
En una sorprendente escalada de costos para los empleadores que dependen de talento extranjero altamente calificado, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de EE. UU. (USCIS) comenzó a enviar Solicitudes de Evidencia (RFEs) el 10 de noviembre, exigiendo prueba de que se ha pagado una nueva “tarifa de seguridad” de 100,000 dólares para muchas peticiones H-1B. Esta tarifa fue establecida por la Proclamación del presidente Trump del 19 de septiembre, que suspende la entrada de trabajadores H-1B a menos que se acompañe la petición con este pago adicional, supuestamente para prevenir fraudes y financiar la capacitación de la fuerza laboral nacional.
Abogados de inmigración informan que el primer lote de RFEs llegó de forma inesperada, tomando por sorpresa a las empresas, ya que USCIS aún no ha publicado instrucciones formales ni un mecanismo de pago. Algunas RFEs se emitieron incluso para peticiones presentadas antes de que la Proclamación entrara en vigor, generando confusión sobre su aplicación retroactiva. Los empleadores tienen 90 días para responder; de no hacerlo, la petición será denegada. Grandes consultoras de TI con sede en India, que ya son las mayores usuarias de H-1B, advierten que la tarifa sumaría millones en costos de cumplimiento y podría obligarlas a trasladar proyectos al extranjero o acelerar la relocalización cercana a Canadá y México.
Este cambio repentino también afecta a startups e instituciones de investigación que dependen de visas para ocupaciones especializadas pero no cuentan con grandes recursos. “Un recargo de seis cifras por trabajador es una cuestión de supervivencia para pequeñas biotecnológicas”, afirmó Priya Desai, abogada de inmigración en Boston. Grupos empresariales, incluida la Cámara de Comercio de EE. UU., preparan litigios argumentando que es el Congreso, no el Poder Ejecutivo, quien establece las tarifas de visas según la Ley de Inmigración y Nacionalidad. Además, advierten que esta medida debilita la competitividad de Estados Unidos justo cuando economías rivales, como el Reino Unido con su nueva visa ‘High Potential Individual’, atraen talento global.
En la práctica, las empresas con aprobaciones del cupo H-1B para el año fiscal 2026 deben ahora presupuestar este pago adicional antes de que se abran las ventanas de procesamiento premium en diciembre. Los equipos de recursos humanos están apresurándose a actualizar cartas de oferta y paquetes de reubicación. Los extranjeros con autorización de entrenamiento práctico opcional (F-1 OPT) podrían verse obligados a salir de EE. UU. si los empleadores abandonan sus peticiones, aumentando los riesgos de retención.
Las multinacionales deberían: 1) auditar los casos H-1B pendientes para detectar posibles RFEs; 2) reservar fondos e iniciar protocolos de transferencia bancaria tan pronto USCIS publique un número de cuenta; 3) considerar clasificaciones alternativas como L-1, O-1 o TN cuando sean elegibles; y 4) informar a los ejecutivos sobre planes de contingencia para garantizar la continuidad laboral si las peticiones son denegadas. Hasta que un tribunal bloquee la tarifa o intervenga el Congreso, las empresas deben asumir que cada nueva solicitud H-1B ahora conlleva un costo de siete cifras.
Abogados de inmigración informan que el primer lote de RFEs llegó de forma inesperada, tomando por sorpresa a las empresas, ya que USCIS aún no ha publicado instrucciones formales ni un mecanismo de pago. Algunas RFEs se emitieron incluso para peticiones presentadas antes de que la Proclamación entrara en vigor, generando confusión sobre su aplicación retroactiva. Los empleadores tienen 90 días para responder; de no hacerlo, la petición será denegada. Grandes consultoras de TI con sede en India, que ya son las mayores usuarias de H-1B, advierten que la tarifa sumaría millones en costos de cumplimiento y podría obligarlas a trasladar proyectos al extranjero o acelerar la relocalización cercana a Canadá y México.
Este cambio repentino también afecta a startups e instituciones de investigación que dependen de visas para ocupaciones especializadas pero no cuentan con grandes recursos. “Un recargo de seis cifras por trabajador es una cuestión de supervivencia para pequeñas biotecnológicas”, afirmó Priya Desai, abogada de inmigración en Boston. Grupos empresariales, incluida la Cámara de Comercio de EE. UU., preparan litigios argumentando que es el Congreso, no el Poder Ejecutivo, quien establece las tarifas de visas según la Ley de Inmigración y Nacionalidad. Además, advierten que esta medida debilita la competitividad de Estados Unidos justo cuando economías rivales, como el Reino Unido con su nueva visa ‘High Potential Individual’, atraen talento global.
En la práctica, las empresas con aprobaciones del cupo H-1B para el año fiscal 2026 deben ahora presupuestar este pago adicional antes de que se abran las ventanas de procesamiento premium en diciembre. Los equipos de recursos humanos están apresurándose a actualizar cartas de oferta y paquetes de reubicación. Los extranjeros con autorización de entrenamiento práctico opcional (F-1 OPT) podrían verse obligados a salir de EE. UU. si los empleadores abandonan sus peticiones, aumentando los riesgos de retención.
Las multinacionales deberían: 1) auditar los casos H-1B pendientes para detectar posibles RFEs; 2) reservar fondos e iniciar protocolos de transferencia bancaria tan pronto USCIS publique un número de cuenta; 3) considerar clasificaciones alternativas como L-1, O-1 o TN cuando sean elegibles; y 4) informar a los ejecutivos sobre planes de contingencia para garantizar la continuidad laboral si las peticiones son denegadas. Hasta que un tribunal bloquee la tarifa o intervenga el Congreso, las empresas deben asumir que cada nueva solicitud H-1B ahora conlleva un costo de siete cifras.









