de Bélgica, incluyendo inspecciones aleatorias en trenes interurbanos y en áreas de servicio de autopistas. Se recomienda a los trabajadores desplazados que lleven consigo tarjetas de residencia o pasaportes incluso en trayectos nacionales para evitar retrasos. Las empresas también deberían revisar sus planes de contingencia ante posibles interrupciones de transporte con poco aviso, vinculadas a operaciones anti-drones en los principales aeropuertos.
En el plano político, el fondo de solidaridad reaviva el debate dentro de la coalición gobernante en Bélgica sobre las cuotas obligatorias de reubicación. Los partidos nacionalistas flamencos sostienen que Bélgica debería centrarse en las devoluciones en lugar de en las reubicaciones, mientras que los liberales francófonos apoyan el modelo de reparto de cargas de la Comisión. El resultado podría influir en futuras cuotas de migración laboral y en la financiación de políticas de integración.
El mecanismo de solidaridad, acordado en principio en junio de 2024, entrará en pleno funcionamiento cuando el nuevo Pacto sobre Migración y Asilo entre en vigor a mediados de 2026. Antes de esa fecha, la Comisión abrirá licitaciones por valor de 250 millones de euros para sistemas de vigilancia con drones y contra drones, en parte como respuesta a recientes incursiones que obligaron al cierre temporal de los aeropuertos de Bruselas y Lieja. Se espera que las autoridades belgas presenten ofertas para parte de esta asignación con el fin de mejorar la vigilancia en áreas de descanso de autopistas y corredores ferroviarios clave que se han convertido en rutas para movimientos secundarios.
Para la policía federal y la Oficina de Inmigración de Bélgica, los recursos adicionales de la UE podrían aliviar la escasez de personal que ha dificultado tanto las operaciones de control fronterizo como la tramitación de permisos de residencia vinculados al trabajo. Sin embargo, el apoyo de solidaridad está condicionado a mejoras medibles en las devoluciones de migrantes irregulares, un área en la que la tasa belga (13 %) está por debajo de la media de la UE (21 %).
Los responsables de viajes corporativos deben anticipar un aumento en los controles visibles dentro de Bélgica, incluyendo inspecciones aleatorias en trenes interurbanos y en áreas de servicio de autopistas. Se recomienda a los trabajadores desplazados que lleven consigo tarjetas de residencia o pasaportes incluso en trayectos nacionales para evitar retrasos. Las empresas también deberían revisar sus planes de contingencia ante posibles interrupciones de transporte con poco aviso, vinculadas a operaciones anti-drones en los principales aeropuertos.
En el plano político, el fondo de solidaridad reaviva el debate dentro de la coalición gobernante en Bélgica sobre las cuotas obligatorias de reubicación. Los partidos nacionalistas flamencos sostienen que Bélgica debería centrarse en las devoluciones en lugar de en las reubicaciones, mientras que los liberales francófonos apoyan el modelo de reparto de cargas de la Comisión. El resultado podría influir en futuras cuotas de migración laboral y en la financiación de políticas de integración.










