
Francia y Reino Unido han presentado un nuevo acuerdo bilateral destinado a frenar las travesías irregulares por el Canal de la Mancha. Firmado en París el 11 de noviembre de 2025, el pacto contempla que Francia duplique el número de patrullas de policía y gendarmería a lo largo de la costa del Pas-de-Calais a partir del 1 de diciembre, además de desplegar una red ampliada de drones, radares de visión nocturna y vehículos de mando móviles. Londres financiará aproximadamente el 70 % del paquete de 72 millones de euros, mientras que París aportará la mayor parte del personal y el equipo táctico.
¿Qué hay de nuevo? A diferencia de acuerdos anteriores que se centraban casi exclusivamente en la detección, el pacto de 2025 introduce una “celda de respuesta conjunta” que podrá redistribuir recursos en tiempo real cuando se detecten embarcaciones de migrantes. Además, ambos países crearán un programa de formación único para que los agentes franceses puedan recopilar pruebas válidas en tribunales británicos, facilitando la persecución de las redes de tráfico incluso cuando las detenciones se produzcan en suelo francés.
Para los responsables de viajes de negocios y movilidad, el impacto inmediato es operativo más que regulatorio: se esperan más controles aleatorios en las carreteras costeras que conectan con el Eurotúnel y los puertos de ferry. Las empresas de logística ya han sido advertidas sobre inspecciones sorpresivas a camiones frigoríficos —lugares habituales para ocultar migrantes— que podrían añadir hasta 30 minutos al trayecto Calais-Dover. Los autobuses de pasajeros también estarán bajo escrutinio, por lo que los operadores turísticos aconsejan a sus clientes incluir tiempo extra en sus itinerarios vacacionales.
En el plano político, el acuerdo otorga un respiro a ambos gobiernos. Londres puede argumentar que está combatiendo la migración ilegal sin incumplir sus obligaciones internacionales, mientras que París evita la percepción de que los contribuyentes franceses están asumiendo todo el coste de un problema que muchos consideran centrado en el Reino Unido. La verdadera prueba llegará en la primavera de 2026, cuando tradicionalmente aumentan los intentos de cruce. Si las intercepciones suben pero las travesías exitosas no disminuyen, crecerá la presión para adoptar medidas aún más duras, como las devoluciones en el mar, una opción que las autoridades marítimas francesas han rechazado hasta ahora por motivos de seguridad.
De cara al futuro, los profesionales de la movilidad deben vigilar cómo se integra el nuevo equipamiento de vigilancia con el Sistema de Entrada/Salida (EES) de la UE. La policía fronteriza francesa en Dover y Folkestone asegura que los drones mejorados alimentarán la misma plataforma de análisis de riesgos que detecta a quienes exceden su estancia bajo el EES, lo que podría ofrecer una visión más completa de los movimientos irregulares entre ambos países.
¿Qué hay de nuevo? A diferencia de acuerdos anteriores que se centraban casi exclusivamente en la detección, el pacto de 2025 introduce una “celda de respuesta conjunta” que podrá redistribuir recursos en tiempo real cuando se detecten embarcaciones de migrantes. Además, ambos países crearán un programa de formación único para que los agentes franceses puedan recopilar pruebas válidas en tribunales británicos, facilitando la persecución de las redes de tráfico incluso cuando las detenciones se produzcan en suelo francés.
Para los responsables de viajes de negocios y movilidad, el impacto inmediato es operativo más que regulatorio: se esperan más controles aleatorios en las carreteras costeras que conectan con el Eurotúnel y los puertos de ferry. Las empresas de logística ya han sido advertidas sobre inspecciones sorpresivas a camiones frigoríficos —lugares habituales para ocultar migrantes— que podrían añadir hasta 30 minutos al trayecto Calais-Dover. Los autobuses de pasajeros también estarán bajo escrutinio, por lo que los operadores turísticos aconsejan a sus clientes incluir tiempo extra en sus itinerarios vacacionales.
En el plano político, el acuerdo otorga un respiro a ambos gobiernos. Londres puede argumentar que está combatiendo la migración ilegal sin incumplir sus obligaciones internacionales, mientras que París evita la percepción de que los contribuyentes franceses están asumiendo todo el coste de un problema que muchos consideran centrado en el Reino Unido. La verdadera prueba llegará en la primavera de 2026, cuando tradicionalmente aumentan los intentos de cruce. Si las intercepciones suben pero las travesías exitosas no disminuyen, crecerá la presión para adoptar medidas aún más duras, como las devoluciones en el mar, una opción que las autoridades marítimas francesas han rechazado hasta ahora por motivos de seguridad.
De cara al futuro, los profesionales de la movilidad deben vigilar cómo se integra el nuevo equipamiento de vigilancia con el Sistema de Entrada/Salida (EES) de la UE. La policía fronteriza francesa en Dover y Folkestone asegura que los drones mejorados alimentarán la misma plataforma de análisis de riesgos que detecta a quienes exceden su estancia bajo el EES, lo que podría ofrecer una visión más completa de los movimientos irregulares entre ambos países.








